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La apreciación del yuan es necesaria para neutralizar los factores más peligrosos del desequilibrio, como lo son los US$200.000 millones de superávit en la balanza comercial china

China: la burbuja del yuan

La política cambiaria de China es una bomba de tiempo, los desequilibrios que genera la tasa de cambio fija, entre el yuan y el dólar, es preocupante.

30 de octubre de 2009

Buena parte de los desequilibrios internacionales actuales responden a la política china de fijar el precio de su moneda, el yuan, frente al dólar, tras haber subido un 21% desde 2005 Dicha política rige desde mediados de 2008, buscando ayudar a sus exportadores, que fueron perjudicados por una caída en los pedidos, cuando la crisis financiera global se intensificó, .

Ahora que los inversionistas alrededor del mundo muestran una menor aversión al riesgo, gracias a la recuperación de indicadores económicos, un gran número de voces se han levantado reclamando la apreciación del yuan.

A estas voces se sumó la de Paul Krugman, premio Nobel de Economía, quien en su columna del viernes 23 de octubre, en el diario The New York Times, señaló: "no hay nada necesariamente malo con una política de este tipo, especialmente en un país pobre cuyo sistema financiero podría desestabilizarse fácilmente por los volátiles movimientos de capitales. De hecho, el sistema le sirvió enormemente a China durante la crisis financiera asiática de finales de los 90. La pregunta crucial, sin embargo, es ¿hasta qué punto el valor objetivo del yuan es razonable?".

Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional, también se adhirió a este clamor al declarar recientemente que "la economía mundial no se estabilizará mientras el yuan no gane valor". La apreciación del yuan es necesaria para neutralizar los factores más peligrosos del desequilibrio, como lo son los US$200.000 millones de superávit en la balanza comercial china y los US$2,27 billones en reservas internacionales que China ha acumulado gracias a su comercio.

Así mismo, el Instituto Estadounidense del Hierro y el Acero, cuyos miembros incluyen grupos como U.S. Steel, Nucor y ArcelorMittal, ha mostrado su preocupación a este respecto. "Las intervenciones del gobierno chino en el mercado cambiario, para mantener al yuan significativamente devaluado frente al dólar, amenazan la frágil recuperación estadounidense y constituyen una práctica desleal en el comercio internacional", declaró el Instituto en una carta a las autoridades comerciales de Estados Unidos el pasado 26 de octubre.

Sin embargo, llama la atención el hecho de que, desde 2008, durante su campaña electoral, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se quejara enérgicamente de las prácticas cambiarias chinas, pero, a partir de su llegada al poder, ha adoptado un discurso más moderado.

Una forma de acabar con el desequilibrio es permitir que el yuan fluctúe libremente. Así, su valor sería más elevado y el precio de los productos de exportación chinos sería mayor, lo que llevaría a sus socios comerciales a comprarlos menos. Inversamente, el precio de los productos importados por China sería menor, lo que se traduciría en una mayor demanda por estos.

Otra forma sería fijar la tasa de cambio de estas dos monedas en un nivel superior al actual. El Peterson Institute for International Economics, un centro de investigación en política económica internacional, con sede en Washington, estima que el yuan está actualmente un 40% por debajo de lo que exigirían sus fundamentales. Pero la debilidad del yuan es lo que le ha permitido a China continuar siendo un exportador competitivo.

Lo que preocupa a China es que, al ser el grueso de su exportación el resultado de la maquila que hace de bienes del mundo entero, si el yuan se apreciara, caerían, tanto sus exportaciones como sus importaciones, lo que perjudicaría sus superávits comerciales.

Una difícil transición

La expectativa que generaría un anuncio de apreciación del yuan ocasionaría, al menos temporalmente, un recrudecimiento de la burbuja del precio de sus activos, en la medida en que esta economía asiática atraería enormes flujos de capital extranjero como respuesta anticipada a la apreciación de su moneda.

La composición exacta de los $2,27 billones que tiene China en reservas internacionales es un secreto de estado, pero se estima que al menos el 60% de las mismas está en dólares, 30% en euros y el resto en libras esterlinas y yenes.

Por eso, una de las repercusiones del manejo monetario chino son los temores de que esa economía decida diversificar más este portafolio para alejarse del dólar. Este es uno de los motivos para la devaluación que la moneda estadounidense ha presentado frente a las demás monedas del mundo durante los últimos meses.

Otro motivo de preocupación es que, al estar fija la tasa de cambio, al igual que el dólar, el yuan cae de forma constante con respecto a las monedas de los países vecinos de China, incluyendo el ringgit malasio, la rupia indonesa y el won surcoreano. Eso hace que los bienes producidos en esos países sean más caros que los chinos. Esto pone a los países que compiten con China en una difícil situación. Por ello, para frenar el alza de las divisas frente al yuan (y el dólar), los bancos centrales a lo largo de Asia han estado comprando en los últimos meses grandes cantidades de dólares y aumentando sus reservas de divisas extranjeras.

A mediados de octubre, Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, mostró en un discurso su preocupación sobre el rol de Asia en el equilibrio del comercio global. "Debemos evitar desequilibrios cada vez más grandes e insostenibles en el comercio y los flujos de capital", sostuvo.

Sin embargo, para los países asiáticos, que tratan de dirigir una frágil recuperación de las exportaciones, es difícil seguir el consejo del resto del mundo y permitir que sus monedas suban mientras el yuan cae junto al dólar.

La situación no parece tener salida en el corto plazo, como se traduce de la decisión que tomó China el pasado 27 de octubre de mantener estable la tasa de cambio del yuan frente al dólar, según reportó ese día el China Securities Journal, con base en Beijing, citando al gobernador del banco central de ese país, Yi Gang.

China debe cambiar su modelo de crecimiento y adoptar uno que no base completamente sus exportaciones en un yuan débil. Lo más deseable es que se tome la decisión de permitir la fluctuación del yuan frente al dólar cuanto antes. De persistir la actual política monetaria, las distorsiones y los riesgos van a ser mayores. Sin una política monetaria independiente, la economía de China se convertirá tarde o temprano en una burbuja.