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¿El peor panorama sería sin Reforma?

Anif y la Andi organizaron un foro para establecer los riesgos y las oportunidades de la Ley Ordinaria de Salud. La corrupción sigue siendo la piedra en el zapato.

21 de noviembre de 2013

La Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, y La Cámara Farmacéutica de la Andi, abrieron un espacio para debatir los beneficios y los riesgos que traería la Reforma a la Salud, que ve opacados los beneficios por la acechante sombra de la corrupción.

En el foro el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, invitó a los contradictores de la Reforma a enriquecer el debate con alternativas y no limitarse a buscarle el quiebre a la reforma.

El titular de la cartera mostró su inconformismo por la manera en que los opositores han atacado la iniciativa del Gobierno, la cual calificó como necesaria para aliviar la crisis financiera del sistema de salud, y a la vez, como la herramienta para mejorar la atención de millones de usuarios.

Así mismo, Sergio Clavijo, presidente de Anif, hizo una radiografía de las ventajas y de los riesgos a los que se enfrentarán los colombianos con la nueva reforma, y no titubeó al decir que el peor panorama al que se podrían enfrentar es el de continuar con el sistema tal y como está planteado hoy en día, es decir lo peor sería que se hundiera esta iniciativa.

Como principal argumento de defensa de la reforma, Clavijo señaló que el sistema vigente actualmente es un “sistema de saqueo” especialmente a nivel territorial, aunque resaltó que también hay grandes EPS.

El dirigente hizo un símil entre la propuesto de Reforma a la Salud y las regalías.”se las estaban robando, (las regalías) las taponaron, y ahora vamos a ver cómo se aplican, y si la forma como se van a utilizar estos recursos van a optimizar el manejo de los mismos que ya empiezan a ser cuantiosos. Vemos como algo positivo el quitarle la recepción de los recursos a las EPS, pero nos preocupa que en general los colombianos no entiendan que el sistema de salud como tantos otros servicios públicos mejoran cuando está el sistema privado auscultando, auditando. Obviamente siempre y cuando se ponga a raya el tema de la corrupción”.

Aprovechó además para pedir que ojalá se le dé en el tema del reaseguramiento un rol importante a las EPS para que le digan a las IPS cómo pueden volverse más eficiente. Pese a ellos dijo que “preocupa que no se le ha dado suficiente juego al tema de ganancias en economías de escala y alcance, como ocurre en todos los sectores, empezando por el financiero y terminando por las propias integraciones verticales y horizontales de la industria en el sector de la salud”.

Para reforzar esto mencionó que 30 años atrás, antes de la ley 100, el sistema público de salud era un desastre, pero que hoy tenemos coberturas del 90%, que han mejorado pero que están siendo muy costosas.

Apuntó que “de allí el rol de gestión para las EPS, y ojalá algo que aún no tenemos solucionado a nivel territorial, nos alejemos de ese sistema de nacionalización, de giros en bloque, y le metamos un elemento de mejor gestión en cabeza del sector salud”.

Pero a pesar de que el panorama sin reforma se torna oscuro para la salud de los colombianos, Clavijo no pudo ocultar su temor por el flagelo de la corrupción, el cual sigue estando a la vuelta de la esquina.

“Lo que sí es muy regular en la reforma es eso de que a nivel territorial van a ser nombrados los directores de los hospitales por los mandatarios de turno. No vemos que por allí se esté taponando y ganando en eficiencia” puntualizó Clavijo.

Queda entonces pendiente saber los tiempos que se gastarán en la aprobación de la reforma, pues se prevé que este año ya no saldrá, lo cual puede verse desde dos puntos de vista. Por un lado permite ganar más tiempo para debatirla y mejorarla, ya que además se necesitarán entre dos y tres años para implementarla y prevenir un “Obama care local”, esto teniendo en cuenta que hay 40 millones de asegurados a los que no se les puede quitar el sistema sin tener en marcha su remplazo.

Pero por otra parte el peligro es que en año electoral, y con el presidente a bordo del barco de la reelección, las bondades de la reforma se diluyen y si eso sucede “el peor mundo que tendríamos es que no haya reforma, porque claramente el sistema no está operando como debería operar” finaliza Clavijo.