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Lawrence Bloom, vicepresidente, Climate Prosperity Strategies.

Clima, un asunto bien caliente

El verano ruso tan caliente es un hecho que ocurre una vez cada 3.000 años. Las lluvias que inundaron Pakistán se registran una vez cada 5.000 años. Dos fenómenos tan improbables en un mismo año muestran que vamos a tener más situaciones de clima extremo. ¿Qué viene? Entrevista con el experto Lawrence Bloom.

10 de septiembre de 2010

La temperatura normal en el verano ruso es de 20 grados, pero el de este año subió a 40 grados, un hecho que ocurre una vez cada 3.000 años. Las tremendas inundaciones en Pakistán fueron causadas por volúmenes de lluvia que solo se ven una vez cada 5.000 años. “Tener dos fenómenos tan improbables en el mismo año muestra que cada vez con mayor frecuencia vamos a tener situaciones de clima extremo”, opina Lawrence Bloom, vicepresidente de la organización británica Climate Prosperity Strategies y uno de los expertos más respetados de ese país en temas de cambio climático.

El experto, que vino a Colombia invitado por el Consejo Británico y la Universidad del Rosario, le explicó a Dinero.com que el fenómeno obedece a que el decongelamiento de los casquetes polares, cambia la salinidad de los mares y con eso, se afecta el clima.

El tema es global por cuenta de las corrientes marinas y para probarlo, dice que ya en el Reino Unido se tuvo el verano más frío en años. Con ello, asegura, quedó en evidencia que el clima es planetario es producido por sistemas muy frágiles y que ahora el mundo se tendrá que ajustar a un patrón de climas cada vez más extremos.

Frente a la pregunta de si hay cosas que se puedan hacer para mitigar esta alteración drástica del clima, Lawrence Bloom ofrece dos respuestas. “La fácil es sembrar árboles, o también ahorrar dinero con el uso de técnicas de producción más sostenibles, con una mayor utilización de energías como la solar o la eólica y con el empleo de equipos o calderas más eficientes”, afirmó.

Pero la difícil, señala, es que la humanidad tiene una definición de prosperidad que implica niveles de consumo enormes. “El problema es que esto genera una demanda sobre los recursos del planeta, que lo hace insostenible”. Recuerda una frase de advertencia del economista Keneth Boulding: cualquiera que crea que el crecimiento exponencial puede seguir para siempre en un mundo finito, es o un loco o un economista.

Energía nueva
Mientras se consigue que el modelo de desarrollo se ajusta a patrones más sostenibles, se debería pensar en fuentes de energía distintas de los hidrocarburos. Lawrence Bloom piensa que la alternativa más promisoria en este tipo de energías es la magnética. “Es un spinoff del empeño militar conocido como la Guerra de las Galaxias”, explica. Se estableció que concentrando cantidades enormes de energía magnética durante un período muy corto, se podían tumbar aviones. Pero a la vez, se descubrió que se podía adaptar esta energía para que se pudieran generar cantidades reducidas de energía por períodos muy largos. “Por ejemplo 1 MW durante 20 años”.

El asunto ahora es desarrollar formas para poner esta energía en lugares diversos. Un generador para una empresa de unas 200 personas puede tener el tamaño de una planta nuclear pequeña. Sin embargo, considera el experto, que en países como China, India o Brasil, donde la deficiencia de energía será tan significativa, proyectos de esta naturaleza pueden ser tremendamente interesantes.