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Foto: Dinero | Foto: Teusaquillo 4

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Casas de patrimonio en Bogotá se caen a la espera de autorizaciones para arreglos

Vecinos de los barrios Teusaquillo y La Candelaria se quejan de las demoras del Instituto Distrital de Patrimonio para aprobar sus permisos de obras de reparación y mantenimiento en casas antiguas, lo que incrementa los costos de los dueños de estas casas.

19 de mayo de 2017

Mientras las típicas casas estilo victoriano en el barrio Teusaquillo son ocupadas por universidades o se deterioran a la espera de alguien que las repare y habite, en el Instituto Distrital de Patrimonio y Cultura (Idpc) reposan desde hace más de un año solicitudes de permiso de colombianos y extranjeros que solo quieren hacer las reparaciones necesarias para habitar sus nuevos hogares.

El arquitecto Simón Vélez, conocido por su obras con el bambú como elemento principal, renunció al proyecto que tenía en una casa de Teusaquillo por las demoras del Idpc para aprobar las reparaciones para las que le habían contratado y que después de obtener el visto bueno del instituto, requieren de una licencia de curaduría urbana.

Tanto para Vélez como para el arquitecto José María Rodríguez, es incomprensible que mientras las casas de barrios como Teusaquillo y La Candelaria se deterioran o terminan en manos de instituciones educativas que finalmente las demuelen o les hacen grandes modificaciones, los proyectos de colombianos y extranjeros que plantean pequeñas reformas y obras de reparación para conservar la arquitectura y habitarlas se queden a la espera durante meses, e incluso años, o sean finalmente archivados.

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Foto: Dinero

José David Castellanos, concejal por Cambio Radical, señala que “el Instituto de Patrimonio  no atiende  de manera competente y eficaz las solicitudes de licencia de construcción de ciudadanos, que apegados a la norma, piden el permiso correspondiente ante la entidad, pero esta alarga los plazos de respuesta, pide modificaciones de muy difícil cumplimiento que elevan los costos para los dueños, y en ocasiones archiva los procesos de licencias de construcción”.

Sin embargo, el Idpc explica que el proceso de expedición del permiso correspondiente se debe tardar máximo 45 días hábiles siempre y cuando el solicitante cumpla con todos los documentos e información requerida. Cuando el instituto le pide información adicional o modificaciones al proyecto, el plazo de 45 días puede suspenderse durante uno o dos meses y en cualquier caso depende de la complejidad del proyecto y el volumen de solicitudes en proceso ante la entidad distrital.

La falta de agilidad en el proceso termina llevando a los nuevos dueños de las casas a realizar sus obras sin la debida autorización como lo advierte el concejal Castellanos y explica que los habitantes de ambos barrios “infringen la ley realizando construcciones, modificaciones y ampliaciones, sin hacer los trámites pertinentes ante el Idpc, y lo que resulta aún peor, sin que exista un control eficaz  de la situación. Ya hay predios que han construido y han vulnerado su estructura original  afectando, deteriorando y poniendo en riesgo el patrimonio arquitectónico de Bogotá”.

 

Fuente: Concejal José David Castellanos

Algunos vecinos de Teusaquillo, que prefieren no ser identificados, reconocen que bajo la licencia de reparaciones locativas llevan a cabo otras obras en sus casas y para las cuales es necesario una autorización del Idpc para solicitar ante alguna curaduría urbana una licencia de construcción. Las obras van desde reemplazos de los peldaños de sus escaleras hasta cambios de techos, necesarios para evitar que el agua se filtre a las casas en temporadas de lluvia.

Los martes es el día señalado por el Instituto para que arquitectos y propietarios de las viviendas se acerquen a preguntar por el proceso que cursan sus solicitudes y mientras algunos encuentran con sorpresa que sus proyectos se archivaron sin que se les notificara, otros también sorprendidos descubren que el arquitecto que preaprobó sus planos ya no está y el nuevo profesional en el cargo no está de acuerdo con el concepto anterior por lo que sus procesos deben iniciar nuevamente.

Pero el Idpc advierte que “no varía su posición frente a lo solicitado” y que realmente no "preaprueba" proyectos sino que sus arquitectos solicitan modificaciones a los mismos para que se presenten nuevamente bajo las normas establecidas y los conceptos que los mismos arquitectos establecen.

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Durante un año, los nuevos propietarios de las viviendas pueden invertir más de $1.000 millones que suman la compra de la casa, compra de materiales para las obras que planean realizar, pago a los arquitectos que diseñan y presentan el proyecto ante el Idpc y gastos de representación del arquitecto que cada martes debe acercarse a la oficina del instituto para conocer en qué etapa del proceso está su proyecto.

Todo esto sin contar las pérdidas por el material que muchas veces se daña a la espera de que sus compradores puedan utilizarlo en las obras que requieren las casas.

Aunque tanto los arquitectos como los dueños de las casas son conscientes de la necesidad de una entidad que vigile las obras en las casas de patrimonio para conservar la memoria arquitectónica del país, lo que reclaman es la eficiencia del Idpc para permitir las intervenciones que hagan las casas habitables y evitar que las mismas terminen por caerse ante la falta de atención a sus necesidades o que las tomen entidades con el músculo financiero suficiente para demolerlas.

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