Opinión On Line

Competitividad, una mirada desde el dinamismo y la coyuntura

La competitividad no se consigue ni siquiera cuando se hayan construído las carreteras que necesita el país. Es un asunto ´que cambia constantemente. La opinión de Alejandro Londoño, profesor del Departamento de Negocios Internacionales de Eafit.

Dinero
15 de marzo de 2011

Mucho escuchamos y leemos sobre la necesidad de alcanzar la competitividad que necesita nuestro país o nuestros departamentos y a menudo cuando se habla de esta nos concentramos directamente en los temas de infraestructura para la logística, de la educación y de las condiciones favorables para que las empresas puedan cumplir con sus tres objetivos principales: supervivencia, rentabilidad y crecimiento y los países o diferentes territorios puedan garantizar las condiciones de vida e un Estado de Derecho.

 

Hasta aquí nada más palpable en la realidad. El error que comúnmente se comete es pensar o asumir que la competitividad es un estado que se alcanza en determinado momento o con el cumplimiento de una lista de chequeo normalmente impuesta por una entidad centralizada, desligada de los recónditos rincones de un territorio.

 

No, la competitividad es un conjunto de factores que afectan en diferentes niveles la consecución de objetivos heterogéneos y que por ningún motivo se puede decir que es un estado estático que una vez alcanzado no necesita de su renovación o replanteamiento, ni mucho menos es la panacea que una vez lograda traerá paz y prosperidad por el resto de los tiempos.

 

La competitividad necesita entenderse, desde la abstracción de su conceptualización, como un proceso dinámico que necesita estar de acuerdo con los parámetros coyunturales bajo los cuales se rige la competencia en un determinado momento, en el momento actual, en el momento en que necesitamos ser competitivos primero, y segundo en el futuro, utilizando todas las herramientas prospectivas necesarias para que desde el hoy se lean y se definan los parámetros competitivos del mañana.

 

Según Anselmo Chávez, de la Universidad Popular Autónoma de Puebla, la competitividad es “la capacidad de una organización, pública o privada lucrativa o no de mantener de forma permanente ventajas competitivas que le permitan: alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico… se entiende como un conjunto de habilidades y condiciones requeridas para el ejercicio de la competencia, entendida esta última como la rivalidad entre los grupos de vendedores y como parte de la lucha económica”.

 

La competitividad en cualquiera de los ámbitos en que pretenda aplicarse el concepto se reduce en su mas mínima expresión a los instrumentos que se tengan para hacerle frente a la competencia, para que en el modelo económico en el que vivimos y de acuerdo con las tendencias coyunturales de cada momento se tengan las herramientas necesarias para alcanzar los objetivos propuestos.

 

Así pues, no es erróneo pensar que necesitamos carreteras para la competitividad, por ejemplo. Pero si es equivocado pensar que la tarea está hecha una vez logremos tener dichas carreteras, o cualquier otra herramienta que necesitemos para ser competitivos hoy.

 

La competitividad debe ser un vehículo sustentado en el mejoramiento continuo para la consecución de objetivos replanteados cada vez que los factores coyunturales que definan la competencia en cualquier nivel cambien. Si se es competitivo hoy, bajo unos parámetros, quizás mañana cuando cambien las reglas de juego todo lo avanzado e invertido se pierda por falta de prospectiva. Que no sea este nuestro caso una vez más.

Docente de Internacionalización de la PyME. Negocios Internacionales. Universidad EAFIT. Jefe Unidad de Comercio Internacional, Cámara de Comercio Aburrá Sur, Antioquia.