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Foto: Archivo | Foto: Pixabay

Impuestos

El impuesto al vino afectaría gravemente el mercado colombiano

Los proyectos de ley 152 de 2015 y 189 de 2016 buscan tratar de manera igualitaria al vino con los licores destilados, esto significa pagar 220 pesos por cada grado de alcohol de la bebida.

22 de junio de 2016

¿En dónde nace el proyecto de ley 152 de 2015? La respuesta está en la Unión Europea y la queja que impusieron por la discriminación en las tarifas de los impuestos a los licores que se producen localmente y los que se producen en el exterior. Esto se traduce en una igualdad de condiciones en la competencia del alcohol en términos tributarios.

Actualmente en Colombia las botellas de alcohol destilado solo pagan un impuesto. Si el licor tiene menos de 35 grados de alcohol, el impuesto es de 306 pesos por cada grado, mientras que para los que excedan los 35 grados de alcohol el valor es de 502 pesos.

Es por esto que licores como el Ron Bacardí que se vende en el resto del mundo con 37,5 grados de alcohol, en Colombia tiene 35 con el fin de evitar pagar casi el doble de impuestos. Así pues, la ley busca poner a todos los licores a pagar por grado de alcohol 220 pesos, un impuesto Ad Valorem.

Los impuestos internos que se aplican a los mayoristas de bebidas alcohólicas pueden ser de dos tipos: volumétricos y Ad Valorem. Los impuestos volumétricos se miden en dólares por litro de producto o contenido de alcohol. Por otro lado, los Ad Valorem son el tipo de impuesto que el país quiere implementar, que además es utilizado por muy pocos países en el mundo, por ejemplo Australia. Así pues, la ley en Colombia sería problemática a la hora de calcular el impuesto ya que existen más de 8000 referencias de vino con diferentes grados de alcohol.

Recientemente, el Ministerio de Hacienda presentó la ley 189 de 2016 en donde no solo se consolida la ley 152 de 2015 sino que se busca recaudar un 20% más del dinero que se recauda hoy. Para esto se piensa cobrar un impuesto proporcional al precio del licor y que no se base solamente en el volumen de alcohol, es decir que una champaña de Dom Perignon y un Vino Cariñoso dejarían de pagar el mismo impuesto por tener la misma cantidad de alcohol.

Si se aprobara esta ley el impuesto al vino sería: el impuesto Ad Valorem del 25% sobre el valor de venta del producto liquidado por el Dane (valor de venta al público), además un 5% de IVA y un impuesto al consumo. A esto hay que sumarle la escalada del precio de dólar en el último año. De esta manera, el mercado del vino sería más proclive a caer en un mercado de contrabando y a promover la adulteración de este, algo que no pasa hoy en día gracias a la gran competencia que se había logrado en el país.

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Consecuencias a la industria del vino

Luis Fernando Emmanuel, administrador de bebidas del Grupo Éxito, asegura que el vino encarecerá sustancialmente de ser aprobada la ley. Los vinos más baratos se encarecerán como mínimo 20%, es decir una botella de $45.000 podría valer $65.000, champañas como Dom Perignon no bajarían sus impuestos de $100.000.

Por otro lado, el gremio de importadores de vino está totalmente en contra de la medida y tiene argumentos como “el vino no es un licor destilado” y “no comparte el mismo grado de alcohol al ser una bebida fermentada que oscila entre los 3,5 y 15 grados de alcohol”. En cambio, los licores destilados tienen un grado de alcohol entre los 15 y los 45.

Otro afectado sería la industria gastronómica, que además es uno de los pilares de la industria del turismo, es decir que la venta se restringiría en restaurantes y hoteles. Esta industria se ha convertido en una generadora de empleo a nivel nacional ya que ha creado 150 empresas y alrededor de 10.000 empleados directos en los últimos años.

En general, este impuesto al vino estaría afectando a varios sectores del país incluyendo a pequeños comerciantes y a grandes cadenas como el Grupo Éxito, Olímpica, Jumbo entre otros. Además, el mercado se centraría en vinos de gama baja lo cual afectaría a los importadores legales sin mencionar que varios de estos desaparecerían. La diversidad de ofertas de vino se vería estancada y las industrias que dependen del comercio de este se verían afectadas hasta tal punto de poner en riesgo la estabilidad laboral.

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La inversión chilena en Colombia cerró en 2014 con US$17.700 millones, representando 19% de las inversiones de dicho país. Estas se verían exponencialmente afectadas con tal ley.

En caso de que se aprobaran dichas leyes la democratización del vino que se ha logrado hasta ahora entraría en retroceso ya que adquirir una botella se convertiría en un lujo.

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