ADRIANA MOLANO

Venezuela: del petróleo a la nube

Un pueblo que empieza a alimentarse gracias a la economía de las plataformas.

Adriana Molano, Adriana Molano
25 de mayo de 2018

El papel moneda vale más que la moneda misma en Venezuela. Los hechos políticos que bien conocemos han causado que la economía se debilite, la inflación se duplique mes a mes y al final, sean los venezolanos que no comparten los principios del régimen quienes padezcan las consecuencias financieras.

Convertir 50.000 pesos colombianos en 17 millones de bolívares parece anuncio de feria de pueblo para atraer incautos; pensar que un bolso lleno de dinero – al mejor estilo de los nuevos ricos o los ilegales –, solo alcanza para comprar una cena, resulta de película; saber que ganarse un salario mínimo en tierras bolivarianas equivale a US$1,5 y que un tiquete de Caracas a Bogotá está cerca de los US$500, son signos de la crisis y datos que cualquier venezolano en nuestras calles podrá confirmar.

Pero más allá del debate económico, el reto es cómo mantener la calidad de vida – o por lo menos la dignidad –, de miles de profesionales talentosos, con buenos niveles de formación y la imposibilidad de conseguir pagos coherentes con su perfil, mientras permanecen en el hermano país.  Emigrar es la salida de muchos, pero para quienes les duele la idea de expatriarse o les gana la esperanza de que vendrán tiempos mejores, la nube es la mejor opción.

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En la nube hay trabajo. Cortesía de modalidades como el trabajo remoto o teletrabajo, desde toda América Latina y otras latitudes, los venezolanos con ciertas habilidades, en especial técnicas pero principalmente ‘blandas’, que les permiten gestionar su tiempo o ser intraemprendedores, han encontrado formas de ubicarse laboralmente fuera de las murallas de escasez que los rodean.

Asistentes virtuales, community managers, desarrolladores web, telemercaderistas y hasta correctores de estilo, saltan a la arena de las plataformas dedicadas a ofertar trabajo en línea, como Freelancer, Workana, Computrabajo o Linkedin. Con herramientas que buscan dar garantía por el trabajo realizado a los clientes y de pago seguro para los trabajadores, esta opción se populariza y, sin lugar a dudas son significativas las cifras de crecimiento del teletrabajo en el país vecino.

En la nube se pueden hacer pagos. No solo hablo de las transferencias bancarias a entidades venezolanas, que tienen el pro de ser reconocidas por el sistema formal y el contra de regirse por la tabla oficial de divisas; los ‘chamos’ han encontrado maneras creativas, eficientes y, sobre todo, basadas en los principios de la economía digital, para convertir dólares en bolívares sin perderles al cambio.

Atrás quedaron los cambistas de Cúcuta que pasaban entre US$100 y US$200 al otro lado de la frontera. Ahora es tiempo de valerse de las virtudes de la tecnología para garantizar el bienestar de familias enteras que no subsisten gracias a los bolívares sino a las remesas.

Desde PayPal hasta AirTM o TransferWISE, la economía de las plataformas no solo se despliega sino que genera altas rentabilidades para todos los involucrados en la cadena con Venezuela. El caso de AirTM es particular por una característica especial: incluye ‘compañeros’ locales (personas), que gracias a su reputación dentro de la comunidad en línea, se convierten en los cambistas de los barrios y en los pioneros de nuevos modelos financieros que se ubican en paralelo a la línea de lo oficial.

La solidaridad y la confianza en los otros han sido la base de la fuerza del pueblo venezolano durante los últimos años y, en digital cualidades se convierten en herramienta para bajar de la nube un nuevo mercado. La economía tradicional puede estancarse, pero en Venezuela, gracias a la economía digital, muchos mantienen las bocas y las esperanzas alimentadas.

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