Del trabajo a la inactividad: así son las preocupantes cifras laborales

En solo mes y medio el país pasó del trabajo a la inactividad. Así lo confirman las cifras que acaba de divulgar el Dane sobre el comportamiento del empleo en Colombia al cierre de marzo. Las cifras son muy preocupantes y deben llamar a una reflexión profunda, para tomar las medidas necesarias que permitan que la economía y el empleo no se hundan, dice Javier Hoyos Arboleda, presidente de Gestión Legislativa y Gobierno.

Al analizar los resultados, el experto encontró que en momentos en que hay 3.300 millones de personas ocupadas a nivel global, según la Organización Internacional del Trabajo, una de las principales amenazas está representada en la amplia cuarentena declarada en el mundo, que ya afecta en promedio al 75% de la población ocupada mundial. “La OIT estima que en el segundo trimestre las horas trabajadas caerán un 10,5% y que equivalen, en términos de empleo, a 305 millones. Sin embargo, esto no quiere decir que se aumente el número de desempleados en esa cifra”, dice Hoyos, quien se muestra preocupado por la situación.

Reconoce que el gobierno colombiano ha buscado proteger los puestos de trabajo, aliviar los costos de los empleadores y los ingresos de los trabajadores mediante distintos decretos ley. Sin embargo, dice, será muy difícil que no se afecte la ocupación.

En Colombia hasta ahora se han “presentado licencias no remuneradas, despidos no colectivos y acuerdos para finalizar los contratos de trabajo. Estimamos que por cada 4 puntos que suba la tasa de desempleo el número de desempleados equivaldría a 1 millón de personas más”, asegura.

Entre las opciones planteadas para garantizar el empleo ha surgido una que le apunta a que el Estado pague o subsidie la nómina de las empresas. Algunos gremios han propuesto que el Estado aporte el 33% de la nómina, los empresarios el 33% y que los trabajadores aceptaran una reducción del 33%, temporalmente. “Calculamos que la nómina mensual del sector formal vale aproximadamente $15 billones, esto es el 1,5% del PIB (sin contar las remuneraciones del sector informal). Esto demuestra la magnitud del esfuerzo que se tendría que hacer si recayera solo en el Estado”, dice.

Su mayor preocupación es que el desempleo se disparó desde marzo, cuando muchos analistas esperaban que este impacto se sintiera en abril (la cuarentena se declaró en la tercera semana de marzo), pero sin duda, en marzo se recogió buena parte del impacto de los indicadores laborales. Y lo peor es que las tasas de desempleo aumentaron tanto para el total nacional como para los centros urbanos, advierte.

“Nunca antes se habían registrado variaciones tan significativas en las variables que trae la encuesta de hogares sobre la población económicamente activa, la población ocupada y la población económicamente inactiva. Quizás, ello tenga que ver con problemas metodológicos al realizar una encuesta con una economía en cuarentena vs. una economía abierta, o con la percepción de los encuestados al responderla en cada uno de los casos, ya que muchos pudieron vislumbrar la imposibilidad de reapertura en el corto plazo”, asegura el experto.

Adentrándose en el informe del Dane, asegura que por posición ocupacional, la caída del empleo se dio sobre todo en el empleo por cuenta propia, el empleado particular y los trabajadores sin remuneración, “quizás por sus características y alta flexibilidad, permitió un traslado de la población económicamente activa a la población económicamente inactiva”.

Al revisar los datos del Dane por sectores, encontró que el empleo se afectó en las actividades artísticas, de entretenimiento, de recreación y otras actividades de servicios, actividades que podemos considerar como altamente afectadas. Una señal muy preocupante porque este es quizás uno de los sectores que más ha buscado impulsar el actual gobierno.

Este es el análisis completo que realizó el presidente de Gestión Legislativa y Gobierno, Javier Hoyos Arboleda.