FREDDY CASTRO

Una vida excepcional

Al cumplirse un año de la partida de Juan Mario Laserna, viene al caso el recuerdo de su personalidad y sueños.

Freddy Castro Badillo, Freddy Castro Badillo
25 de julio de 2017

Para muchos Juan Mario fue un gran economista, político, periodista y hombre de Estado, a quien la vida le brindó todos los privilegios a los que pocos colombianos podrían acceder, suficientes para llegar a donde hubiese querido. Pese a esta fortuna intelectual, brilló por su amor por lo público, su sencillez, su bondad y su costumbre por cambiar el mundo y reescribir las reglas.

Una de las primeras veces que estuve en su oficina del Banco de la República, cuando aún no había terminado mi pregrado, me habló varios minutos de los retos que tenía el Emisor. Juan Mario no llevaba mucho tiempo en el Banco, pero desde 2003 había discutido con su profesor Jaime Márquez, con quien tomó cursos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad de John Hopkins (SAIS), sobre los problemas de la economía monetaria internacional. De esos diálogos y su experiencia en la dirección de crédito público, surgieron ideas que impulsó desde la Junta.

Le podría interesar:El legado de Juan Mario Laserna

Ese día habló largo sobre la necesidad de seguir reglas en la implementación de la política monetaria. No había, según él, nada más importante que definir una regla monetaria y dársela a conocer al mercado. Como parte de ese proceso era necesario profundizar la transparencia del Emisor, para que así el mercado pudiera leer señales –de mantener, aumentar o disminuir tasas de interés–, y anticipara sus acciones. “Por ello debemos hacer públicas las actas y empezar a socializar minutas de las reuniones”, sostenía.

En su oficina reposaba un cuadro con unas leyes que Juan Mario aplicaba en su vida: Las leyes de Peter (Peter’s Laws The Creed of the Sociopathic Obsessive Compulsive, léanlas, son interesantes). Él decía que eran su marco de vida. Una de estas decía: “si no puedes ganar, cambia las reglas”. Después de su discurso sobre la importancia de las reglas en un banco central, le reclamé por seguir un enfoque conceptual diferente. A la interpelación respondió recalcando sobre la importancia de ser disruptivo, de pensar y actuar diferente, de cambiar las reglas. Incluso, de ignorarlas siempre y cuando permitieran crear un mejor proyecto.

Podría leer: Dejaron sin billete a los conservadores

Esa persistencia, su terquedad y el apoyo de algunos de sus colegas (mención especial para Carlos Gustavo Cano), hicieron que la Junta Directiva del Banco empezara a publicar las minutas de las reuniones, desde junio de 2007. Quizá por esa personalidad disruptiva tenía fama de loco entre algunos colegas, pero, como alguna vez lo destacó Alejandro Gaviria –A propósito de su elección como senador en 2010–, “eso hablaba bien de él”.

De su paso por el Congreso se destaca el debate que realizó con el senador Jorge Robledo. Gracias a ese primer campanazo de alerta, en el que el Ministro de Tecnologías de Información y las Comunicaciones había pasado de agache, es que el monopolio de Claro no se ensanchó aún más. A partir de allí llegaron nuevos jugadores al mercado.

Con este y otros logros creyó que podría salir reelegido en su aspiración al Congreso en 2014. Infortunadamente, en el país no caben tantos candidatos de opinión. Tampoco en el Tolima, el departamento que amó y en donde perdió la vida. Esa es una regla difícil de cambiar.

Jules Renard, el poeta francés, decía que le divertían las personas que quieren seguir unas reglas, porque en la vida no había más que lo excepcional. En esa misma línea crítica se ubicaba Juan Mario, quien a lo largo de su vida quiso romper los moldes, crear nuevas convenciones.

Su prematura partida le impidió materializar uno de sus grandes propósitos: reescribir las reglas tributarias y pensionales de Colombia.

Lea también: El sistema pensional colombiano es un pésimo negocio