MARIA ALEJANDRA GONZALEZ-PEREZ

El sentido de la vida en un mundo sin trabajo

El trabajo en la sociedad no es solamente una manera distribuir el poder de consumo, también es una fuente importante de identidad y propósito para los humanos en la sociedad.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
25 de junio de 2017

Aunque en las sociedades que funcionan bajo el sistema económico dominante hoy en día muchos asumen el trabajo simplemente como un medio para lograr el sustento, cubrir costos y saciar necesidades básicas, para la mayoría de las personas el trabajo tiene un sentido más profundo que está más allá de solo intercambiar horas de tiempo y esfuerzo para ganar dinero y lograr sobrevivir.

Para un grupo de personas trabajar significa ser parte funcional de la sociedad, tener algo útil para hacer y llevar a cabo un propósito. En otras palabras, el trabajo para ganarle a la vida y darle sentido, no para ganarse la vida.

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Algunos analistas han pronosticado que, debido a la automatización y a la inteligencia artificial, muchos de los trabajos que existen actualmente desaparecerán o se transformarán drásticamente en las próximas décadas. El mayor reto para las organizaciones y los gobiernos no es necesariamente crear nuevos trabajos, es, quizás, lograr crear empleos que los humanos puedan hacer mejor que los algoritmos. De no lograrse, en algunas décadas tendremos personas que no solo serán desempleadas, también inempleables. Este fenómeno daría origen a una nueva clase social a la que Yuval Noah Harari describe en su libro Homo Deus: A brief history of tomorrow  como “el surgimiento de la clase inútil”.

De ser así, el problema mayor no es cómo alimentar y cubrir las necesidades de quienes no podrán ser empleados en el futuro, ya que esquemas con elementos del ingreso básico universal tendrían que diseñarse e implementarse. El verdadero y más crítico problema es cómo ocupar, entretener y tener contentas a estas personas todos los días y todas las noches; cómo evitar un colapso social.

Todos en algún momento nos hemos preguntado qué haríamos si nos ganáramos la lotería, una herencia o nos jubiláramos y no tuviéramos que trabajar más. Aunque la respuesta nos lleva a fantasear con muchos escenarios, quizás es importante recurrir a esa pregunta con más frecuencia para re-conectarnos con un proyecto de vida que nos defina más allá del trabajo, o para darnos cuenta de que lo que hacemos es realmente gratificante para seguir haciéndolo así no nos paguen, o que nos pagaran solamente lo básico para suplir los costos de vivir, pero teniendo claro nuestro propósito.

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Esa pregunta es importante pues el ciclo de educarnos, trabajar y jubilarnos quizás no sea un modelo que podrá continuar perpetuamente. La transición de tener un trabajo pagado a actividad voluntaria no remunerada requiere un cambio actitudinal para poder ser disfrutado y ser vivido como un momento liberador. 

Vemos con frecuencia que muchas personas continúan trabajando después de llegar a la edad de jubilación, personas que se exceden en el número de horas de trabajo diariamente, o que hacen cosas gratuitamente que pudieran ser cobradas simplemente por el hecho de sentir que estamos contribuyendo a dar sentido a nuestra vida y alinearnos a lo que creemos que es nuestro propósito personal.

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