Infraestructura y Regulación: la vía de acceso de Colombia a los mercados mundiales

Dinero
14 de noviembre de 2008

Aunque Colombia disfrutó recientemente de las mayores tasas de crecimiento desde el final de los años setenta, la solidez y el ímpetu económico de otros países asiáticos y europeos, eclipsan su progreso. El país no avanza a tanta velocidad y seguirá retrasándose si las empresas y el gobierno no dan prioridad a la infraestructura y hacen frente a las barreras de la regulación.

En todos los países de América Latina, menos de un tercio de las redes de carreteras nacionales están en buenas condiciones. La infraestructura insuficiente hace que los costos de las transacciones y transporte aumenten, lo que a su vez perjudica la competitividad de los países. Para crecer y competir de forma energética con otros mercados, es imperativo que Colombia mejore su infraestructura a fin de reducir los costos de transacción y transporte.

Según un informe del Banco Mundial, los países de América Latina gastan menos del dos por ciento del PIB en infraestructura, aumentando de forma innecesaria los costos de logística entre un 15 y un 34 por ciento del valor de un producto. En los países industrializados, esta cifra es aproximadamente el 10 por ciento. El gasto en Colombia tendría que aumentar entre el 4 y el 6 por ciento al año para que la infraestructura alcanzara o se mantuviera al nivel de países que antes iban por detrás, como Corea y China.

Debido a que Colombia posee una de las topografías más accidentadas del planeta y la distribución de sus asentamientos poblacionales está concentrada en la zona andina, así como la localización de las actividades económicas; en estas regiones será necesario realizar mayores inversiones en infraestructura vial, al igual que en las vías que conducen a los puertos.

Para que el libre comercio prospere, Colombia debe poner en marcha políticas y procedimientos que favorezcan el flujo eficiente de bienes. Esto debería incluir una reducción de las tarifas arancelarias y una mejora de la eficiencia de los procedimientos aduaneros.

Una infraestructura de transporte mejorada y ampliada en todos los países de América Latina crearía una mayor cohesión y fortaleza económica de la región, lo que permitiría a los gobiernos y organizaciones trabajar más de cerca y proporcionar a las empresas un marco económico en el que crecer y expandir el alcance de sus mercados con mayor velocidad y frecuencia.

Con tal promesa de posible crecimiento y progreso, sería una pena que las empresas y el gobierno no establecieran los acuerdos necesarios para que nuestro comercio y nuestros ciudadanos puedan tener éxito en el mercado internacional.