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Durante las reuniones en Bruselas para rescatar la Eurozona, David Cameron decidió aplicar su poder de veto argumentando intereses nacionales.

Crisis

El divorcio europeo

Inglaterra está a punto de quedar por fuera de la Unión Europea por cuenta de su veto al nuevo marco fiscal para salvar el euro.

12 de diciembre de 2011

El 10 de diciembre de 1991, con el tratado de Maastricht, los países europeos se comprometieron a una unión monetaria irrevocable, sin un Ministerio de Hacienda central y sin mecanismos para dejar el euro. En otras palabras, se comprometieron para toda la vida, pero 20 años después, esas condiciones les están pasando una costosa factura a los 17 países que utilizan la moneda única y a los otros 10 que forman parte de la Unión.

En un nuevo intento por encontrar una salida a la crisis de la deuda regional, los líderes del bloque se reunieron los días 8 y 9 de diciembre en Bruselas y, aunque lograron ponerse de acuerdo para pactar una nueva unión fiscal –que entre otras cosas incluye la aplicación de sanciones automáticas a los países que se desvíen del objetivo de déficit fijado en 3% del PIB–, también tuvieron una ruptura inesperada. Para los expertos, esto marcará un nuevo rumbo en el que la Unión Europea (UE) deberá avanzar sin Inglaterra.

Durante las reuniones en Bruselas, los promotores de la mayor unión fiscal, los mandatarios de Alemania, Angela Merkel, y de Francia, Nicolás Sarkozy, no aceptaron la solicitud de su homólogo inglés, David Cameron, quien pedía que el sistema financiero de su país quedara exento de algunas de las nuevas normas que se planea imponer en la UE. Ante la negativa de los demás Jefes de Estado, Cameron decidió aplicar su poder de veto. Su argumento es que debía defender los intereses nacionales. Así mismo, se alegró públicamente de no formar parte del euro.

La negativa inglesa les cayó como un baldado de agua fría a los demás y, de hecho, al terminar el encuentro, Merkel se fue sin dar declaraciones; mientrasSarkozy, visiblemente afectado, dijo que Cameron había pedido “lo que todos considerábamos inaceptable” y recordó que los problemas económicos actuales “vienen de la desregulación de los servicios financieros”.

“Dos décadas después de lanzar la integración monetaria, las placas tectónicas de la Unión Europea se volvieron a mover en el mismo punto que siempre los ha dividido: el Canal de la Mancha (English Channel)”, dice el blog Charlemagne’s notebook de The Economist.

Quedó faltando

Pero además del desaire inglés, los resultados de la cumbre, en la que se esperaba que se pudiera lograr la salvación del euro mediante una refundación de la UE, no dejaron contentos a muchos, especialmente porque el acuerdo final solo se redactará a principios de 2012, bajo el título de “Nuevo pacto fiscal”.

El think tank Centro para la Reforma Europea asegura que ese pacto tendrá un efecto mínimo en el problema de la deuda, pues en realidad no se logró una unión fiscal, dado que no se plantea cerrar las brechas que existen dentro de la Eurozona, ni tampoco volver colectivas las obligaciones de todos los países.

“Es una unión fiscal solo de nombre, pues no hay una emisión de deuda conjunta, no se comparten los presupuestos y no hay mecanismos para transferir dinero entre los países participantes. Parece un paquete de estabilidad pegado con babas”, sostiene el Centro en un comunicado que emitió al final de la reunión de líderes europeos.

Además, a los expertos les preocupa que la sola austeridad fiscal no solucione el problema y, por el contrario, lo pueda empeorar, pues ya se han visto las graves protestas derivadas de los recortes de gastos y ahorros forzosos, que amenazan con complicar mas la situación de España e Italia. Lo que necesita la Eurozona es crecer y en el pacto ese tema no se ve por ningún lado.

No obstante, firmas como Goldman Sachs consideran que el acuerdo logrado en Bruselas tiene desarrollos positivos, como la entrega de más recursos para el Fondo Monetario Internacional, que recibirá unos 200.000 millones de euros de ese Continente. Así mismo, se adelantó la entrada en vigencia del Mecanismo Europeo de Estabilización para julio de 2012, un año antes de lo previsto.

Hasta el cierre de esta edición, los mercados recibieron de forma positiva las decisiones tomadas para mejorar en el frente fiscal; pero todos, incluido el presidente estadounidense Barak Obama, dicen que esperaban más.

¿Qué viene?
Además de las preocupaciones sobre la efectividad del nuevo paquete fiscal (que incluye medidas para que los países envíen sus presupuestos a evaluación de la Comunidad Europea), lo que más preocupa es el veto de Inglaterra, que incluso fue criticado dentro del mismo Reino Unido, pues algunos temen que su país quede excluido de la Unión Europea.

Sin embargo, el primer Ministro Cameron aclaró que solo se van a abstener en el tema fiscal, pues van a seguir unidos en frentes, como el comercial.

No obstante, las críticas son cada vez mayores y ya Der Spiegel habla de que la Unión Europea dejó de un lado las hipocresías para mostrar que no están tan juntos como aparentaban. “La UE estaba acostumbrada a compromisos logrados a la medianoche y cuasi-acuerdos de último minuto, pero esa estrategia se acabó, pues cuando hay plata de por medio, la amistad es secundaria”, sostiene un análisis del diario alemán.

Mientras la permanencia inglesa está en veremos, otro país está pidiendo pista. Se trata de Croacia, que tras firmar el tratado de adhesión al bloque, entrará a la Unión en julio de 2013. Luego de Eslovenia, este será el segundo país de la antigua Yugoslavia que se una a la UE, a la que aportará algo más de cuatro millones de ciudadanos y un nuevo idioma oficial.

Por ahora, lo que consiguió Cameron fue unir al resto del bloque en contra suyo, pero lo que viene no está muy claro pues, como en todo divorcio, siempre pierden las dos partes.