Consumo
Estudiantes se la gastan en rumba
Entre 200 mil y 400 mil pesos es el dinero mensual que maneja un estudiante universitario en Bogotá
21 de octubre de 2013
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Una investigación de la Universidad de la Sabana reveló que los estudiantes se gastan el 69% de su mesada en rumba, trago, cine, videojuegos o viajes.
Según el estudio, realizado por María Fernanda Rebellón y Marcela Salcedo como parte de su tesis de Maestría en Educación, los ingresos económicos de los estudiantes universitarios de la ciudad, fluctúan entre 200 mil y 1 millón de pesos, según las condiciones socioeconómicas de sus familias.
Su distribución, de acuerdo a la investigación, es así: el 38% tiene ingresos entre $200.000 y $400.000, el 24% entre $400.000 y $600.000, el 20% entre $600.000 y $800.000 y finalmente el 5% disfruta de una mesada superior al millón de pesos.
Respecto al origen de estos recursos, los jóvenes consultados respondieron que el 90% de la plata que manejan mensualmente la reciben directamente de sus padres. Para resaltar, el informe señala, además, que solo el 20% de los adolescentes trabaja y que el 2% tiene una ayuda económica por becas de sostenimiento.
En conclusión, dicen Rebellon y Salcedo, “nueve de cada diez jóvenes universitarios de Bogotá depende económicamente de la mesada familiar”.
Pese a que los estudiantes, en su gran mayoría, siguen siendo “mantenidos”, hay un 20% de ellos que trabaja para sostener sus gastos. “El 8% tiene un empleo formal los fines de semana en bares, discotecas o restaurantes; el 7% tiene un trabajo parcial; el 2,5% trabaja como monitor o asistente en la universidad; y el 2% vende productos en clase o hace trabajos a otros compañeros”, señalan las investigadoras.
Invierten más en rumba que en comida y transporte
Con relación a los distintos usos que le dan los universitarios al dinero, el estudio revela que el 69% de sus recursos los gastan en diversión (rumba, trago, cine, videojuegos o viajes), el 57% en subsistencia (comida, transporte, ropa, etc.), el 31% en fotocopias, libros, cuadernos y demás material académico; entre el 16% y el 8% de la plata la ahorran y el 2% la invierten en actividades de solidaridad.
Al comparar los diferentes usos del dinero por universidades oficiales y privadas, la mayor diferencia se da en el gasto por diversión. Mientras que los estudiantes de instituciones privadas invierten en este rubro el 56% de sus recursos, los alumnos de las instituciones oficiales solo gastan en rumba, cine o viajes el 30% de sus ingresos.
Sobresale, además, el hecho de que los jóvenes de las universidades privadas ahorran más que los adolescentes de universidades oficiales. Mientras que los primeros ahorran el 10% de su plata, los segundos no alcanzan a ahorrar el 1% de sus recursos.
Al comparar los usos del dinero por género, la investigación encontró que las mujeres invierten más en materiales de estudio y menos en rumba.
“Ellas gastan el 22% de su dinero en útiles escolares y ellos solo destinan para esta categoría el 15% de sus recursos. De otra parte, los hombres gastan la mitad de sus ingresos en diversión y las mujeres solo invierten el 46% de su plata en este tema”, añade Rebellón.
Para ellos el dinero no es sinónimo de poder
Según datos arrojados por la investigación, los principales términos con los que los jóvenes asocian la plata son, en una escala de 0 a 100, imperceptible con 79 puntos y hedonista de 69 puntos. Le sigue el significado solidario y primario, con valores similares de 50 y 49 puntos, respectivamente.
La palabra vital recibió una valoración de 41 puntos y poder, para sorpresa de la investigación, solo obtuvo un reconocimiento de 26 puntos. El significado del dinero con menor calificación fue el de aceptación social, con 14 puntos.
Según el estudio, realizado por María Fernanda Rebellón y Marcela Salcedo como parte de su tesis de Maestría en Educación, los ingresos económicos de los estudiantes universitarios de la ciudad, fluctúan entre 200 mil y 1 millón de pesos, según las condiciones socioeconómicas de sus familias.
Su distribución, de acuerdo a la investigación, es así: el 38% tiene ingresos entre $200.000 y $400.000, el 24% entre $400.000 y $600.000, el 20% entre $600.000 y $800.000 y finalmente el 5% disfruta de una mesada superior al millón de pesos.
Respecto al origen de estos recursos, los jóvenes consultados respondieron que el 90% de la plata que manejan mensualmente la reciben directamente de sus padres. Para resaltar, el informe señala, además, que solo el 20% de los adolescentes trabaja y que el 2% tiene una ayuda económica por becas de sostenimiento.
En conclusión, dicen Rebellon y Salcedo, “nueve de cada diez jóvenes universitarios de Bogotá depende económicamente de la mesada familiar”.
Pese a que los estudiantes, en su gran mayoría, siguen siendo “mantenidos”, hay un 20% de ellos que trabaja para sostener sus gastos. “El 8% tiene un empleo formal los fines de semana en bares, discotecas o restaurantes; el 7% tiene un trabajo parcial; el 2,5% trabaja como monitor o asistente en la universidad; y el 2% vende productos en clase o hace trabajos a otros compañeros”, señalan las investigadoras.
Invierten más en rumba que en comida y transporte
Con relación a los distintos usos que le dan los universitarios al dinero, el estudio revela que el 69% de sus recursos los gastan en diversión (rumba, trago, cine, videojuegos o viajes), el 57% en subsistencia (comida, transporte, ropa, etc.), el 31% en fotocopias, libros, cuadernos y demás material académico; entre el 16% y el 8% de la plata la ahorran y el 2% la invierten en actividades de solidaridad.
Al comparar los diferentes usos del dinero por universidades oficiales y privadas, la mayor diferencia se da en el gasto por diversión. Mientras que los estudiantes de instituciones privadas invierten en este rubro el 56% de sus recursos, los alumnos de las instituciones oficiales solo gastan en rumba, cine o viajes el 30% de sus ingresos.
Sobresale, además, el hecho de que los jóvenes de las universidades privadas ahorran más que los adolescentes de universidades oficiales. Mientras que los primeros ahorran el 10% de su plata, los segundos no alcanzan a ahorrar el 1% de sus recursos.
Al comparar los usos del dinero por género, la investigación encontró que las mujeres invierten más en materiales de estudio y menos en rumba.
“Ellas gastan el 22% de su dinero en útiles escolares y ellos solo destinan para esta categoría el 15% de sus recursos. De otra parte, los hombres gastan la mitad de sus ingresos en diversión y las mujeres solo invierten el 46% de su plata en este tema”, añade Rebellón.
Para ellos el dinero no es sinónimo de poder
Según datos arrojados por la investigación, los principales términos con los que los jóvenes asocian la plata son, en una escala de 0 a 100, imperceptible con 79 puntos y hedonista de 69 puntos. Le sigue el significado solidario y primario, con valores similares de 50 y 49 puntos, respectivamente.
La palabra vital recibió una valoración de 41 puntos y poder, para sorpresa de la investigación, solo obtuvo un reconocimiento de 26 puntos. El significado del dinero con menor calificación fue el de aceptación social, con 14 puntos.