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Café, grandes expectativas

Para mantenerse competitivo en el mercado mundial, Colombia busca aumentar la productividad del café, produciendo cuatro millones de sacos adicionales. ¿Podrá lograrlo?

23 de noviembre de 2007

La década de los noventa no fue fácil para el café. Los precios internacionales se redujeron a una tercera parte, mientras que la producción aumentó, sobretodo en las calidades inferiores, desplazando por precio los cafés de calidad en las mezclas de los productores. El resultado fue una fuerte caída en el consumo. En esos años, las perspectivas del café para el futuro eran bastante pesimistas, lo que llevó a muchos a abandonar el negocio.

Las cosas, sin embargo, empezaron a cambiar radicalmente a partir del año 2000. Con la introducción al mercado de los cafés especiales y gourmet, el consumo se reactivó, especialmente entre los jóvenes, que empezaron a tomar café fuera del hogar, en las tiendas especializadas.

En Estados Unidos, por ejemplo, que es el principal consumidor de café del mundo, el consumo entre los jóvenes entre 18 y 24 años, pasó de un 16% en 2003 a 37% en 2007. Las cifras para esta categoría son muy similares en el resto de países consumidores.

Con los cafés especiales y gourmet, el tema de la calidad ganó relevancia, la cual, además del tipo de café -arábico lavado, no lavado, robusto, etc.,- tiene que ver con la manera misma cómo se prepara la bebida. En esto las tiendas de café, al estilo Starbuck's, así como Dunkin Donuts, McDonalds y más recientemente Juan Valdez han jugado un papel determinante. Todas éstas ofrecen a sus clientes toda una experiencia en torno a la bebida del café, y día a día están sacando diferentes presentaciones al mercado.

Anterior al boom de las tiendas de café, lo cierto es que al momento de tomarse una tasa de este, la diferencia entre las diferentes calidades de café era prácticamente imperceptible, dada la poca atención que se le prestaba a la preparación.

Otro cambio reciente en el mercado del café, que además genera grandes expectativas, es el incremento en el consumo en países emergentes como los de Europa Central, China e India que han empezado a consumir café gracias al aumento de su ingreso per cápita y a su incorporación al mercado mundial.

En síntesis, se podría afirmar que actualmente existen dos mercados de café a nivel mundial, claramente diferenciados entre sí, en los cuales Colombia puede jugar un papel muy importante. El de los cafés especiales y gourmet, por los cuales se paga un alto precio, y el del café corriente, pero de buena calidad, que atiende a la gran masa de consumidores.

Oportunidades

La transformación que se está dando en la industria del café a nivel mundial representa una gran oportunidad para el café colombiano. Se espera que para el año 2015, las cadenas de café tengan 105.000 tiendas en el mundo, con una demanda anual entre 15 y 20 millones de sacos de buena calidad, una cifra que de lejos supera la capacidad de producción actual de Colombia, de 12,5 millones de sacos.

Con miras a aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el mercado cafetero mundial y evitar, a la vez, la pérdida de participación del café colombiano en el mismo, la Federación Nacional de Cafeteros ha lanzado un agresivo programa de renovación de cafetales. La idea con este proyecto es poder aumentar, para el año 2014, la producción de café en cuatro millones de sacos al año, en la misma área que actualmente se encuentra sembrada.

De acuerdo con Gabriel Silva, gerente general de la Federación Nacional de cafeteros, si Colombia no hace nada y mantiene la producción actual de 12,5 millones de sacos, su participación en las exportaciones mundiales que hoy asciende a 9,1%, se reduciría a 7,6% para el año 2015.

La estrategia consiste en renovar 403.000 hectáreas, que representan cerca de la mitad de la caficultura colombiana y que tienen una edad promedio de 22 años, están envejecidas y por tanto son muy poco productivas. La máxima productividad de un arbusto se alcanza a la edad de seis años. En ese momento, el productor obtiene 22,8 salarios mínimos por cada hectárea de 5.000 arbustos, mientras que en el caso de un arbusto de 22 años, el ingreso del productor se reduce a 4,5 salarios mínimos.

De modo tal, según la información anterior, el programa no solo servirá para renovar la caficultura y mantener la participación del café colombiano en el mercado mundial, sino que servirá para que el caficultor aumente sus ingresos.

El valor del programa es de $1,8 billones y se financiará con recursos del Fondo Nacional del Café y del gobierno. Mientras los arbustos entran en edad productiva, los productores recibirán apoyo económico que les permitirá además de sobrevivir, adquirir los insumos que requieren durante la siembra y el levante del cafetal.

El crédito para quienes se acojan al programa es de $4'500.000 por hectárea a renovar, distribuidos en 20 mensualidades de $150.000 para cubrir el ingreso dejado de percibir por la renovación y un cupo por $1'500.000 para la compra de insumos.

No hay intereses ya que los paga el Fondo Nacional del Café y el 40% del capital es deducible por cuenta del Incentivo de Capitalización Rural del Gobierno Nacional.

Si el programa es exitoso, como se espera, podría constituirse en una revolución social, en la medida en que los productores que hoy tienen ingresos limitados por cuenta del bajo rendimiento se sus cafetales, podrían llegar a derivar un ingreso digno que les permita permanecer en el campo.