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Leopoldo Fergusson, izquierda, y Juan Fernando Vargas se hicieron acreedores a la más reciente versión del Premio Juan Luis Londoño que Fedesarrollo entrega cada dos años. | Foto: Getty Images con foto-montaje de Dinero

ACADEMIA

¿Quién quiere guerra?: las inquietantes respuestas de dos economistas colombianos

Leopoldo Fergusson y Juan Fernando Vargas se hicieron acreedores al Premio Juan Luis Londoño. Su enfoque no solo tiene que ver con la economía: se han concentrado en entender cómo operan los mecanismos de lo social, entre ellos, el de la violencia.

19 de mayo de 2019

Tienen un derrotero académico e intelectual paralelo. Estudiaron juntos el pregrado en la Universidad de los Andes. “Pertenecimos a la misma cohorte y fuimos compañeros desde el pregrado”, comenta Fergusson. Desde entonces y hasta la fecha, han desarrollado investigaciones conjuntas sobre temas sociales e institucionales.

Según Vargas, la afinidad de los dos no por los temas de macroeconomía -uno de los fuertes de ese centro universitario-, sino por los problemas que aquejan a la sociedad colombiana, nació desde el principio de la carrera. Uno de ellos es la violencia.

Esa preocupación no apareció espontáneamente. La presencia habitual en la escuela de verano de los Andes del economista James A. Robinson pudo incidir de manera importante en este enfoque. Robinson, junto con Daron Acemoglu, escribió uno de los más importantes libros de economía y sociedad de la última década: Por qué fracasan los países, un recorrido para desentrañar las razones de los grandes problemas de las sociedades contemporáneas.

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Robinson fue clave para que Fergusson pudiera desarrollar su doctorado en el MIT y para que Vargas, mientras tomaba su doctorado en la Universidad de Londres, pudiera hacer unos cursos libres en Harvard. Ambos economistas volvieron a coincidir en Boston y tomaron clases juntos en algunos cursos.

Las conclusiones siempre son inquietantes. Por ejemplo, es posible afirmar, según Fergusson, que los cuadros de violencia reiterada en sociedades como la colombiana no tienen que ver exclusivamente con la ineficiencia del aparato estatal para vencerla y reprimirla. Explicó que “uno de los temas que tanto Juan como yo hemos tratado es por qué la persistencia de la violencia y el conflicto; por qué el Estado es tan incapaz de resolver el problema y ganar legitimidad en las regiones donde ese fenómeno se presenta. Teniendo en cuenta que ese es un tema común, un aprendizaje general de estas investigaciones es que muchas veces esta situación no es consecuencia de que los estados no puedan acabar con la violencia, sino que a menudo no quieren hacerlo: me refiero a que el Estado no es una abstracción, sino que en la estructura estatal intervienen grupos con intereses políticos o económicos y que buscan objetivos, y esos objetivos se ven favorecidos con la violencia”.

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Hay un paper que desarrollaron ambos y que lleva por título “The need for enemies” donde a partir de un modelo de economía política se analizan las posibles consecuencias electorales del fenómeno de la violencia, a partir de datos de la presidencia de Álvaro Uribe. Según el abstract del documento, “encontramos que después de las tres grandes victorias contra las Farc, el gobierno redujo sus esfuerzos para eliminar a ese grupo insurgente y lo hizo de manera diferencial en municipios políticamente destacados”.

Otro de los focos de las investigaciones de estos economistas galardonados es la implicación de las reformas y sus impactos en la sociedad. Según Vargas, “el objetivo era entender cuáles son las consecuencias de reformas políticas que aunque bien intencionadas tuvieron impactos derivados negativos”.

Ejemplo de esto fue la apertura política de los 80, cuando se estableció la elección popular de alcaldes. Entonces, las élites locales adquirieron el poder y lo utilizaron para eliminar representantes de izquierda que se les oponían. Otro es el caso de los falsos positivos, que tuvo como origen una estrategia de fortalecimiento del ejército, acompañada con incentivos específicos para promover los resultados en la lucha contra lo que era considerado el enemigo natural. Eso, acompañado por la poca capacidad de las instituciones de control y de justicia para vigilar al ejército, dio como resultado una estrategia nefasta de asesinatos selectivos de personas que no habían participado del conflicto, pero que eran presentadas como miembros de grupos armados ilegales.

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Lo mismo está ocurriendo ahora mismo con el proceso de paz con las Farc. Este grupo guerrillero abandonó el poder en muchas zonas del país que ahora están siendo dominadas por otros actores violentos, lo que deriva en problemas como asesinatos de líderes sociales, mientras que en otras zonas se dan fenómenos como la deforestación.

Estas conclusiones invitan a pensar que los procesos de reforma no se deben hacer en abstracto, sino teniendo en consideración todas las aristas de la realidad social.

Desde el comienzo estuve muy interesado en la economía, pero con preguntas que desbordaban lo estrictamente económico. Estaba más interesado en la ciencia social, en entender a la sociedad”, explicó Fergusson.

En el mismo sentido se pronunció Vargas, el otro economistas galardonado, quien explicó que desde su tesis de maestría buscó estudiar la relación entre conflicto armado y crecimiento.

El reconocimiento a estos dos economistas con este importante galardón muestra el avance que ha tenido la ciencia económica no solo para responder a las grandes inquietudes macroeconómicas como la política monetaria, la política fiscal o la estrategia sectorial.

En este premio, Fergusson y Vargas fueron antecedidos por Alejandro Gaviria, Felipe Barrera, Ana María Ibáñez, Raquel Bernal, Daniel Mejía y Juan Miguel Gallego.