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El contagio de Estados Unidos

Por el tamaño de su economía, la magnitud de su mercado financiero y su participación en el comercio mundial, Estados Unidos sigue siendo el motor del mundo. Lo que pase en ese país afecta al resto del mundo.

13 de abril de 2007

Hasta ahora, la desaceleración actual de la economía de los Estados Unidos ha pasado prácticamente desapercibida para el resto del mundo, ya que su impacto sobre el crecimiento mundial ha sido nulo. Esto ha llevado a muchos a preguntarse si es que este país ha perdido relevancia en el contexto mundial y a decirse que, por tanto, lo que ahí pase no tiene consecuencias globales.

El Fondo Monetario Internacional, FMI, se encarga de responder esta pregunta en un estudio reciente sobre las Perspectivas de la economía mundial. Dedica un capítulo entero a este tema y concluye que, a pesar de los grandes avances en materia de crecimiento que han tenido muchos países, así como de la mayor participación de los mismos en el comercio mundial, la economía de Estados Unidos sigue siendo la más grande del mundo por cualquier lado que se le mida y como tal sigue siendo el motor de crecimiento de la economía global.

Según el FMI, la razón por la cual la desaceleración actual no ha tenido ningún impacto, es porque hasta ahora ella ha estado limitada a factores específicos de ese país, como es la corrección en el sector de vivienda y en el manufacturero.

De hecho, si las cosas se mantienen así, dicha desaceleración no debería afectar al resto de países, y éstos deberían poder seguir creciendo sin ningún problema.

La evidencia muestra que en casos como el actual, las importaciones, que es el canal por el cual se trasmite la desaceleración, no se reducen, y por lo tanto, el impacto para el resto del mundo es neutro.

No obstante, dice el FMI, si la corrección en el mercado de vivienda es más profunda de lo que se cree hasta ahora, y se extiende a otros sectores y afecta el consumo de los hogares en Estados Unidos, las implicaciones para el resto de países serían mayores.

En ocasiones anteriores, cuando una desaceleración del crecimiento en Estados Unidos tuvo repercusiones mundiales pronunciadas, se debió a que en su origen había factores comunes globales. Por ejemplo, las desaceleraciones mundiales de mediados de la década de los 70 y la de comienzos de los 2000, fueron producto del primer shock petrolero y del estallido de la burbuja de la informática, respectivamente.

El Gran Gigante
Entre las razones que expone el FMI para explicar el impacto de Estados Unidos sobre el resto del mundo se encuentran las siguientes.

Primero, Estados Unidos es de lejos la economía más grande del mundo. Medido en términos de tasas de cambio de paridad, su PIB es una quinta parte del PIB mundial, mientras que en términos de tasas de cambio de mercado, es una tercera parte.

Segundo, Estados unidos es el mayor importador mundial de bienes. Desde 1970 importa una quinta parte de los bienes que exporta el mundo y es el segundo exportador, después de la zona euro.

Tercero, en la medida que ha crecido el comercio internacional, el intercambio de Estados Unidos con los países del hemisferio occidental ha aumentado. En comparación con Japón y la zona euro, Estados Unidos ha aumentado de manera generalizada, el intercambio con los países emergentes y otros países en desarrollo. (Ver cuadro 1)

Cuarto, los países han aumentado la participación de sus exportaciones a los Estados Unidos como proporción del PIB.

Quinto, los mercados financieros de Estados Unidos son los más grandes en el mundo, lo cual es una manifestación del tamaño de su economía, así como de su profundidad. Cambios en los precios de los activos en Estados Unidos tienen impacto en todo el planeta.
 
Por todas las razones anteriores, una desaceleración de la economía de los Estados Unidos podría afectar el crecimiento de los países industrializados y el de los países en desarrollo. En particular, el de aquellos con los que mantiene estrechos vínculos comerciales y financieros, como es el caso de los países latinoamericanos y algunos industrializados.

La historia
Desde 1970, Estados Unidos ha tenido cinco recesiones y dos desaceleraciones. Por lo general, las recesiones han estado acompañadas de caídas en el PIB de la mayoría de países.
 
En los países industrializados esta caída ha sido, en promedio, de dos puntos porcentuales, la mitad de lo que ha caído el PIB de Estados Unidos, mientras que entre los países emergentes, Latinoamérica ha sentido el mayor impacto con reducciones promedio de 1,7 puntos porcentuales. Asia también se ha visto afectada, mientras que en África y el Medio Oriente el impacto ha sido prácticamente nulo. (Ver cuadro 2).

El impacto
Las recesiones y desaceleraciones afectan al resto de países por dos vías; el comercio y los mercados financieros. La evidencia muestra que en los períodos de recesión en Estados Unidos el crecimiento de las importaciones ha sido negativo. De igual forma, las recesiones en Estados Unidos han estado precedidas de caídas en las bolsas de valores que han repercutido en caídas similares en el resto de bolsas del mundo.

Los países que tienen regímenes de tasas de cambio flexibles y política fiscal anticíclica se protegen mejor de una caída del producto en Estados Unidos. De igual forma, las más afectadas son las que tienen mayor intercambio comercial y financiero con este país.

Sin embargo, advierte el FMI, la magnitud del impacto de la desaceleración en el PIB de Estados Unidos no debe sobrestimarse, ya que, medida como la disminución de la caída del producto, ésta es por lo general considerablemente inferior a la desaceleración del producto estadounidense.

En promedio, una disminución de un punto porcentual del crecimiento anual estadounidense está vinculada a una caída de 0,2% en América Latina, y de 0,4% o más en México y Canadá. El impacto sobre África y el Medio Oriente es significativamente menor.