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Si las cifras de muertos por covid-19 se disparan en el país, no habría capacidad funeraria suficiente. Aún no hay certeza sobre la letalidad de la enfermedad.Los protocolos para los fallecidos por covid-19 son muy exigentes. | Foto: fotografía_ Afp_ Leon Dario Pelaez/ Ap

SALUD PÚBLICA

Capacidad funeraria, otro riesgo a la vista

No hay certeza sobre la cantidad de hornos crematorios del país y si los existentes podrían atender a más fallecidos. Alerta.

30 de abril de 2020

Desde que comenzó la pandemia e incluso antes de que llegara el primer infectado al país, se ha hablado de la necesidad de aumentar el número de camas de cuidados intensivos y de hacer más pruebas para detectar la enfermedad.

Pero poco se habla de la capacidad funeraria del país. En Colombia hay que evitar imágenes como las de Nueva York, que tiene pilas de muertos esperando a ser cremados, o las de Guayaquil, donde hubo víctimas fatales tiradas en la calle, pues no tienen dónde cremarlos ni dónde congelarlos.

A nivel nacional no hay una cifra exacta de la capacidad de hornos crematorios. Cada ciudad tiene su dato, pero en las más pequeñas hay menos información y probabilidades de que este servicio exista. Su montaje es costoso y demorado, dado que requiere un lote, permisos ambientales y un número suficiente de muertos que justifique la inversión.

Los empresarios funerarios atribuyen la falta de información sobre el sector a que no los consideran parte de la cadena de salud pública. Solo los vigila la Superintendencia de Sociedades, pero no la de Salud, ni el respectivo Ministerio. Las Secretarías de Salud controlan que cumplan los requisitos sanitarios, como lo hacen con los restaurantes.

En Bogotá hay 9 cementerios (4 de propiedad del distrito) y 13 hornos crematorios capaces de disponer de 204 cuerpos al día. En Medellín pueden hacerlo con 168 cuerpos al día y se estima que en todo el país hay unos 300 hornos. No obstante, no hay una cifra oficial.

Gerardo Mora, gerente general de Los Olivos, dice que la capacidad crematoria se podría medir cuando haya cifras certeras de letalidad de la Covid en el país. Al cierre del domingo 26 de abril iban 5.379 infectados y 244 fallecidos, para una tasa de letalidad de 4,5%, aún por debajo del 10,42% de España, 13% de Italia y 7,6% de Nueva York. Y en esos lugares, pese a contar con un sector funerario desarrollado, la cantidad de muertes sobrepasó su capacidad.

“En este momento estamos trabajando por debajo de lo usual, pues al no haber accidentes de tráfico, ni muertes violentas se ha reducido el número de fallecimientos. En Bogotá usualmente hay unos 3.000 al mes, de los cuales nosotros atendemos entre 800 y 900, pero en marzo fueron 550, así que estamos con capacidad, pero no podríamos atender a mil difuntos al día. Eso nos desbordaría”, acepta Mora.

Con él coincide Jorge Iván Ospina, gerente de Aurora Funerales, empresa manizaleña que opera en varias ciudades del país e incluso en Nueva York. Opina que esta pandemia cogió fuera de base a todo el sector de la salud. Las empresas están haciendo su mejor esfuerzo comprando equipos de bioseguridad, pero eso no es suficiente.

A esto se agrega que la refrigeración de los cadáveres, una práctica común en muchos países antes de cremarlos, en Colombia no es habitual. El panorama se complica más porque en todos los pueblos hay cementerios, pero pocos tienen hornos crematorios. “Hay que tener en cuenta a la otra Colombia, donde las condiciones y las capacidades son muy distintas y es difícil cumplir con la normatividad del Ministerio de Salud, que prohíbe mover las víctimas del coronavirus de un municipio a otro”, dice Ospina, al analizar la situación en Puerto Carreño, donde su empresa tiene operaciones.

“En Manizales podemos atender 5 fallecidos al día, pero si son 50 nos desbordan. En Madrid pasaron de 150 diarios a entre 700 y 800. Guayaquil, por su parte, tiene una infraestructura aceptable pero no aguantó. Colombia aguantaría si los casos se duplican, pero más allá de eso sería imposible”, asevera Ospina.

Prepararse para un aumento de fallecidos por el coronavirus no es sencillo. El Distrito de Bogotá compró tres contenedores de refrigeración para 100 cadáveres cada uno y confían además en usar las morgues de la ciudad, que están en universidades y en Medicina Legal.

La contingencia no da tiempo para construir hornos crematorios, por el trámite que requieren. No obstante, en Medellín hay un proyecto para hacer hornos móviles. En lo que respecta a las cámaras de refrigeración, las restricciones de vuelos complican el proceso de importarlas.

Lo único seguro en la vida es la muerte. Pero con el coronavirus esta certeza se vuelve cada vez más preocupante. Ojalá Colombia tenga la capacidad de despedir correctamente a sus muertos.