Opinión On-line

Retos y oportunidades en el paso de Empresa Familiar a Dinastía Familiar

Varios son los retos que deben afrontar estas empresas cuando crecen de tamaño, pasan a ser multinacionales, se diversifican en diferentes sectores, cuentan con una compleja red de estructuras legales, acuerdos societarios, comités y juntas directivas. Opinión de Raúl Serebrenik G.

Dinero
30 de noviembre de 2011

Al crecer de tamaño, las Empresas Familiares deben mantener bajo control los procesos, sostener e incrementar el patrimonio familiar en sus diferentes dimensiones, mantener el crecimiento y el control de las diferentes inversiones del grupo familiar.

En las Dinastías Familiares más exitosas encontramos que si bien en un principio el fundador generalmente fue el creador y generador de un gran patrimonio, las siguientes generaciones han logrado multiplicar varias veces ese patrimonio. Probablemente la tarea más difícil desde la perspectiva de la dimensión económica de una Dinastía Familiar es el crecimiento sostenido de sus inversiones, bien sea porque mantienen el control de un mega negocio o porque tienen varios negocios diversificados. De hecho uno de los mayores problemas de los grupos económicos tiene que ver con la estrategia de reinversión “dónde y en que reinvertir el dinero”, especialmente si tienen flujos económicos altos, siempre existirá el reto de buscar de manera permanentemente un valor agregado.

Algunas Dinastías de tamaños considerables, desarrollan esta tarea a través de órganos de gobierno familiar como pueden ser: El consejo de familia o inclusive sus oficinas familiares, que asumen una gestión profesional en el manejo del patrimonio familiar. Es en estos casos donde encontramos que las familias implementan estrategias patrimoniales diferentes, por ejemplo: Repartir en partes iguales la propiedad a los herederos, pero ninguno podrá venderla a un tercero. Otros ni siquiera permiten repartir la propiedad, solo reparten dividendos; algunas familias por el contrario deciden que la herencia para cada hijo debe ser su propia compañía.

Otro de los retos que afrontan estas familias a la luz de los cambios en las legislaciones modernas y globales, como también a raíz de la crisis económica, es la adecuación de las estructuras tanto de gobierno como jurídicas que permitan hacer o mantener ventajas de orden fiscal en los momentos de sucesión patrimonial de los diferentes negocios ubicados en distintas jurisdicciones, permitiendo mantener el control societario por parte de la familia. En especial, cuando la familia ha creado estructuras legales desde hace varias décadas, en las cuales no se podían prever cambios en las legislaciones a la luz de los hechos tanto políticos como históricos que han venido ocurriendo, sobre todo en la última década.

Estrategias de continuidad de las dinastías familiares

Desde la perspectiva estratégica, cuando se pasa de la visión inicial generada por el fundador a la visión de las futuras generaciones, probablemente moldeada por una visión corporativa más madura del conglomerado o del grupo empresarial, es importante establecer un Gobierno Corporativo que haga tránsito de un gobierno netamente familiar en el que se incorporen algunos externos a la familia, como miembros de juntas directivas más formales, exigiendo a los miembros de la familia que participan en este sofisticado sistema de estructuras con mayor esfuerzo y profesionalización de su gestión, ya sea como ejecutivo o miembro de algún comité e inclusive generando una nueva generación de propietarios mucho más activos y comprometidos con su patrimonio.

Muchas de las Dinastías Familiares Empresariales mantienen una ventaja frente a otras empresas familiares, dada la práctica y la implementación de estos temas por varias décadas. Así mismo porque han establecido adecuadas estructuras legales y de gobierno, actualizadas y desarrolladas a la medida de las necesidades particulares del clan familiar.

Dar un manejo adecuado a los posibles conflictos que van surgiendo con el tiempo y cubrir todas las necesidades de la familia, salvaguardando siempre el patrimonio familiar, figuran entre los principales retos de las familias empresarias que están en el transcurso de convertirse en Dinastía Familiar. Cada vez hay menor espacio para la informalidad exigiendo de los propios miembros de la familia un nivel de profesionalización en los diferentes temas cada vez mayor.

Generalmente en una primera generación, tener un enfoque compartido no es necesario, pues el fundador imprime una gran fuerza de enfoque dado a que como emprendedor mantiene una sed de éxito que persigue a toda costa y le imprime a esta primera etapa toda la fuerza y la energía focalizada en conseguir la meta. En el paso a las siguientes generaciones el tema tiende a complicarse, pues es difícil tener a todos comprometidos con el legado y en especial con una misma visión, en la misma intensidad.

De tal manera que el mantener enfocada las energías en una misma visión, en el paso de varias generaciones, requiere de un ejercicio y un esfuerzo cada vez mayor, como lo dice la ley de termodinámica: Entre más grande es el sistema, se requiere entonces de mayor energía para mantenerlo funcionando. Una de las claras ventajas que mantienen un número importante de las llamadas Dinastías Empresariales, es que ya han pasado por varias generaciones y han aprendido o desarrollado las habilidades para que esto ocurra.

Una de las tareas fundamentales que las Dinastías Familiares Empresariales tienen clara, es que la riqueza no continúa de generación en generación simplemente por inercia, lo que se traduce en un trabajo programado y previamente elaborado, en el cual se desarrolla una sensación de responsabilidad fiduciaria. En otras palabras, su configuración mental frente al legado familiar es que éste no les pertenece a ellos, sino a las futuras generaciones, por lo tanto están en la obligación de cuidarlo, seguir desarrollándolo, usufructuarlo, preparar a la siguiente generación y traspasarlo. Estas familias han encontrado cómo desarrollar unos programas de formación y desarrollo de valores y principios, responsables en los cuales todos los miembros familiares se forman como futuros propietarios comprometidos y activos en velar por el patrimonio familiar a través de cultivar el rendimiento de cuentas, talleres de planeación estratégica, finanzas personales, sistemas organizacionales, resolución de conflictos, trabajo en equipo y otros programas adicionales.

La continua profesionalización de los miembros de la familia debe ser una tendencia permanente en este tipo de familias empresarias. También como lección de las últimas crisis financieras, las familias deben tomar una mayor responsabilidad en el manejo de su propio patrimonio, por el contrario de lo que usualmente hacían varias familias, que lo dejaban en manos de banqueros, asesores y abogados. La tendencia de las familias empresarias de hoy es a educar a sus propios hijos en estos manejos para que sean ellos los que estén tomando las decisiones difíciles con un mayor conocimiento y mejor criterio.

* rauls@fcwpc.com
Asesor de Legados y Patrimonios Familiares Empresariales