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Una reciente investigación expone que las pérdidas económicas asociadas al deterioro de un páramo (de 10.000 hectáreas) son de $668.000 millones. | Foto: Flickr - Luis Alejandro Bernal Romero

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El deterioro de los páramos, una cicatriz imborrable para la economía

Colombia, considerada una de las naciones con mayor biodiversidad en el mundo, afronta el enorme desafío de proteger a sus páramos de las malas prácticas de los agricultores, la ganadería intensiva y la minería ilegal para preservar la calidad de vida de sus habitantes.

8 de diciembre de 2015

Por estos días se discute el futuro del medio ambiente y las acciones puntuales que tomarán los Gobiernos para reducir las emisiones de gases contaminantes en la Cumbre Climática de París (COP21). Uno de los temas que definen la agenda de discusión en Colombia es la preservación de los páramos, un tipo de ecosistema que abarca casi 3 millones de hectáreas del territorio nacional y del cual depende el suministro de agua para el futuro.  

Así lo explicó en una entrevista concedida a Dinero el director de Copochivor, Fabio Antonio Guerrero, quien considera que la pérdida de los páramos “provocaría una catástrofe económica” sin precedentes para el país. Lea también: Esta es la carta de presentación de Colombia en la Cumbre Climática de París

Una reciente investigación de esa entidad, que vela por la protección del medio ambiente desde el departamento de Boyacá, expone que las pérdidas económicas asociadas al deterioro de un páramo (de 10.000 hectáreas) son de $668.000 millones. 

Y es que la importancia de estos ecosistemas pasa por la preservación de los recursos hídricos, así como la generación de energía eléctrica, el óptimo desarrollo de las operaciones de la industria e incluso el turismo. Lea también: El suelo productivo de Colombia sufre de ‘cáncer’ por cuenta de la erosión

Su exterminio sistemático, por lo tanto, tendría consecuencias directas en estas actividades, pero también escasearían los alimentos, moriría el ganado y se registraría un racionamiento de los servicios públicos, según lo alertó Guerrero. 

Los encargados de Corpochivor citaron un estudio de la Contraloría General de la Nación para afirmar que los páramos más afectados por las actividades agropecuarias del país son los de Chingaza, Nevados, Sonsón, Chiles-Cumbal, Farallones, Guerrero, Frontino-Urrao, Sumapaz, Pisba, Rabanal y Guacheneque.

Mientras que la minería ilegal ha afectado en gran medida a los páramos de Rabanal – Río Bogotá (68,2% de su superficie), Belmira (34,6%), Chilí – Barragán (31,8%), Jurisdicciones – Santurbán (25,1%), Guerrero (21,6%), entre otros. 

El encargado de Corpochivor sostiene que factores como la extracción del agua, la remoción de sedimentos, y los residuos tóxicos, han provocado el deterioro medioambiental de esos pulmones de la naturaleza. 

Lo más preocupante es que en varios de los casos el daño es irreversible, y en otros demasiado costoso de resarcir. De hecho, Fabio Antonio Guerrero calcula que la restauración de una hectárea de páramo  varía entre los $50 y los $150 millones en el primer año. 

“Posteriormente, se debe tener en cuenta que el mantenimiento y manejo del área conlleva gastos anuales de entre $10 a $20 millones por hectárea”, precisó el directivo, y agregó que “la restauración es este ecosistema es muy lenta debido a que se encuentra en áreas de alta elevación y temperaturas bajas”. 

El directivo finalmente explicó que para preservar los páramos del país es necesario que los distintos sectores productivos se vinculen para ejecutar proyectos concretos, a la vez que el sector público debe comprometerse con la "articulación de políticas claras de conservación". 

En ellas se deben “definir las actuaciones de los gremios minero, agrícola, pecuario, educativo, científico e industrial”, concluyó Guerrero, al hablar sobre la responsabilidad y el papel que deben asumir los diferentes sectores económicos en los próximos años.   

Boyacá, la cuna de los páramos 

El departamento de Boyacá es la zona con mayor extensión de páramos  en el país (el 19% de ellos están ubicados en 85 municipios de ese territorio), seguido por Cundinamarca, Nariño y Santander. 

Guerrero reiteró la importancia de conservar el medio ambiente de su región, dado que en los últimos años se han registrado “acciones poco amigables” con el medio ambiente que ponen en jaque a las autoridades.  Entre estos fenómenos destaca la extracción de agua para uso agropecuario, sobrepastoréo, deforestación, quemas y siembra de especies vegetales exóticas, añadió con preocupación el directivo.