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La tasa de cambio será muy competitiva para las exportaciones en los próximos años. Las perspectivas de la balanza de pagos así lo indican.

Dólar: qué esperar

Aun bajo el supuesto de que Colombia hace el ajuste fiscal, las perspectivas de la tasa de cambio apuntan hacia una mayor devaluación del peso en los próximos años.

29 de noviembre de 2002

El gobierno acaba de presentar el plan de desarrollo "Hacia un estado comunitario", que incluye todos los objetivos y estrategias de la administración Uribe para los siguientes cuatro años. Generalmente, los planes de desarrollo no han sido más que un saludo a la bandera pues en el afán del día a día rara vez se tienen en cuenta y mucho menos se les hace seguimiento. Incluso, el plan del presidente Pastrana "Cambio para construir la paz" ni siquiera fue aprobado por el Congreso.



El plan del presidente Uribe, no obstante, es bien particular en el sentido de que se fundamenta totalmente en los 100 puntos del Manifiesto Democrático, sobre los cuales basó su campaña y que se ha comprometido a sacar adelante. Pero, además, porque está construido bajo el supuesto de que el país hace el ajuste económico en la magnitud que se requiere y que cumple cabalmente todos los compromisos del acuerdo con el FMI que está próximo a firmarse.



Así, con base en estos supuestos, el plan estima un crecimiento económico de 2% en el 2003 y 3,3% en el 2004, a la vez que calcula el déficit fiscal consolidado para estos dos años en 2,2% y 2% del PIB, respectivamente. Lo importante aquí, además del crecimiento, es la magnitud del ajuste previsto para el primer año, 1,6% del PIB, sin el cual no sería posible estabilizar la deuda pública en niveles considerados razonables por el mercado.



De hecho, un estudio reciente de Fedesarrollo, elaborado por María Angélica Arbeláez y Nouriel Roubini, demuestra que la viabilidad de la economía colombiana depende esencialmente del tamaño del ajuste que se lleve a cabo. De acuerdo con el estudio, para recuperar la confianza de los inversionistas internos y externos se requiere un ajuste de por lo menos 1,7% del PIB. De lo contrario, los mercados financieros se mantendrían cerrados y las tasas de interés, la inflación y la devaluación aumentarían de manera considerable. Eventualmente, ante la falta de confianza en la sostenibilidad de la deuda pública, los mercados precipitarían una crisis de deuda.



Perspectivas cambiarias



Pero más allá del ajuste y del año 2003, ¿cuál podría ser la trayectoria del dólar en una economía altamente endeudada, con poco desarrollo hacia afuera y pocas posibilidades de encontrar petróleo en el corto plazo?



Hasta mediados del 2002, el comportamiento del dólar fue atípico y totalmente dependiente del flujo de capitales hacia el país, producto del endeudamiento externo del gobierno central. A pesar de que todos los fundamentales de la economía apuntaban a una mayor devaluación, el acceso fácil del gobierno a estos recursos llevó a un efecto contrario, en particular de mayo de 2001 a mediados de 2002. El tipo de cambio se revaluó constantemente entre estas dos fechas.



A partir de junio, sin embargo, la situación cambió radicalmente cuando los inversionistas se dieron cuenta de que los mercados externos se estaban cerrando para la región y que el acceso al crédito sería bastante complicado. Este cambio en la percepción de riesgo por parte de los inversionistas se tradujo también en el aumento de los spreads de los papeles de deuda externa colombianos, los cuales prácticamente se duplicaron, y en la caída de los precios de los papeles de deuda interna TES, con el consecuente aumento en las tasas de interés.



Posteriormente, con el anuncio del acuerdo con el FMI y el avance de la discusión de las reformas y del referendo en el Congreso, el precio del dólar se estabilizó e incluso se redujo frente a su máximo del 3 de octubre. No obstante, la vulnerabilidad externa del país es enorme y el riesgo de que el precio del dólar se dispare en cualquier momento está latente.



Incluso, si se sacan adelante todas las reformas, se cumplen las metas acordadas con el FMI y se logra estabilizar la deuda pública, las perspectivas cambiarias apuntan hacia una devaluación real del peso en los años siguientes.



De hecho, las proyecciones de balanza de pagos del Banco de la República para el período 2003-2006 estiman el flujo neto de recursos externos en US$1.134 millones al año, muy por debajo de los niveles de los años anteriores, con lo cual el déficit promedio de la cuenta corriente sería del orden de US$1.230 millones al año. Por su parte, la balanza de servicios será crecientemente deficitaria por los pagos de intereses, aun bajo el supuesto de que la deuda como proporción del PIB se estabilice, mientras que las transferencias no serán suficientes para compensar este desequilibrio.



Bajo estas condiciones, las proyecciones del Banco de la República estiman que el índice de la tasa de cambio real se mantendrá por encima de 130 en los próximos años, con una tendencia creciente, hasta llegar a 140 hacia el año 2010. Aunque el cálculo de este índice tiene en cuenta el comportamiento de la tasa de cambio en los países con los cuales Colombia comercia, esencialmente Estados Unidos y Venezuela, es posible mediante un sencillo cálculo estimar que las proyecciones del Banco para el 2003 tienen una devaluación implícita del tipo de cambio cercana al 14% nominal. De ahí en adelante, la devaluación real proyectada es baja, lo que quiere decir que el tipo de cambio se movería de acuerdo con la inflación.



Lo cierto es que con el índice de cambio real por encima de 130, la competitividad de las exportaciones colombianas es total. Si, además, se aprovechan las preferencias arancelarias logradas con el ATPA, hoy ATPDEA (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas) y posteriormente el ALCA, las perspectivas de la balanza de pagos por cuenta de las mayores exportaciones podrían mejorar considerablemente.



Ahora bien, en todo esto hay que recordar que las proyecciones del Banco de la República, al igual que las del plan de desarrollo del gobierno suponen que se hace el ajuste fiscal y que las reformas y el referendo salen adelante, de manera que el país recupera gradualmente la confianza de los inversionistas. Si esto no se da, las perspectivas serían completamente distintas, pues el mercado se encargaría de hacer el ajuste, con un fuerte impacto sobre el tipo de cambio.



Todavía no es tiempo de cantar victoria pues el camino por recorrer es bastante largo. De hecho, aunque cada una de las reformas aporta a la solución del problema de las finanzas públicas y en particular al de la deuda, solamente cuando todas ellas se saquen adelante se habrá hecho la tarea.