Opinión On Line

¿Por qué deberíamos pensar en un Pacto Social para Colombia?

Los acuerdos entre sindicatos, empresarios y gobierno ofrecen una forma muy eficiente para reducir el desempleo y acelerar el crecimiento de un país. Irlanda lo demostró hace años. La opinión de María Alejandra González-Pérez.

Dinero
15 de marzo de 2011

Para muchos países, los sindicatos de trabajadores son las organizaciones sociales y políticas más importantes de representación de la sociedad civil, y por ende los motores de la economía y líderes de cambios sociales. Sin embargo, entre las limitaciones más significativas que ha tenido Colombia en las discusiones de negociación de acuerdos de libre comercio, y la formalización de relaciones internacionales comerciales con los países Europeos, con Estados Unidos y con Canadá han sido reiterativas los criticas de aspectos laborales asociadas al desprestigio de la opinión pública en cuanto a sindicatos, puntualmente las demandas en cuanto a la falta de libertad sindical en Colombia. Quizás en Colombia, nos ha hecho falta reconocer la importancia de espacios de diálogo, concertación, y negociaciones dirigidas a acciones compartidas entre los lados de las industrias, los empresarios y los trabajadores.

 

El Pacto Social es entendido y definido internacionalmente como aquel acuerdo tripartito en donde empleadores, trabajadores a través de los sindicatos y el gobierno nacional, conjuntamente definen estrategias y acciones para fortalecer el desarrollo social y económico de un país. Esta definición, aunque con algunas variaciones es la que han adoptado y asumido la gran parte de los países europeos, y algunos de los casos de modelo de crecimiento económico durante la década de los noventa fue atribuido en gran parte a estas alianzas entre estos tres actores.

 

A comienzos de este mes, durante la visita oficial a Austria del vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, el presidente austriaco ofreció compartir su experiencia exitosa en dialogo social con miras a la creación de un Pacto Social para Colombia. En el mundo, hay varias experiencias exitosas de estos Pactos Sociales además de la austriaca.

 

Por ejemplo, el Acuerdo Social Irlandés (Irish Social Partnership) comenzó en 1987 con el Programa de Recuperación Nacional (PNR), cuando el Congreso Irlandés de Sindicatos (ICTU), que es la organización que incorpora todos los sindicatos Irlandeses, aceptó la propuesta de los empleadores y del gobierno de restringir el aumento salarial al 3% por los primeros tres años del acuerdo. Como contraprestación el gobierno ofreció una reforma fiscal de protección a los trabajadores en donde el ingreso neto de los asalariados aumentaría, manteniendo los beneficios de la seguridad social.

 

Durante estos tres años del acuerdo hubo mejoras sustanciales en la economía de Irlanda, donde hubo incremento del PIB de 3,6% anual, influenciando positivamente todos los otros indicadores macroeconómicos. La mezcla de inflación reducida, con la disminución impuestos, afectaron positiva y directamente las ganancias salariales reales, y por esta razón el Acuerdo Social se convirtió en la espina dorsal de la política económica irlandesa. El Acuerdo Social Irlandés, además de tener directrices en cuanto a la asignación salarial, tenía lineamentos sociales y económicos.

 

Este Acuerdo se presentó para ser articulado al diseño e implementación de políticas para la generación de empleo, a los representantes de asociaciones locales y comunitarias de la sociedad civil en las comisiones locales de búsqueda de soluciones para el empleo a largo plazo. De este modelo de intercambio social integrado, se originó el Programa para Competitividad y el Trabajo, programa al cual se le atribuye la creación de los subsidios al desarrollo industrial y desempleo, con el fin de recuperar a Irlanda de los vaivenes asociados al crecimiento económico. Para el año 2000, el problema del desempleo en Irlanda, se había superado, al punto de tener déficit de fuerza laboral, razón por la cual el Acuerdo Social, se convirtió en el Programa por la Prosperidad y la Justicia (PPF), adaptando las políticas macroeconómicas que había sido orientada hacia la oferta, hacia la demanda del mercado laboral. Bajo este Programa, se dieron recomendaciones puntuales para alinear los proyectos de formación de habilidades laborales hacia las necesidades de sostenibilidad económica del país, así mismo dio pautas para la creación de soluciones para adquisición de vivienda, creación de instituciones para el cuidado de los hijos mientras los padres trabajaban, y formuló los criterios para definir y monitorear la disponibilidad y calificación de la fuerza laboral Irlandesa.