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Argentina: empieza un nuevo capítulo

Con la más baja votación en la historia del país, el abogado Néstor Kirchner se posesionó como presidente de Argentina. Para la región es vital que logre una sobresaliente gestión económica.

27 de mayo de 2003

En medio de una gran complacencia por parte de los argentinos, que vieron con alivio el retiro del ex presidente Carlos Menem de la contienda electoral, Néstor Kirchner se posesionó como Presidente de la República Argentina el pasado 25 de mayo. La suerte del nuevo Presidente no solo es relevante para Argentina, sino también para el resto de América Latina. Si ese país logra volver a la normalidad, será una señal muy importante para los mercados financieros internacionales respecto a la salud económica de la región y la superación de una etapa difícil. Ayudaría a convencer a todos respecto a que el pasado queda atrás y que América Latina mira el futuro con optimismo.

A pesar de la buena tónica general con la que es recibido el nuevo Presidente, los hechos que rodearon su ascenso al poder, incluyendo la renuncia de Menem justo 4 días antes de la segunda vuelta, han generado gran preocupación con respecto a posibles problemas de gobernabilidad en su administración. A juicio de muchos, entre quienes se encuentra el ministro de Economía Roberto Lavagna, es muy posible que los parlamentarios que respaldan a Menem en el Congreso se dediquen a hacerle la vida imposible al nuevo Presidente, al poner trabas a las reformas estructurales que están pendientes y que se consideran claves para garantizar el éxito de su gobierno.



El país que recibe

Después de un año de haberse declarado la moratoria de la deuda externa en diciembre de 2001, Argentina firmó un acuerdo transitorio con el Fondo Monetario Internacional en enero de 2003. En este, el ministro Roberto Lavagna, quien fue ratificado por Kirchner en la cartera de Economía, se comprometió a mejorar los indicadores económicos y también a echar para atrás las gabelas otorgadas a los acreedores en el momento de la devaluación.

En el tema de los indicadores económicos, el avance ha sido considerable. Entre los mayores logros de Lavagna está la corrección del tipo de cambio. La cotización del peso se fortaleció al pasar de $4 por dólar en junio de 2002, a $2,85 por dólar en el momento de la posesión del nuevo Presidente. De hecho, la reducción del precio del dólar habría podido ser mayor, de no haber sido porque el Ministro se ha empeñado en mantener un precio competitivo del dólar, para promover las exportaciones y estimular la sustitución de importaciones en favor de la industria interna.

Así, los efectos del ingreso de dólares por cuenta de mayores exportaciones y el regreso de los capitales especulativos en busca de mayores tasas de interés han sido contrarrestados por la compra de dólares hasta por $100 millones diarios por parte del Banco Central en las últimas semanas. Para lograr esta intervención, el gobierno tuvo que negociar una nueva meta de emisión monetaria con el FMI, $4.000 millones por encima de la pactada en enero.

La reducción en el precio del dólar ha sido fundamental para el control de la inflación que, después de haber aumentado en 10% mensual en los meses siguientes a la devaluación, hoy está por debajo del 1% mensual. Se espera que la cifra al finalizar el año esté por debajo del 10%.

La producción industrial también ha tenido un desempeño muy favorable, con un crecimiento en los primeros cuatro meses del año, superior en 18,8% al registrado en estos mismos meses del año anterior.



El factor FMI

En el tema de las reformas y la aprobación de las leyes acordadas en enero con el Fondo Monetario Internacional, el avance ha sido mucho menor. De hecho, la falta de acción en este frente le ha causado un gran disgusto al FMI, al punto de que se ha negado a hacer la revisión del cumplimiento del acuerdo, sin la cual no es posible avanzar en la negociación de un nuevo acuerdo de largo plazo que reemplace al actual, cuya vigencia vence en agosto.

En los últimos días creció la presión del FMI para que el gobierno de Kirchner garantice que aprobará todas las reformas a las que Lavagna se comprometió en el acuerdo de enero. "La segunda revisión del acuerdo con Argentina se retrasará hasta que se resuelvan algunos problemas estructurales", dijo el vocero del FMI, Thomas Dawson. "No tenemos fecha para una posible reunión del directorio para analizar el caso argentino", agregó.

Según Dawson, la decisión del directorio quedó en suspenso porque "todavía quedan asuntos pendientes" y se refirió específicamente a "la reciente decisión legislativa de extender 90 días la suspensión de ejecuciones hipotecarias. Esperamos tener noticias de las autoridades sobre cuáles serán sus próximos pasos en estas áreas".

El Fondo busca que Argentina vuelva a la economía de mercado, para lo cual requiere hacer reformas, algunas de las cuales quedaron estipuladas en el acuerdo de enero y otras que quedaron pendientes de un acuerdo. Adicionalmente, debe iniciar un programa de renegociación de la deuda, empezando por los vencimientos de este año con el propio FMI, que alcanzan los US$3.240 millones.

En especial, el FMI está interesado en que se vete la ley que postergó por 90 días las ejecuciones de los deudores hipotecarios. Hace unos días, el Congreso decidió postergar por cuarta vez las ejecuciones hipotecarias sobre las viviendas únicas y familiares, haciendo caso omiso del compromiso de Lavagna de no avalar nuevas prórrogas.

Adicionalmente, el Fondo insiste en que se aprueben las compensaciones a los bancos por la pesificación asimétrica (en el momento de la devaluación, mientras que las deudas se tradujeron a pesos 1 x 1, los depósitos se convirtieron al nuevo tipo de cambio, es decir, 1 x 4, con un gran detrimento para los bancos). También está pendiente la aprobación de los cambios en el impuesto a los combustibles y la aplicación del aumento en las tarifas de los servicios públicos que se mantienen congeladas desde la devaluación.

En este último punto, en varias oportunidades el gobierno anterior intentó aumentar las tarifas por decreto, pero ante las frecuentes demandas de las asociaciones de usuarios, la Corte siempre falló en su contra. Con respecto a este punto, el ministro Lavagna ha anunciado que presentará un proyecto de ley al Congreso para restituirle al Poder Ejecutivo la facultad exclusiva de manejar los aumentos tarifarios, sin injerencia de otros poderes.

Para el Fondo, el tema de las ejecuciones hipotecarias es sensible, más por razones políticas que económicas, pues representa el incumplimiento de un acuerdo firmado hace solo cuatro meses. Por eso, le pide ahora a la administración de Néstor Kirchner que adopte medidas para remediar ese problema. Como elemento adicional, postergó sin fecha la reunión del directorio en la que debían avalarse las metas del acuerdo vigente.

Pero el tema de mayor envergadura y sobre el cual el FMI quiere ver acción es el de la renegociación de la deuda externa con los acreedores privados. En este sentido, es fundamental que se amplíe el superávit fiscal para que el país aumente su capacidad de pago. En la renegociación de la deuda habrá condonaciones, ampliación de plazos y reducción de tasas de interés.

Pero si al FMI no le gusta que Argentina haya incumplido algunos compromisos, a los argentinos les gusta menos la presión de los funcionarios del FMI. En una entrevista reciente de Kirchner al diario Clarín, cuando se le preguntó sobre el tema, no vaciló en contestar que no hay que olvidar que Argentina ya demostró que puede vivir sin el acuerdo con el Fondo. De otra parte, Lavagna reforzó esta percepción cuando dijo por televisión: "hay pedidos del Fondo que hay que dejarlos entrar por un oído y salir por el otro".

Con la posesión del presidente Kirchner, Argentina entra en una etapa de gran trascendencia que debería llevarla hacia un nuevo acuerdo con el FMI y a recuperar el acceso a los mercados internacionales. Sin embargo, la falta de apoyo del Presidente en el Congreso dificultará el proceso. Falta ver también si el nuevo Presidente está dispuesto a tomar decisiones impopulares para lograr la indispensable disciplina fiscal. Incluso en un escenario optimista, todo esto hace pensar que pasarán años antes de que Argentina vuelva a crecer a tasas satisfactorias.