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Los problemas de fondo en la movilidad

En los barrios periféricos de las ciudades se presenta deficiente o inexistente prestación del servicio público de transporte de pasajeros.

3 de abril de 2014

Un estudio realizado por la Asociación Nacional de Alternativas Innovadoras (Asomovilidad) demostró que en la movilidad de las grandes ciudades hay, entre muchos otros, dos problemas importantes por resolver, el acceso a los sistemas de transporte público de la población ubicada en las zonas marginales de las ciudades y la conectividad o alimentación de todas las zonas de las ciudades con los sistemas integrados de transporte.

“Los dos problemas anteriores, a pesar de ser distintos y de involucrar tipologías de poblaciones diferentes, tienen una solución similar. Ambos pero especialmente el primero, son fuente de inequidad en el transporte, ya que involucran grupos poblacionales importantes”, manifiesta Ricardo Smith Quintero, asesor de Asomovilidad.

El estudió señala que en los barrios periféricos de la ciudad, incluidos los corregimientos, que normalmente son barrios de invasión, representados en el POT como polígonos de Consolidación Nivel 3 y Mejoramiento Integral, se presenta una muy deficiente o inexistente prestación del servicio público de transporte de pasajeros.

Esta situación se presenta debido a que las vías son muy estrechas o muy malas, generalmente destapadas y la demanda es baja, debido a que el transporte formal no presta el servicio requerido en estas comunidades, por lo que aparece el transporte informal en la forma de taxis, motos y/o busetas.

En el caso de las grandes ciudades e intermedias de Colombia, se estima que la población en estas zonas representan aproximadamente el 30% del total de sus habitantes. Además, se estima que de esas personas, el 10% de vive en los Polígonos de Mejoramiento Integral, en condiciones aún más críticas.

Otras ciudades de Latinoamérica, como Lima, muestran porcentajes de poblaciones marginales similares a los anteriores, incluso algunos estudios indican cifras aún mayores en metrópolis como San Pablo o Caracas, y en el caso de Medellín se habla de que la población ubicada en estas zonas es de alrededor de 750 mil personas.

Asimismo, en América Latina los usuarios del Transporte Público Colectivo, TPC, tradicional pagan el conflicto de congestión que se genera por la motorización de las ciudades, por lo que injustamente los pasajeros del TPC, que son los vehículos que menos congestión generan, pagan una tarifa más elevada de transporte público, puesto que la congestión vehicular provoca incrementos tarifarios, despilfarros energéticos, considerando que ellos no van a tener un auto nuevo, pero el auto tiene un impacto negativo en sus vidas y en sus bolsillos.

Sistemas Integrados

Los Sistemas Integrados de Transporte, SIT, fueron diseñados con base en una demanda esperada, con la cual se hizo el cierre financiero para que su operación fuera asumida por empresas privadas debidamente organizadas. Al poner en operación estos sistemas, se ha encontrado que para algunos de ellos no se ha presentado la demanda esperada y las empresas responsables de su operación han tenido dificultades económicas.

“Esto se debe a que en las ciudades colombianas cada vez menos personas utilizan el transporte público, incluido los nuevos sistemas. La demanda de pasajeros por el transporte público colectivo tradicional está bajando de manera importante y la demanda de pasajeros de los SIT, en algunas ciudades, no ha alcanzado las demandas proyectadas con las cuales se viabilizaron estos sistemas” afirma Ricardo Smith Quintero.

Posibles soluciones

Varias soluciones han sido propuestas, pero a pesar de tener un alto impacto positivo para los sistemas, son muy difíciles de implementar, entre ellas están la disminución de la tarifa (subsidios), bajar los costos de los combustibles, desestimular el uso del vehículo particular, controlar la informalidad, mejorar el diseño de la alimentación y el esquema de cobertura, eliminar las rutas paralelas a los sistemas, campañas de difusión más agresivas, mejorar la calidad del servicio, sistemas de recaudo flexibles y la integración.

Por lo anterior, Asomovilidad decide echar a rodar una iniciativa que augura muy buenos resultados en términos de representación, vocería, desarrollo empresarial y aporte al mejoramiento de la calidad de vida en los diferentes municipios del territorio nacional, llamada la Última Milla.

Este sistema de subalimentación se basa en motocarros y en las ciudades donde se ha implementado ha permitido atraer para el sistema un número importante de pasajeros y, al mismo tiempo, combatir la informalidad de manera efectiva.

Subalimentación


Los SIT tienen que ser muy imaginativos para captar nuevos pasajeros, con una red que cubra toda la ciudad, con un sistema totalmente alimentado desde los barrios y las periferias de la ciudad, con tiquete integrado y un excelente servicio, lo que permitirá no solamente atraer nuevos pasajeros, sino que además se combatirá efectivamente la informalidad.

El ideal es llegar a un sistema de transporte totalmente integrado para las ciudades, las personas se recogen en las zonas más alejadas y se llevan a las terminales o a las rutas donde se integran a los buses del sistema que van a la zona urbana central.

Para lograr esto hay que replantear el sistema de alimentación en forma de telaraña y con vehículos apropiados para prestar un servicio oportuno, regulado y controlado, es decir, la solución tiene que darse de la mano de los transportadores formales, garantizando que las posibles soluciones queden controladas y enmarcadas dentro de los parámetros aprobados por las autoridades.

En otros países, los motocarros atienden una población de alta pobreza, para solucionar unas de sus necesidades básicas, la movilidad. El servicio de alimentación con motocarros no se cobra y, sin embargo, el cierre financiero del sistema de subalimentación es excelente.

Para esto los vehículos deben ser homologados para el transporte, en cualquier modalidad, para tres o más pasajeros, además son de muy bajo costo de inversión, de tal manera que tengan un impacto muy bajo sobre la estructura tarifaria. Además, los motocarros permiten prestar un servicio muy flexible, de muy bajo consumo de combustible y de bajos costos de operación y mantenimiento, amigables con el medio ambiente.

En sí, se debe usar vehículos que permitan la accesibilidad en áreas donde hay un pobre desarrollo de vías y una pobre jerarquía de las mismas, como también donde se presenta un pobre desempeño de los modos tradicionales de transporte público, como los buses, vehículos que se adapten a las condiciones de muy mal estado de las vías y causen menos daños a las mismas. Pero para poder usar este tipo de vehículos se requiere la aprobación de una legislación que lo permita.

La Asociación estará presente en el Séptimo Foro Mundial Urbano, que se efectuará en Plaza Mayor Convenciones y Exposiciones Medellín, entre el 5 y el 11 de abril, donde presentará los resultados del Estudio de Inequidad en los Sistemas de Movilidad, el cual se efectuó en compañía de un amplio grupo de profesionales y expertos en los temas de asociatividad y transporte.