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Aplanar la curva de contagiados por covid-19: un análisis desde la ingeniería. | Foto: Esteban Vega

ANÁLISIS

Aplanar la curva de contagiados por covid-19: un análisis desde la ingeniería

Ante la compleja tarea de detener el contagio de covid-19, se debe identificar cuál es el nivel para evitar que el sistema de salud colapse. Aquí se propone un valor entendido desde la ingeniería.

Nelson Fernando Mariño*
11 de julio de 2020

El número de casos confirmados con covid-19 es el indicador que a diario aparece en titulares de noticieros, prensa e inclusive en las alocuciones presidenciales. Si bien es válido, por su naturaleza aditiva, nunca va a decaer. A diario se incrementará y, de hecho, entre más pruebas se realicen, más aumentará, aun si la velocidad de contagio del virus baja. ¿Hasta cuándo monitorear esta curva, si lo más seguro, como lo afirma la OMS, es que este virus se convierta en endémico? 

Debemos pasar a monitorear indicadores que muestren no solo la evolución del contagio, sino de las acciones de salud y la recuperación de los pacientes. Para ello, hay dos indicadores sencillos: casos activos (casos confirmados menos los recuperados, menos los fallecimientos) y casos nuevos confirmados; estas dos curvas son las que se deben aplanar. 

¿En qué nivel? Incorporando herramientas de ingeniería, como cadenas de Markov, teoría de restricciones y la Ley de Little, se identifica que es un sistema dinámico y estocástico que debe alcanzar su estado estable, sin sobrepasar la capacidad del recurso crítico que, por ahora, son los servicios de urgencias, hospitalización y, en particular, las unidades de cuidados intensivos. 

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El objetivo de aplanar la curva de casos activos se logra con la difícil —pero no imposible— tarea de controlar que el número de nuevos contagios sea acorde al número de UCI, de tal forma que se evite el colapso del sistema de salud y se generen muertes adicionales por falta de capacidad. 

Tomando los datos de UCI disponibles para covid 19, la tasa de nuevas personas confirmadas por día, el porcentaje de personas que llegan a UCI y su tiempo promedio de estancia allí, se puede estimar cuál sería el número máximo de contagios para evitar que se supere la capacidad del sistema.  

Por ejemplo, para que Bogotá, con sus 1.058 camas y el porcentaje de personas en UCI 7.8% (julio 7), no supere el 85% de ocupación de las unidades de cuidados intensivos, debe limitar el número de nuevos contagios a unas 900 personas por día. Este valor se superó varias veces en las 2 semanas previas, y esto concuerda con la mayor ocupación observada de las UCI. 

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En la gráfica adjunta, ajustando parámetros generales, aparece una comparación de las cinco principales ciudades del país. Se observa cómo Barranquilla, con sus recientes incrementos, es la ciudad con más alta capacidad relativa, pero, a pesar de ello, en semanas previas la excedió. De ahí los resultados hoy observados para atender pacientes contagiados con covid-19. Bogotá venía superando el límite, pero el incremento de capacidad le permite una pequeña holgura. Cali tiene una buena holgura por su alta capacidad. En Medellín, si bien ha venido creciendo el contagio, hay todavía un buen margen de maniobra. Finalmente, Bucaramanga es la de mejor desempeño, pues tiene la menor variabilidad de todos y el mayor margen de maniobra. 

Ampliando este análisis a los diferentes municipios de Colombia, a la fecha se estima que un 91% está por debajo de capacidad y podría relajar restricciones y adelantar pruebas piloto de otras actividades, que marquen el camino de una reactivación segura, como ya lo han logrado algunos sectores. ¿Por qué, si hay capacidad, se debe continuar con un confinamiento generalizado? 

Estamos ante una situación muy compleja y hay difíciles decisiones por tomar. Por supuesto, se deben intensificar las campañas de prevención: uso de tapabocas, evitar aglomeraciones, distancia segura, lavado de manos y alejarse de espacios cerrados. Hay que continuar con pruebas masivas con rastreo activo; cerco epidemiológico con aislamiento estricto de los casos detectados, y un fortalecimiento del sistema de salud incluyendo detección temprana. Todo en conjunto permite más margen de maniobra a los gobernantes para evitar un contagio descontrolado. 

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El confinamiento generalizado no es sostenible y genera más desempleo y pobreza, problemas que los modelos epidemiológicos no pueden estimar. El camino de una reactivación segura, si bien implica intensificar la pedagogía, también debe contemplar abrir cada día más actividades, sobre todo, en aquellas zonas donde la capacidad lo permite, como en esta nota se ilustra. 

*Socio fundador de Decisiones Logísticas SAS.