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| Foto: Getty Images

EMPLEO

Ser mujer sigue siendo una desventaja en el mercado laboral colombiano

La tasa de desempleo continúa siendo más alta para las mujeres en Colombia. Según cifras del Dane para el trimestre de abril-junio de 2019, las mujeres tienen una tasa de desempleo del 12,9%, mientras que para los hombres es el 8,0%, lo que se traduce en una diferencia de 4,9 puntos porcentuales (p.p.) entre géneros.

17 de agosto de 2019

Con una tasa del 9,4% a nivel nacional, el desempleo de la mujeres está claramente por encima del promedio. La ‘costa’ es la zona con las brechas más amplias del país. Se acentúa aún más en ciudades como Montería, Barranquilla y Cartagena con una diferencia en las tasa de desempleo entre hombres y mujeres de 7,5 , 5,3 y 4,8 puntos porcenturales (p.p.), respectivamente.

Las tasas de ocupación de los hombres es de 67,6%, mientras que para las mujeres es de 46%, una diferencia de 21,5 p.p. Bogotá es una de la ciudades donde la brecha es menor en comparación con 13 ciudades y áreas metropolitanas. Mientras que ciudades como Cartagena, Pereira y Montería, se encuentran ubicadas al otro lado del espectro con las brechas más altas: 24,1; 22,2 y 20,7, respectivamente.

Estas cifras reflejan un problema estructural del mercado laboral y por esta razón, algunos políticos han empezado a incluir el tema de la brecha de género en su agenda. Por ejemplo, el pasado 14 de agosto, Claudia López, candidata a la Alcaldía, sentó posición en Twitter al respecto de ésta problemática, dentro de su propuesta política. La candidata retwitteó a la congresista Catalina Ortiz a propósito de la desigualdad de género en el mercado laboral:

Iván Daniel Jaramillo Jassir investigador del Observatorio laboral del Rosario explica que a pesar la “promesa de igualdad” que se busca a través del ordenamiento jurídico en el país, es muy difícil invertir la brecha de desigualdad de ocupación entre géneros, ya que nos enfrentamos a la realidad de un patrón machista, que prefiere no contratar mujeres por causa de algo que académicamente se llama la economía del cuidado. En la cual la mujer tiende a estar relacionada con trabajo no remunerado relacionado con el cuidado de los hijos y el hogar, lo que es visto por los empleadores como una desventaja de tiempo y disponibilidad.

Según él, la estrategia de resolver esta problemática solo con ‘normas’ es muy limitada, pues lo que se necesita es un cambio cultural para darle un vuelco a las cifras. Ese es el caso de la famosa ley de cuota, que obliga a que en el sector público haya equidad. Sin embargo, eso no ha servido para cambiar las cifras. 

Sin embargo, este tipo de medidas desemboca en que “las mujeres entran a trabajar pero tienen un techo”. Se convierte en una cuestión de requisitos a cumplir que supone limitaciones de crecimiento posterior para las mujeres en el ámbito laboral.Para lograr mejores resultados, es mucho más efectivo, según Jaramillo, crear incentivos de política pública con planes como Equipares, encaminada a reconocer las ‘buenas prácticas’ en términos de equidad de género en las empresas, otorgándoles un valor adicional reputacional.