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La inversión de ISA en Costera ascendería a $500.000 millones, valor que estará sujeto a ajustes al momento del cierre de la operación. Hoy, la obra está en 98% de ejecución. | Foto: CORTESÍA ISA

FINANCIACIÓN

¿Cómo avanza el mercado secundario en vías?

El mercado secundario se mueve en Colombia. Se trata de inversionistas que llegan a comprar proyectos, permitiendo que los estructuradores originales puedan liberar recursos e iniciar nuevos procesos.

14 de noviembre de 2019

Hace un par de semanas, Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) cristalizó una de las movidas más esperadas: su llegada al negocio de infraestructura vial en Colombia, sector en el que opera en el mercado chileno desde principios de esta década. Lo hizo con la firma de un contrato de compraventa de la totalidad de las acciones de la concesión Costera Cartagena Barranquilla, propiedad de MHC Ingeniería y Construcción de Obras Civiles, constructora MECO, constructora Colpatria y Castro Tcherassi.

El cierre de esta operación está sujeto, entre otras, a las autorizaciones de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), las compañías aseguradoras y los financiadores de la concesión, que fue adjudicada en 2014. La inversión de ISA por este activo ascendería a $500.000 millones. Hoy, la obra está en 98% de ejecución.

El movimiento de ISA es emblemático porque dentro de su estrategia está el desarrollo de las concesiones viales, más allá de Chile. Para 2030, los ingresos por esta vía deben representarle cerca de US$2.900 millones, con presencia en Colombia y Perú. En total, para ese año este poderoso grupo tiene como objetivo llegar a US$12.000 millones en ingresos; US$7.600 millones llegarán por el negocio de transmisión de energía. Para el año entrante, 23% de los ingresos de ISA deben provenir del negocio de concesiones viales, hoy está en cerca de 18%.

Este es uno de los ejemplos más interesantes de lo que está pasando hoy en el sector de infraestructura: la dinámica que trae el denominado mercado secundario, en especial para proyectos de concesiones de Cuarta Generación (4G) y algunas obras icónicas. Este mercado permite la llegada de nuevos inversionistas que compran proyectos terminados, en desarrollo o adjudicados por las distintas autoridades, y los originadores pueden ‘reciclar’ los recursos y volver a participar en nuevas obras. Y los inversionistas –fondos de pensiones o de capital privado– acomodan su estrategia de riesgo dependiendo del estado de avance de la obra.

Bernardo Vargas, presidente de ISA.

La de ISA no ha sido la única movida. Apenas unos días después, John Laing –un fondo global de desarrollo, inversión y gestión de proyectos de infraestructura– se quedó con 30% de la Ruta del Cacao, en una operación que ascendió a los $260.000 millones. El resto de participación está en Colpatria, con 20%; Ashmore, 20%, y Cintra, 30%. La obra, cuyo valor es cercano a los $1,6 billones, está en 40% de ejecución y entrará en operación en 2021.

También se destacó, en los últimos días, la operación que hizo Odinsa al anunciar la firma del contrato de compraventa de 53% de la participación accionaria del proyecto Conexión Vial Aburrá Oriente, con el icónico Túnel de Oriente.

Esta megaobra se ha convertido en uno de los corredores más relevantes de Antioquia, posicionándose como un referente de la infraestructura colombiana.

La adquisición tiene un valor aproximado de $335.000 millones

¿Qué está pasando?

Para el expresidente de la ANI, Louis Kleyn, la dinámica del mercado secundario es un espaldarazo al desarrollo del sector porque significa “la entrada de inversionistas internacionales con vocación de permanencia y largo plazo, buscando rentabilidades no necesariamente tan altas, pero estables y más seguras”, dijo.

Lo ideal es que el proyecto esté totalmente construido y las unidades funcionales estén recibidas y remuneradas por la ANI. Y también es muy importante que no haya temas pendientes, en especial, los prediales y de terrenos.

Fondos de capital privado y fondos de pensiones se convierten en jugadores naturales de este tipo de operaciones, pues requieren menos riesgos y rentabilidades estables a lo largo del tiempo.

“El mercado secundario está muy activo. Por ejemplo, ISA no estuvo solo en la operación de Costera y fue una negociación intensa que duró varios meses. Al menos un par de jugadores más estuvieron analizando la concesión y participaron en el proceso, con ofertas no compromisorias. Los negocios que vienen serán muy competidos”, dijo una fuente del sector a Dinero.

Pero el mercado no está atento únicamente a los proyectos que ya terminaron o están por finalizar sino también a otros que fueron adjudicados, no han empezado, están en etapa de preconstrucción, pero andan en líos, como los del grupo Solarte. En este caso hay inversionistas que buscan rentabilidades más altas que puedan tener un papel protagónico en la etapa de construcción y quieran asumir ese riesgo.

Según fuentes del Gobierno, hay interesados y negociaciones abiertas para Popayán-Santander de Quilichao; Neiva-Santa Ana-Mocoa y también en Bucaramanga-Pamplona y para concesiones ya en marcha como Briceño-Tunja-Sogamoso (de Solarte). Macquire y Old Mutual de México estarían interesados en algunos de esos proyectos. La preocupación es porque los tiempos se acortan y si no hay compradores, habría incumplimientos y los proyectos tendrían que volver a empezar, perdiendo tiempo precioso.

Por ahora, la expectativa en el mercado secundario sigue abierta y los ojos de los inversionistas muy abiertos para analizar las oportunidades.