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Las ciencias sociales son el área en donde los estudiantes colombianos han avanzado menos. | Foto: Esteban Vega

EVALUACIÓN

Icfes moderniza las pruebas de Estado

El Icfes introduce innovaciones como preguntas abiertas, exámenes por computador y herramientas gratuitas para preparar las evaluaciones. También avanza en cuanto a incluir a las personas en condición de discapacidad. ¿Está mejorando la evaluación en el país?

28 de noviembre de 2019

El Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), con las pruebas que realiza a estudiantes y profesores, diagnostica año a año el estado de la educación en el país.

Las pruebas estandarizadas (de selección múltiple, que siguen normas internacionales), reciben toda clase de críticas por no medir los conocimientos y habilidades de los evaluados. Sin embargo, siguen siendo la herramienta más usada para medir los conocimientos y sirven de base para el ranking anual de los mejores colegios de la Revista Dinero, que toma como referencia los resultados de las pruebas Saber 11.

Los puntajes de 2018 muestran que los alumnos de los 14.000 colegios participantes obtuvieron un promedio de 48,2 sobre 100 en las cinco materias evaluadas. Su asignatura más fuerte es lectura crítica, con 51,1, y están más rezagados en ciencias sociales y ciudadanas, con 45,3.

María Figueroa, directora del Icfes, explica las áreas en las que está trabajando la entidad y los resultados obtenidos.

¿Cuál es el balance tras 18 meses en el cargo?

Hemos trabajado en varias líneas y quizás una de las más destacadas es el cambio en la cultura de evaluación. Creamos el proyecto ‘Avancemos‘, el cual mide la formación en los grados cuarto, sexto y octavo. Se hace en línea y se entregan los resultados en un mes. No es una foto del final del proceso educativo, sino que muestra fortalezas y debilidades en las que se puede trabajar antes de que el estudiante termine su bachillerato. Cuando el profesor recibe los resultados puede saber en qué áreas trabajar más. Empezamos hace año y medio y por ahora lo presentan los colegios de forma voluntaria.

¿Qué han encontrado en este piloto?

En Avancemos solo se miden matemáticas y lenguaje y hemos visto que donde hay más dificultades es en matemáticas. Para resolverlo hicimos una alianza con la Fundación Compartir, con la idea de que los profesores que han ganado este premio les den estrategias de enseñanza a sus colegas. El objetivo no es solo hacer el diagnóstico del alumno, sino también mirar lo que hacen los grandes maestros.

¿Qué pasó con las pruebas Saber de grados tercero, quinto y noveno?

Siguen, pero las estamos reforzando y forman parte del cambio de cultura de la evaluación, que incluye otra herramienta que lanzamos este año y que consiste en un preicfes en línea y gratuito.

¿Cómo funciona y en qué medida compite con los cursos de ‘preicfes‘, que se han convertido en un próspero negocio?

Decidimos, por primera vez, liberar las preguntas del Instituto que son más utilizadas y las pusimos en una plataforma que les permite a los estudiantes familiarizarse con ellas. Se usa un motor adaptativo, de manera que si el estudiante contesta bien la pregunta, el programa le hace una más difícil y así sucesivamente. Esto les da a los estudiantes información de cómo están y a los profesores para que les puedan ayudar a superar sus debilidades, precisamente antes de la prueba real. Y repito es una herramienta gratuita.

¿Cuántas personas han utilizado este ‘preicfes‘ en línea?

359.000 y realizaron más de 1,3 millones de ingresos, dado que pueden entrar cuantas veces lo consideren necesario. Con aquellos estudiantes que nos autorizaron hicimos una investigación para analizar la efectividad de la herramienta y vimos que su impacto en el examen real fue positivo. Los que hicieron entre 10 y 25 intentos obtuvieron los puntajes más altos, por encima de 350 (en una calificación posible de 500).

Uno de los temas por el cual los colegios insisten en la necesidad del curso ‘preicfes‘ es el manejo del cuadernillo con las preguntas, ¿esto cómo lo han trabajado?

En efecto, en el pasado el cuadernillo parecía un mapa del tesoro, que requería un curso para aprender a usarlo, pero eso cambió este 2018. Ahora es tipo libro y está personalizado, pues viene con marca de agua con el nombre del evaluado. Con esto se busca evitar una fuente adicional de estrés para los estudiantes.

Existen propuestas de hacer preguntas abiertas para mejorar la calidad de las pruebas, pues los estudiantes pueden mostrar sus habilidades al escribir, ¿cómo va ese tema?

Acabamos de hacer un piloto en las Saber quinto y noveno, donde nos aventuramos con una pregunta abierta en el lenguaje para que el estudiante responda por escrito, tomando una posición. Esto implica un cambio que tiene sus pros y sus contras, pues es más difícil y más largo de evaluar que una prueba de selección múltiple, pero se ven otras habilidades de los estudiantes. También medimos por primera vez competencias socioemocionales, en tercero, quinto y noveno con un cuestionario asociado, donde miramos manejo de emociones, empatía, autorregulación y otras habilidades que son tan importantes como las cognitivas. En este caso no vamos a dar resultados por niño sino por colegios. Se aplicó en noviembre y tendremos resultados entre enero y febrero.

Otra posibilidad para mejorar las pruebas es hacerlas por computador, ¿lo tienen contemplado?

En grado 11 nos interesa hacerlo de forma transitoria, dado que debemos tener en cuenta la realidad del país en infraestructura tecnológica y en la competitividad de los estudiantes para utilizarla. Ya lo hemos hecho con pruebas extemporáneas y comparamos los resultados frente a los que lo hacen en papel, pues queremos tener la mejor medida del estudiante y no que se enrede por no saber usar el computador. La idea es hacer un cambio gradual, que definitivamente nos permitiría tener resultados más rápidos, pues al año medimos unas 800.000 personas que presentan las distintas pruebas Saber.

¿Cómo están trabajando la inclusión en las pruebas?

Buscamos apoyar a las personas con discapacidad para que puedan realizar las pruebas Saber 11 de la mejor manera. Para eso trabajamos con intérpretes de lengua de señas o lenguaje braille. Hay doce categorías de discapacidad y ofrecemos soluciones para cada una. Como resultado pasamos de 843 personas en condición de discapacidad que hicieron el examen el año pasado a 2.254 este año.

Finalmente, ¿es cierto que las pruebas de calendario B son más difíciles que las de calendario A?

Ese es un mito. Siempre que se aplica una prueba estandarizada esta debe ser comparable por semestre o por año. Se busca medir lo mismo con la misma dificultad.