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Los trolls que hacen las redes sociales “anti-sociales”

Un troll es una persona que publica mensajes incendiarios, provocadores, irrelevantes, y en muchas ocasiones, salidos del tema en una red social (principalmente Twitter, Facebook, YouTube e Instagram) o comunidades en línea especializadas (blogs, foros de discusión de especialistas y comunidades de práctica).

Maria Alejandra Gonzalez-Perez
18 de marzo de 2017

Los troles (del anglicismo ‘troll‘) o tábanos sociales son agentes de caos en las redes sociales en internet. Estas personas que rompen de manera malintencionada el status quo del pensamiento grupal, alteran conversaciones virtuales irrespetando normas sociales, y son causa y vehículo de manipulaciones de contenidos y alteraciones de comportamiento en las redes sociales.

La multitudinaria presencia de troles en redes sociales, definitivamente crea retos. El troleo digital no solamente altera el relacionamiento y el contenido que se crea y se comparte en redes, sino que afecta los datos que se recolectan y se analizan mediante Big Data, y por esto trae consigo complicaciones para identificar y manejar estos datos “basura”. 

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Un trol es una persona que publica mensajes incendiarios, provocadores, irrelevantes, y en muchas ocasiones salidos del tema en una red social (principalmente Twitter, Facebook, YouTube e Instagram) o comunidades en línea especializadas  (blogs, foros de discusión de especialistas y comunidades de práctica). Su intención es provocar una respuesta emocional negativa con diversos objetivos entre los que se encuentran: desviar la atención, generar ruidos, manipular posiciones políticas, desprestigiar injustificadamente a alguien o algo, o fines diversos incluidos: diversión, y alimentación de egos y psicopatías.

El troleo digital puede ser de varios tipos: recreativo, táctico, estratégico y psicopático. Los troles digitales usan mentiras, burlas, amenazas, ataques personales ensañados, comentarios descontextualizados o intencionalmente ingenuos, corrigen ortografía, escriben en mayúscula sostenida, y a menudo en su forma de escribir queda expuesta una desinhibición social que se esconde con frecuencia en identidades falsas y pseudónimos. 

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Estos troles pueden ser pagados. Hay personajes públicos, empresas e incluso gobiernos que tienen a su servicio ejércitos cibernéticos dedicados a generar contenidos para tratar de manipular para lograr un fin determinado (propaganda, desprestigio, cortinas de humo) con sus comentarios. Esta práctica, según el periódico británico The Guardian, ha venido siendo usada por los gobiernos de varios países incluidos: Rusia, China, Israel, las Coreas y Turquía. 

Hay diferentes maneras de controlar los troles:

  • Lo más importante es buscar promover la cultura de “no alimentar al trol”. Tengamos presente que los troles buscan que alguien “pique el anzuelo”, y se enganche con su comentario.
  • No tomar los comentarios ofensivos y desatinados como personales. Recuerde que los troles buscan provocar respuestas emocionales negativas.
  • No responder cuando estemos acalorados.  
  • Busquemos tener una gestión de reputación en línea.
  • Mantenga los récords de amenazas y acosos. Estos pueden ser evidencias útiles en caso de necesitar presentarlos a la policía.
  • Bloquee los usuarios que no le interesa que le sigan.

Reporte los abusos en las opciones de “troll control” en redes sociales. 

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