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Incursionando en las microfinanzas

El desarrollo de servicios financieros exclusivos para la microempresa, como créditos, seguros y leasing está creciendo en Colombia.

18 de julio de 2008

Tradicionalmente, los microempresarios en Colombia, por su carácter informal y su carencia de historia crediticia, han encontrado muchos obstáculos para acceder al sistema financiero, prevaleciendo así una cultura bancaria inclinada al financiamiento de empresas grandes. Esto preocupa si se tiene en cuenta que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares, mientras la microempresa representa más del 95% de las empresas en Colombia y aporta cerca del 62% del empleo, la gran empresa concentra sólo el 0,1% del total de empresas y el 5% del empleo.
 
Lo anterior ha conllevado a que la microempresa busque fuentes alternativas para cubrir sus necesidades de capital de trabajo, las cuales muchas veces son inestables y riesgosas, afectando su competitividad y posibilidades de crecimiento. Al respecto, Gustavo Riveros, Consultor Asociado de Estrategia & Desarrollo y Consultor de Chemonics International para programas de financiación para MiPymes-USAID, argumenta que el segmento micro, al igual que el Pyme, se financia con ahorros personales, apoyo de familiares y amigos, préstamos de tesorería, sobregiros o apalancamiento con proveedores y clientes a 60 ó 90 días, con riesgos altos de incumplimiento ante cualquier eventualidad y desconociendo que el capital de trabajo necesita de fuentes de largo plazo para garantizar la estabilidad financiera de la empresa.

Por fortuna, el sector financiero ya está reaccionando gracias a la buena experiencia en microfinanzas mostrada por entidades como Megabanco, Banco BCSC y Finamérica. Es así como, desde hace muy poco, las entidades financieras vienen perfeccionando las condiciones de crédito para la microempresa, contando además con el apoyo del Fondo Nacional de Garantías, FNG, y explorando otro tipo de servicios como seguros, leasing y ahorros adaptados a las características propias de este segmento.

Por lo pronto, la figura más desarrollada en Colombia es la del microcrédito, promovido por entidades estatales como Bancóldex y Finagro y dinamizado por la política de Banca de las Oportunidades y desarrollado en bancos comerciales como el Banco Caja Social, Banco Agrario y Banco de Bogotá; así como en ONGs financieras apoyadas por organismos de cooperación internacional como los cinco Bancos de la Mujer, Actuar Antioquia y la Fundación Mario Santo Domingo; y las cooperativas de ahorro y crédito, compañías de financiamiento comercial y cajas de compensación.

Este desarrollo del microcrédito se deriva de las innovaciones en el análisis crediticio. De acuerdo con un estudio financiado por el Banco BBVA sobre la industria de las microfinanzas en América Latina en 2007, las entidades lograron superar la visión de que la forma más segura de analizar la viabilidad de una actividad empresarial y determinar su capacidad de pago es a través del análisis de documentos formales que demuestren su rentabilidad, los cuales, en el caso de la microempresa, son difíciles de encontrar.
 
 Las instituciones encontraron nuevas formas de llevar a cabo el análisis crediticio y de medir la capacidad de pago de sus clientes. Jorge Arévalo, gerente de microcrédito del Banco Agrario dice que, en el caso del banco, se tienen asesores especializados que visitan al cliente en su actividad y miden si hay riesgo, no según su historia crediticia, sino según sus hábitos de pago en servicios. También se mide si tiene habilidad empresarial y conocimiento de la competencia, proveedores y clientes, cómo se proyecta él como empresario y para qué va a utilizar el dinero.
 
"El 70% de los empresarios que atendemos se están acercando por primera vez al sistema financiero y hemos observado que la gran mayoría están renovando su crédito con montos adicionales, lo que implica que los negocios vienen mejorando y consolidándose. El año pasado, los desembolsos otorgados por el banco a los microempresarios ascendieron a $56.000 millones", sostiene Arévalo.

Bancóldex ha hecho un avance muy importante en microcrédito, y hoy no sólo es un banco para el comercio exterior, sino también para el desarrollo empresarial. En este sentido, se observa que el 92,7% de las operaciones desembolsadas en 2007 fueron para microempresarios, ascendiendo a cerca de $492.000 millones. Pedro Villabón, director de la Banca de Microempresas de Bancóldex, cuenta que para ofrecer una mayor cobertura a nivel nacional Bancóldex busca fortalecer y darle credibilidad a nuevas entidades orientadas al crédito microempresarial, a través del otorgamiento de cupos de crédito, creando desde 2003 una red de intermediarios que ya asciende a 100.
 
"Al micro le da temor acercarse a modelos de atención impersonales porque son muy fríos. Con ellos se debe trabajar con lo tradicional, con la atención cálida de un personal que se exprese adecuadamente y que abra espacios para que este resuelva sus inquietudes. Además, no es necesario que él tenga su información financiera debidamente estructurada y firmada por un contador; lo que buscamos es ofrecer herramientas para construirla a partir de su cotidianidad", indica Villabón.

Pero además de mejorar el acceso al microcrédito, el sector financiero también está haciendo esfuerzos por ofrecer un portafolio más amplio de productos que cubran otras necesidades con miras al microempresario. Este es el caso de los microseguros. La empresa internacional de seguros AIG recientemente comenzó a ofrecerlos y consisten en pólizas que cubren daños por terrorismo, fuego o inundaciones, rotura de maquinaria, pérdida de mercancía, daños eléctricos y accidentes, entre otros, y la idea es que se perfeccionen en la medida en que la empresa va creciendo.
 
Según David García, vicepresidente comercial de AIG Colombia, cuando el microempresario empieza a crecer, el riesgo por cualquier tipo de daño que pueda sufrir ya no lo puede controlar él mismo. "La ventaja de los seguros es que apoyan al microempresario en los momentos difíciles para que este pueda seguir trabajando sin sacrificar sus ingresos", señala.

Por su parte, Bancóldex, en un convenio con Suramericana de seguros, comenzó este año a ofrecer microseguros de vida con dos objetivos primordiales. Uno, que en caso de fallecimiento o invalidez se ampare la cartera otorgada por un intermediario financiero y dos, pensando en la familia, se brinden recursos para poder enfrentar una enfermedad catastrófica o la muerte del microempresario.

Pensando en microseguros y microcréditos y otro tipo de innovaciones como capital de riesgo, leasing, factoring y futuros, la Corporación para el Desarrollo de las Microempresas contó con el apoyo de la Fundación Ford para la realización de un proyecto llamado Microfinanzas para el Desarrollo, el cual busca el fortalecimiento de las instituciones que prestan servicios de microfinanzas a la población rural, pobre y vulnerable. María Lucía Castrillón, gerente de la Corporación, dice que se están haciendo los estudios de factibilidad para el desarrollo de estos nuevos productos y que en la primera etapa se implementará el microleasing.

Lo anterior es una muestra del interés que existe por los productos financieros orientados a la microempresa. Este proceso es clave porque estas poblaciones se van involucrando poco a poco en la formalidad, aumentando su competitividad, estabilizándose financieramente y mejorando sus perspectivas de crecimiento. Aunque falta cubrimiento, sobre todo en las zonas rurales, los avances son alentadores.