Home

País

Artículo

Los sectores de salud y educación recibirían los mayores ingresos en el año próximo, según el anteproyecto de Presupuesto. El primero podría aumentar sus gastos por la pandemia. | Foto: fotografía_ iStock

PRESUPUESTO

Las nuevas cuentas que hace el Gobierno para 2021

Con un hueco fiscal tasado en $10 billones para este año y una deuda que escalará hasta 60% del PIB, las cifras del Presupuesto de la Nación para el año entrante tendrán que empezar de cero.

30 de abril de 2020

Cada año, por estos dias, el Congreso comienza a estudiar el primer borrador de presupuesto que envía el Gobierno, como punto de partida para los álgidos debates del segundo semestre.

Pero en 2020, al igual que todo lo demás, este trámite tiene características diferentes porque el proyecto que radicó el Ministerio de Hacienda (ver tabla) ya está desactualizado.

Es más, la propia cartera lo reconoce en un informe enviado al Congreso. Conocido por Dinero, el documento asegura que los efectos de la crisis por el coronavirus “son de tal magnitud que afectarán necesariamente todas las previsiones económicas y fiscales de la Nación”.

Un menor crecimiento este año, el barril de petróleo por el piso, la tasa de cambio disparada y el comercio exterior operando a medias conforman el coctel más explosivo para el equipo económico del Gobierno. Este debe ajustar las cuentas oficiales para presentarlas en julio próximo.

Nueva normalidad

Este año y el próximo el país tendrá menores ingresos y mayores gastos, una fórmula cuyo resultado apunta siempre en dos direcciones: aumentar el endeudamiento o apretarse el cinturón.

Sobre este último, el Ministerio de Hacienda prepara un decreto de austeridad que podría restringir, aún más, la destinación de recursos públicos en temas no prioritarios para el momento. De ese modo se podrían usar en ramas como la salud o el bienestar social de los colombianos.

Esta solución, no obstante, es solo un paño de agua tibia, si se tiene en cuenta que cerca de 80% del gasto anual es inflexible. En otras palabras, debe ir de todos modos a pagar pensiones, hacer giros a las regiones y financiar el aseguramiento en salud, entre otras cosas. A corto plazo, esto lleva a aumentar la deuda como única salida posible.

Por eso el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, dijo que es necesario tramitar una nueva reforma tributaria. Por supuesto, no sucederá este año ni a comienzos del próximo, porque en estas circunstancias no tendría un ambiente favorable.

No obstante, el Gobierno trabaja desde ya en una estrategia a corto plazo para pagar las acreencias que asuma para enfrentar la pandemia. La situación, crítica desde todo punto de vista, ya tiene un primer cálculo en cuanto a su costo. Según estimaciones del Ministerio de Hacienda, el hueco fiscal para este año será de $10 billones, equivalentes a casi dos reformas tributarias.

Esa cifra corresponde a $8,1 billones por menor recaudo de impuestos (por la contracción del PIB), menor precio del petróleo y tasa de cambio disparada, pues el dólar ya completa varias semanas por encima de $4.000. Esto último tiene un efecto negativo adicional: el país tendrá que pagar mayores intereses de la deuda en dólares por $1,9 billones.

Primeras cuentas

En 2021, el presupuesto se llevaría el trago amargo del choque petrolero. Cuentas iniciales señalan que la caída del precio del crudo de referencia Brent le costará al país, al menos, $4 billones el próximo año.

Eso sin contar con el coletazo que recibirá Ecopetrol. Un barril de crudo a US$36,8 y no a US$60,5, como estimaba el Plan Financiero de 2020, afectará los recursos de capital de la empresa en cerca de $3 billones y, por ende, la entrega de dividendos.

Como detalla el Gobierno, el panorama es oscuro en varios frentes y se reflejará fuertemente en la deuda que el Gobierno tiene con agentes internos y externos. Esta cifra cerró 2019 en 50,2% del PIB y terminará 2020 en 60% del PIB, si es que la situación no empeora.

En cualquier caso, el próximo año el ‘palo no estará para cucharas’ y los debates de una nueva reforma tributaria parecen inaplazables. Mientras llega ese momento, el Gobierno y el Congreso deberán peluquear el presupuesto, incluso sin haber debatido una sola coma del anteproyecto.