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Wen Jiabao, primer ministro de China, pidió a Estados Unidos mantener el buen crédito, honrar sus promesas y garantizar la seguridad de los activos chinos.

Entre buenas y malas noticias

Las noticias en los últimos días han mejorado y ya hay quienes le apuestan a una pronta recuperación de la economía mundial. ¿Es esto posible?

20 de marzo de 2009

El rallye en los mercados de acciones, a partir de la segunda semana de marzo, ha generado grandes expectativas entre los inversionistas, quienes durante largas semanas vieron caer el precio de sus activos. La pregunta es si existen fundamentos para pensar que se trata de un fenómeno permanente o si, por el contrario, este rallye obedece a una noticia que, aunque positiva, como son los buenos resultados de los tres bancos más grandes de Estados Unidos en enero y febrero, no es lo suficientemente profunda como para cambiar la tendencia que traían los mercados.

Desafortunadamente, por el momento son más los que coinciden con esta segunda afirmación. Sin duda, en los últimos días ha habido buenas noticias, incluso mejores de las que se estaban esperando, pero persisten las malas.

Por ejemplo, por el lado positivo está el hecho de que los dirigentes del G20 se hayan comprometido a encontrar en su próxima reunión del 2 de abril una solución para limpiar los activos tóxicos de los balances de los bancos. Esta decisión es tan importante que ha llevado a Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, a afirmar que, de producirse, la recesión podría terminar este año.

De igual forma, los resultados recientes de comercio a nivel mundial son positivos en la medida que muestran que el gasto en consumo de los hogares dejó de caer desde comienzos de año. Entre las razones que explican este comportamiento están la reducción de los precios del petróleo y los estímulos adoptados en los diferentes países para incentivar la compra de vehículos.

Asimismo, por el lado de las buenas noticias está el buen desempeño de la economía china, como consecuencia del paquete de estímulos del gobierno que busca ante todo evitar la caída de la economía.

El gobierno está utilizando el paquete de estímulos de US$600.000 millones para mejorar la competitividad de las empresas dentro y fuera del país, para retener a los trabajadores y para aumentar los subsidios en investigación y desarrollo. Ya empezó la construcción de autopistas y vías férreas que van a reducir los costos de transporte en el futuro. Todo con el propósito de que China salga fortalecida de la crisis y, sobre todo, más competitiva.

Hacia adelante lo importante para que se pueda dar la recuperación de la economía mundial es que se mantengan las buenas noticias y, especialmente, que el gasto en consumo se sostenga y no vuelva a caer. Sin embargo, en este frente hay razones para estar preocupados.

Por un lado, la caída de la producción industrial a nivel mundial, de 22% en el último trimestre de 2008, y de un 25% a 30% adicional en el primero de 2009, son un golpe al empleo y consecuentemente al consumo. No hay duda de que estas cifras significan un deterioro de la tasa de desempleo.

Por el otro está la pérdida de riqueza de los hogares. Según cifras de la Reserva Federal, a diciembre de 2008, los hogares en Estados Unidos habían perdido US$13,1 trillones (americanos), US$5,1 trillones entre octubre y diciembre de 2008.

Frente a estas dos realidades, el aumento del desempleo y la pérdida de riqueza de los hogares, son muy bajas las probabilidades de una rápida recuperación del consumo, como la que se requiere para sacar la economía de la recesión.

Pero no son solo los problemas en la economía real y en el sector financiero los que están haciendo que la recesión se extienda por más tiempo que el previsto inicialmente. La falta de claridad por parte de la administración Obama para salir de la crisis tiene enloquecidos a los mercados que no entienden qué es lo que se está haciendo para salir del problema de los activos tóxicos, por ejemplo. Los bancos todavía están lejos de una recuperación. Están sobre endeudados y aún tienen que solucionar el tema de los derivativos.

Así, a pesar del rallye de los últimos días y de las muchas ganas que tienen los inversionistas y los mercados de que este se mantenga, es muy poco lo que ha cambiado desde la perspectiva de los fundamentales de la economía mundial como para que esto suceda.

En este sentido, cuando de inversiones se trata, lo mejor es seguir manteniendo la prudencia que se ha tenido hasta ahora. No hay que olvidar que, a pesar del rallye, los mercados de valores son en últimas el reflejo de lo que pasa en la economía real. Si la industria no está creciendo y la perspectiva es que caiga aún más, no es racional esperar que los precios de las acciones se valoricen. Esto se aplica para cualquier bolsa del mundo.

Por lo pronto, lo mejor es mantener la prudencia que se ha tenido hasta ahora, evitar los papeles de alto riesgo, mantener liquidez, CDT's en entidades bien calificadas, TES de largo plazo que son una buena alternativa en un entorno de tasas de interés a la baja, y bonos corporativos en pesos y dólares.

Y, ¿el Dólar?

En las buenas y en las malas, todos quieren saber qué va a pasar con el dólar, algo imposible de predecir. Sin embargo, a pesar de la revaluación de los últimos días, en la que el dólar ha perdido casi $200, no hay ningún cambio en las condiciones externas que lleve a pensar que esta tendencia pueda mantenerse por mucho más tiempo. Por el contrario, lo que cabe esperar es que el peso vuelva a su tendencia devaluacionista, al menos por este año o hasta que se estabilicen los mercados externos.

Por ahora, Estados Unidos sigue atrayendo capitales y Europa está en muy malas condiciones para hacerlo. Pero, a mediano plazo hay que ponerle atención a la evolución del déficit fiscal, los intereses y la inflación en Estados Unidos. Si el paquete de estímulos se financia con deuda en su totalidad, el valor de los bonos del tesoro americano podría verse afectado, lo cual afectaría el precio del dólar.

De hecho, en una conferencia reciente el primer ministro de China, Wen Jiabao manifestó su preocupación por la evolución de las inversiones de China en bonos del Tesoro de Estados Unidos que suman más de un trillón de dólares. Su preocupación es tal, que pidió a Estados Unidos mantener el buen crédito, honrar sus promesas y garantizar la seguridad de los activos de China.

Si China está preocupada por lo que pueda pasar con el valor del dólar, ¿por qué no habríamos de estarlo nosotros? ?