Home

País

Artículo

Roberto Steiner, director de Fedesarrollo. La Encuesta de Opinión del Consumidor (EOC), que realiza cada mes de esta entidad, muestra una mejora sustancial de la confianza de los consumidores.

Consumo, clave para la recuperación

En mayo, las cifras de consumo que miden las encuestas mejoraron ligeramente, pero difícilmente podría hablarse de un cambio de tendencia. Aún es demasiado pronto.

10 de julio de 2009

En este momento, en el que en el mundo están apareciendo señales de recuperación o, al menos, de que la recesión ya tocó fondo, vale la pena ver qué está pasando en Colombia. Una forma de hacerlo es a través de la evolución del consumo, dado el impacto tan grande que tiene en el crecimiento económico.

El consumo puede ser visto de varias maneras. La primera, por medio de los datos sobre el desempeño de las ventas minoristas que publica el Dane, que en general están un poco rezagados. La segunda, a través de encuestas, como las que realizan Fedesarrollo, Nielsen y la consultora en mercadeo Raddar y, la tercera, analizando el comportamiento del crédito.   

Para entender qué está pasando actualmente es clave entonces empezar por los datos más recientes, que son los de las encuestas y el crédito. Generalmente, la correlación entre estas y los datos que posteriormente registra el Dane es bastante alta.

Las Encuestas

En general, los resultados de las encuestas de consumo son similares. La Encuesta de Opinión del Consumidor (EOC), que realiza mensualmente Fedesarrollo, muestra una mejora sustancial de la confianza de los consumidores. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) alcanzó 0,8% frente a -11,7% en el mes anterior.

Esencialmente, el índice mejora porque mejoran las expectativas de los hogares a un año, así como su percepción de la situación actual. Esta última, expresada a través de su disposición por adquirir bienes durables.

Las ciudades donde la confianza de los consumidores mejoró fueron Bogotá y Medellín, mientras que en las que más cayó fueron Cali y Barranquilla. En términos generales, sin embargo, Barranquilla se mantiene como la ciudad donde el índice de confianza es mayor.

Por estratos, la mejoría del índice de confianza fue también generalizada; aunque fue superior en el estrato medio. En este punto, es interesante señalar que, mientras los estratos medio y bajo mantienen su confianza en terreno positivo, el alto la mantiene en negativo. Lo malo de esto es que, aunque en el estrato alto hay menos personas, tiene una mayor propensión a consumir y, por tanto, el impacto sobre el consumo de una percepción negativa es muy fuerte.

De otra parte, los resultados de Nielsen para el mes de mayo coinciden con los de Fedesarrollo. Al mirar la historia del comportamiento de las canastas, a las cuales le hace seguimiento esta consultora, se observa que empezaron a caer en volumen a finales de 2007 a la vez que los precios crecieron. En los tres meses de marzo, abril y mayo de 2009, se aprecia una leve mejoría en los volúmenes de estas canastas; pero, al igual que con los resultados de Fedesarrollo, no es lo suficientemente fuerte como para poder hablar de un cambio de tendencia.

En este periodo, y de manera consistente con lo que pasa en los momentos de desaceleración económica, las tiendas le han ganado terreno a los supermercados. No solo están más cerca de los lugares de residencia de las personas, sino que ofrecen la posibilidad de adquirir porciones menores. Aunque desde comienzos de 2008, la tasa de crecimiento de ambos canales se reduce, el decrecimiento en las tiendas es menor.
Adicionalmente, mientras en las tiendas los precios empiezan a caer desde comienzos de 2008, en las cadenas de supermercados solo lo hacen a partir de enero de este año.
Tristemente, entre las múltiples canastas a las que les hace seguimiento Nielsen, la de alimentos es la que más cae en  volumen.  En mayo llegó al nivel más bajo de los últimos tres años. También es la que registra los mayores incrementos de precios.

Crédito, no hay demanda

El comportamiento del crédito bancario también ayuda a entender qué está pasando con el consumo. En términos generales, el crecimiento de la cartera de crédito se empezó a desacelerar a mediados de 2006, poco tiempo después de que el Banco de la República empezara con su política de aumentos de la tasa de interés de intervención con el fin de evitar el recalentamiento de la economía.

La desaceleración, sin embargo, se aceleró a partir del segundo semestre de 2007 y, actualmente, con la excepción del microcrédito, que viene creciendo aceleradamente desde comienzos de 2008, el crecimiento de todos los tipos de crédito se ha reducido considerablemente. Para algunos, incluso, el crecimiento está en terreno negativo, como es el caso de los créditos de consumo e hipotecario, que están decreciendo 2,61% y 0,56%, respectivamente en términos anuales.

La desaceleración en el crecimiento del crédito ha estado acompañada del deterioro de la calidad del mismo. La más afectada hasta el momento ha sido la de consumo, posiblemente por el aumento del desempleo. De 5,1% en mayo de 2007, el indicador de calidad de la cartera de consumo pasó a 8,4% en mayo de 2009.  Esto ha llevado a los bancos a ser mucho más estrictos con el tipo de cliente a quien le prestan recursos y, además, a mantener tasas de interés altas, pese a que el Banco de la República ha reducido la tasa de interés de intervención en 500 puntos básicos.

Ventas, poco movimiento

Las cifras de ventas al por menor que publica el Dane son finalmente las que determinan con exactitud lo que está pasando. El problema es el rezago de este registro. Mientras que las encuestas son casi en tiempo real, los últimos datos de ventas minoristas del Dane que están disponibles son de abril.

Si se empezara por estos habría que decir que las perspectivas en materia de consumo son desoladoras. En abril, las ventas minoristas se redujeron 7,1% frente al mismo mes del año anterior, en tanto el empleo en este sector cayó 4,5%. En los cuatro primeros meses del año, estas cifras fueron de -5,4% y 2,3%, respectivamente.

Por grupos de mercancías, las que más cayeron fueron vehículos automotores y motocicletas, -41,1%, y repuestos y accesorios para vehículos, -10,4%. Las ventas de alimentos, un rubro que vale la pena mirar en épocas de desaceleración económica, se redujeron 1,6%, mientras las de farmacéuticos cayeron 3,6%.