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Aunque con pocas posibilidades de ganar, el mexicano Agustín Carstens, gerente del banco central de su país, aspira a ser el primer director del FMI con nacionalidad no europea.

Coyuntura Internacional

En la recta final

La última semana de junio se define quién será el nuevo director del Fondo Monetario Internacional. ¿Qué esperar?

22 de junio de 2011

Todo está dado para que el 27 de junio, cuando se reúnan los 24 miembros de la junta directiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), una mujer sea elegida, por primera vez en los 65 años de la institución, como su directora gerente.

Los intereses políticos, diplomáticos, económicos e, incluso los astros, se confabulan a favor de la abogada francesa Christine Lagarde, quien a sus 55 años ha construido una prestigiosa carrera en hacienda pública. Su rival es el economista mexicano Agustín Carstens (53 años), quien pese a no tener muchas posibilidades, podría ser 'el palo' si algunos de los países con poder de voto en el Fondo se deciden por él.

Aunque en la campaña Lagarde y Carstens no han conseguido apoyos públicos significativos en términos de votos (Colombia va por Carstens, pero no vota), la balanza está del lado de la francesa por tres factores: la tradición de que los europeos dirigen el FMI y los estadounidenses al Banco Mundial; el ser mujer, pues en el Fondo no quieren que se repita un escándalo como el de Dominique Strauss-Kahn, y la falta consenso entre los emergentes, que están de acuerdo en que deberían tener más poder en los multilaterales, pero no en el nombre de Carstens.

"Es el colmo que el FMI siga siendo un reducto europeo, donde no se escoge a los directivos por sus capacidades sino por su nacionalidad. Además, es la única institución financiera cuyo manejo no está a cargo de sus acreedores, sino de sus deudores, dado que son los europeos los que hoy están en problemas", opina el director de Fedesarrollo, Roberto Steiner, quien fue representante de Colombia ante el Fondo.

El desacuerdo entre emergentes se debe a que tienen poco en común. Así, mientras los africanos se inclinan por Lagarde por su cercanía cultural con Europa; a otros emergentes no les gusta Carstens por su proximidad con Estados Unidos y no quieren darle más poder al Tío Sam, y otros prefieren no apoyar públicamente a un candidato, para luego congraciarse con quien dirigirá una entidad a la que podrían tener que pedir prestado.

Sin embargo, si todos los emergentes respaldaran a Carstens, sus votos no alcanzarían el 40% y en el FMI las decisiones son por consenso.

"Colombia está con Carstens, aunque Lagarde no le molesta. Esto aparentemente no tendría peso, pues en el grupo en que está el país, vota Brasil, pero en la medida en que Carstens logre un apoyo masivo podría influir en naciones no europeas que sí pesan, como Estados Unidos, Australia, Canadá y Japón", explica la representante de Colombia ante el Fondo, María Angélica Arbeláez.

Si la elegida es Lagarde, Europa tendría una defensora del euro, que buscará a toda costa evitar una cesación de pagos en su región, al tiempo que lideraría la necesaria reforma del sistema financiero global, para lo cual ha mostrado mano dura. Si el ganador es Carstens, se empoderarían los emergentes y, por su formación económica ortodoxa (estudió en la Universidad de Chicago), es factible que promueva fuertes medidas de disciplina para los países en crisis, medida a la que están rehuyendo en la eurozona.

Si no hay humo blanco el 27 de junio, los directores del FMI tienen tres días más para elegir.