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La canciller alemana, Angela Merkel, ha pedido calma para enfrentar la epidemia que ha afectado a su pais.

Entorno/Mundo

La guerra europea

La crisis sanitaria que vive Europa está a punto de desatar una guerra jurídica entre los Estados de la Unión. El costo de las demandas y contrademandas podría superar los 1.000 millones de euros.

22 de junio de 2011

La bacteria del E.coli no solo ha generado cuatro decenas de muertos, 3.500 contagiados y un alto costo para el sistema de salud europeo. También está a punto de desatar una guerra jurídica entre los países de la Unión Europea, a raíz de las medidas adoptadas para conjurar la crisis, que generaron millonarias pérdidas para los productores agrícolas afectados por lo que se ha denominado 'La crisis del pepino'. Aunque no es la primera epidemia con enormes costos económicos e impacto en el comercio mundial -otras registradas desde 1990 han tenido gran impacto (ver infografìa)-, esta ha sido especialmente 'virulenta'. En España, empresarios y gremios agrícolas han anunciado millonarias demandas contra la Comisión Europea (CE), que el 27 de mayo lanzó una alerta para restringir las exportaciones de hortalizas -pepinos, tomates, lechugas, calabacines y pimientos-, al parecer, sin informes técnicos concluyentes.

Con esta alerta, la CE buscaba prevenir mayores riesgos sanitarios luego de una serie de intoxicaciones con alimentos reportadas desde el primero de mayo en Alemania -y que afectaron a ciudadanos de 12 países más-, atribuidos en principio a hortalizas cultivadas en España.

Sin embargo, cinco días después de lanzar la alerta, la CE levantó la restricción a Holanda y Dinamarca, mientras España continuaba en la lista de restricciones hasta el pasado 16 de junio, lo que motivó inconformidad en gremios como Fepex (Federación de Exportadores de Frutas y Hortalizas de España), que ha rechazado lo que considera un trato discriminatorio entre pares. El bloqueo a sus hortalizas ha provocado pérdidas que los productores españoles estiman en más de 200 millones de euros por semana.

La dilación en la eliminación de la alerta para España se dio pese a que desde el 10 de junio el Instituto Koch -que ha llevado la investigación sanitaria-, confirmó que no eran los pepinos españoles los causantes de las intoxicaciones, sino, al parecer, los germinados de soya cultivados en una granja cerca de Hamburgo.

A raíz del bloqueo de la venta de estos productos dentro de los países de la Unión, Rusia frenó sus importaciones de hortalizas europeas -importa 25% de la UE-, y pese a los anuncios sobre la inocuidad de estos productos, hasta el 16 de junio no había levantado la restricción argumentando que no tenía un certificado oficial del organismo europeo.

El malestar entre los empresarios españoles fue mayor el 14 de junio, cuando la CE aprobó un presupuesto de ayuda comunitaria por 210 millones de euros que buscaba mitigar las pérdidas generadas por la parálisis en las exportaciones de hortalizas, al que pueden acceder los 27 países. Esto significa que no habrá trato especial para España, que buscaba un 'cheque propio' para enfrentar el impacto económico por la parálisis en sus exportaciones.

Pero, además de las pérdidas de cuatro semanas de bloqueo a sus exportaciones de hortalizas, los empresarios españoles temen una lenta recuperación de los mercados y ven la necesidad de invertir millonarios recursos en estrategias de mercadeo que permitan reactivar las ventas. El presidente de la Academia de Gastronomía de España, Rafael Ansón, es optimista y cree que "la gente comerá pepino en agosto", un desafío que ahora dependerá de un adecuado manejo de los recursos para recuperar la confianza del consumidor.