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Si bien la pobreza se ha reducido en el país, aún queda mucho trabajo por hacer. | Foto: Esteban Vega

DESARROLLO

Colombia crece pero no lo suficiente

Hoy Colombia es uno de los países de la región con el PIB que más avanza -lo que quedó ratificado con las cifras del tercer trimestre- y también se muestra como el más atractivo para la inversión. ¿Se puede cantar victoria?

15 de noviembre de 2019

Diferentes proyecciones indican que la economía colombiana crece más que sus vecinos de la región e incluso más que los países de la Ocde. Esto a pesar de factores externos adversos como la guerra comercial entre China y Estados Unidos y la presión fiscal que ejerce la llegada de más de 1,5 millones de venezolanos al país.

Este año se estima que Colombia crecerá alrededor de 3,5% y la cifra del tercer trimestre (3,3%) muestra que tal vez vamos por ese sendero. Si se logra ese crecimiento, se tratará de una cifra representativa, sobre todo considerando que en 2017 avanzó apenas 1,8%.

Colombia ha logrado crecer en medio de una región que se está desacelerando desde el año anterior y que en 2019 solo reportará un crecimiento de 0,2%, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Este organismo considera que factores como los bajos precios de las materias primas, las tensiones comerciales globales y los flujos de capital volátiles son factores externos que han impactado considerablemente el crecimiento de la región.

Pero este no es un fenómeno que solo está sucediendo en los mercados emergentes; de hecho, las economías avanzadas también vienen mostrando preocupantes señales de desaceleración y su perspectiva de crecimiento ha bajado cerca de 0,6%.

La inestabilidad política y social también le ha pasado la cuenta al crecimiento latinoamericano. Las recientes crispaciones sociales y la pérdida de legitimidad de los gobiernos actuales han logrado impactar los índices de inversión extranjera. Las protestas masivas en países como Ecuador, Chile y Bolivia son prueba de esto.

Según un análisis del FMI, la reactivación económica que ha mostrado el país, ha estado respaldada en su mayor parte por un aumento en el consumo privado y por un repunte considerable del gasto público.

Otros factores que han contribuido han sido el manejo responsable de la política monetaria (que ha permitido mantener estables los niveles de inflación), y los alivios tributarios que otorgó la Ley de Financiamiento a las empresas –aunque este es un tema que está en vilo tras la decisión de la Corte Constitucional al declarar inexequible esa ley–.

El ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo, explicó que medidas como la reducción del impuesto a la renta, la tarifa de 27% para las megainversiones y la devolución del IVA en la compra de bienes de capital, han permitido que este año la Inversión Extranjera Directa haya aumentado 12%.

¿Es suficiente?

Analistas económicos consideran que el país no se puede conformar con crecer 3,5%, porque aún tiene que resolver desafíos asociados con la baja productividad, el déficit de la cuenta corriente y varios problemas sociales.

Si bien es cierto que en los últimos años el país logró avances en reducción de la pobreza monetaria (pasó de 50% en 2002 a 27% en 2018), y ha aumentado la cobertura en temas tan prioritarios como salud, educación y servicios públicos, es claro que aún está en mora de solucionar varios problemas importantes.

El primero es el de la desigualdad. En su reciente visita al país, el secretario General de la Ocde, José Ángel Gurría, hizo un llamado de atención por este tema, pues el país presenta el índice de desigualdad más alto de la región, y, por supuesto, en el grupo de la Ocde. Colombia registra un índice de Gini de 0,47, un medida en la que 0 representa ausencia de desigualdad y 1 la máxima desigualdad.

El deterioro del mercado laboral es otro de los asuntos que se deben resolver en el corto plazo. Hoy el país se encuentra sumido en una cifra de dos dígitos (por encima de 10%) y lo más preocupante es que la tendencia tiende a acentuarse, a pesar de esfuerzos del Gobierno como la disminución de las cargas tributarias para las empresas.

Las nuevas formas de trabajo y la modernización de las empresas han propiciado la destrucción de un gran número de empleos.

Desde muchos sectores ya se han lanzado propuestas como un salario diferencial por regiones, permitir la contratación por horas, o establecer un salario mínimo para los menores de 25 años para mitigar el desempleo juvenil (ver tema de portada).

La reforma pensional es otro de los temas que se tiene que priorizar. Actualmente solo 2 de cada 10 colombianos llega a pensionarse y el Estado no tiene cómo seguir soportando la carga de más de $40 billones anuales que representa cerca de 20% del presupuesto total de la Nación, por lo que urge hacer cambios en el régimen de prima media. La idea es llegar a un modelo pensional equitativo y con una cobertura más amplia.

El presidente Iván Duque ya manifestó que no tienen previsto aumentar la edad de pensión, ni el porcentaje de cotización.

Implementar estas reformas no va a ser tarea fácil, sobre todo por la poca gobernabilidad que tiene el Ejecutivo en este momento, y por el ambiente social enrarecido que atraviesa la región. Las centrales obreras y los estudiantes han convocado a un paro nacional el próximo 21 de noviembre, evidentemente esta será una prueba de fuego para un Gobierno que está atravesando por un momento difícil en términos de popularidad.