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Colombia: el secuestro de nuevo en el centro de la polémica

Cuando dos patrulleros de la policía desaparecieron en el Valle del Cauca el viernes pasado, las autoridades y los medios locales inmediatamente responsabilizaron por el hecho a la guerrilla de las FARC.

Alianza BBC
30 de enero de 2013

Pero con las dos partes actualmente enfrascadas en un proceso de paz que aspira a ponerle fin a un conflicto que ya dura casi 50 años, el gobierno colombiano inicialmente apostó por la prudencia y en un primer momento evitó pronunciarse sobre el hecho al más alto nivel.

Ayer martes por la noche, sin embargo, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, acusó públicamente a los insurgentes de secuestro.

Y la guerrilla respondió emitiendo un comunicado reivindicando su "derecho a capturar como prisioneros a los miembros de la fuerza pública que se han rendido en combate".

"Ellos se llaman 'prisioneros de guerra' y este fenómeno se da en cualquier conflicto que haya en el mundo", se lee en el comunicado.

Y, en el mismo, las FARC también aclaran que su anunciada renuncia al secuestro -que en su momento allanó el camino hacia el diálogo de paz- se refiere únicamente a las "retenciones de carácter económico, aunque se mantenga la vigencia de la Ley 002 referida a impuestación (sic) para nuestra financiación".


"Mala señal"
La distinción no es nueva, pero el hecho definitivamente les ha dado nuevas municiones a los críticos del proceso de paz.

Y antes de partir a La Habana, el mismo jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, también criticó duramente la actitud de los guerrilleros.

"Si las FARC no le ponen la cara a sus víctimas este proceso no tiene ninguna posibilidad. Y la señal que están mandando con este secuestro es todo lo contrario a lo que deberían estar haciendo", dijo De la Calle.

"Vamos a La Habana para terminar el conflicto que es lo que pactamos y si no es así, que nos lo digan de una vez, para no hacerle perder el tiempo al gobierno y a los colombianos", agregó.

Así las cosas, el gobierno colombiano seguramente intentará discutir el caso de los patrulleros Víctor González y Cristián Yate con los delegados de las FARC en La Habana.

Y es que la situación definitivamente no facilita la tarea de unas autoridades que ya eran objeto de duras críticas por parte de algunos sectores por su decisión de iniciar conversaciones de paz.

El expresidente Álvaro Uribe, uno de los principales opositores al proceso, dijo por ejemplo que al continuar el diálogo con las FARC en esas circunstancias el gobierno estaba "autorizando el secuestro".

Y el analista Rafael Guarín, cercano a Uribe, le dijo a BBC Mundo que la insistencia de las FARC en suscribir un tratado de "regularización del conflicto" -reiterada en el último comunicado- demuestra que los insurgentes no están interesados en acabar con la violencia sino en legitimarla.

Aunque para Jorge Restrepo, del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, CERAC, el secuestro puede ser sobre todo un indicador de posibles divisiones a lo interno de las FARC, especialmente evidentes en el caso de los frentes que operan en o cerca del departamento de Cauca.

"Esto muestra que no existe un comando y control total de quienes están en la representación de las FARC en la mesa y las unidades de las FARC en Colombia", le dijo Restrepo a BBC Mundo.

"Hay como una lucha de poder a lo interno de las FARC. Y aunque la negociación (de La Habana) ha servido para ir consolidando un liderazgo de las FARC, es un liderazgo que aún no se ha cohesionado", explicó el analista, quien no dudó en calificar el momento como "crítico" para el futuro del proceso.


¿Cuestión de tiempo?

Otros aseguran que la inversión del gobierno del presidente Juan Manuel Santos en el diálogo de paz es demasiado grande como para creer que la captura de los patrulleros pueda descarrilar completamente las conversaciones si la misma no se prolonga demasiado.

Después de todo, las Farc argumentarán que la retención temporal de miembros de las tropas adversarias por razones estratégicas no constituye una violación flagrante de las normas básicas del Derecho Internacional Humanitario.

Y la guerrilla todavía está a tiempo de presentar una pronta liberación de los policías como un nuevo ejemplo de su compromiso con el proceso de paz.
Pero si las FARC insisten en retener a los policías para forzar "un intercambio de prisioneros" la cosa se podría complicar todavía más.

Esta práctica ya le costó a los insurgentes mucho de su capital político, y semejante solicitud podría terminar convenciendo a muchos de que en realidad la guerrilla no están lista ni dispuesta para hacer lo necesario para alcanzar la paz.

Y, para Restrepo, la pelota está claramente del lado de los guerrilleros. "(El secuestro de los patrulleros) es un obstáculo serio, crítico, pero se puede reparar", le dijo el analista a BBC Mundo. "Pero lo va a salvar solamente una parte de las FARC".

"Yo creo que, en últimas, lo que va a acelerar esto es como una ruptura de las FARC, más que una ruptura de las conversaciones", concluyó.