Un tonto y su dinero pronto se separan

Para calcular el dinero en circulación los economistas tienen varias mediciones: van desde el M1, que comprende el efectivo en manos del público (monedas y billetes) y depósitos a la vista, hasta el M4, que son activos líquidos en manos del público.

El autor de esta nota quisiera poner en consideración una nueva medición, el M5, cifra que incluye la cantidad de dinero que pasa de los bolsillos de los tontos y los incautos, al bolsillo de los listos y de los pícaros. 

¿Y por qué puede ser importante medir el M5? Por varias razones: la primera es entender que hay bastante más plata que activos productivos y bastante más tontos esperando a que los listos les ayuden a aligerar sus alforjas. Solo de esta forma uno puede explicar que alguien esté dispuesto a pagar sumas enormes de dinero, hasta un millón de dólares, por botellas de vino adulteradas con vinos californianos de tercera categoría.

Según el diario La Vanguardia, “Rudy Kurniawan, ciudadano indonesio de origen chino, hacía copias de vinos caros en la cocina de su casa en Arcadia (California). Vinos muy caros y muy deseados por muchos de los coleccionistas. Los grandes  “crus” de Borgoña y Burdeos eran su objetivo. Uno de sus favoritos eran los del Domaine de la Romanée Conti, una de las bodegas más veneradas del mundo. Bill Koch un coleccionista encontró varias botellas que le había comprado a Kuriawan que resultaron ser falsas. Buscó un detective y puso una demanda. Eso alertó a los expertos en la autentificación de vino que extremaron las precauciones. Al final, el FBI se involucró y en marzo de 2012, irrumpió en casa de Rudy donde encontró etiquetas falsas, tapones y botellas vacías, así como Pinot Noir de Napa con las que rellenaba las botellas. La Pinot Noir es también la uva con la que se hacen los Borgoña.”  

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Otra noticia interesante es que el artista (¿o payaso?) Jeff Koons decidió demandar al Sindicato de Payasos (¿o artistas?) canadienses por copiar su obra, “Perro globito”. 

Koons es el artista (¿payaso?) mejor pagado del planeta; sus exposiciones atraen a millones de personas en los mejores museos del mundo. Si uno de los  payasos (o artistas) canadienses hace el perro globito por un dólar en las ferias, y Koons toma el mismo concepto, lo magnifica, y lo vende en US$50 millones, ¿cuál es la diferencia entre el payaso y el artista? US$49.999.999.

El abogado de los payasos (¿artistas?) ha comentado a los medios estadounidenses: “Como casi cualquier payaso puede dar fe, nadie es dueño de la idea de hacer un perro con globos y la figura creada por la torsión de unos globos dándoles forma de perro es parte del dominio público”.

¿Podrá Botero patentar las gordas y hacer que todas las mujeres del mundo, bajo la amenaza de ser demandadas, se mantengan anorexicas? 

Según reciente reseña, “Don Thomson, economista, profesor de ciencias empresariales y experto en arte, en su último libro, “El tiburón de US$12 millones”, hace un ameno recorrido por las casas de subastas, las galerías y el mundo de los coleccionistas en el que se desvelan los secretos económicos y las estrategias de marketing que impulsan al mercado a producir los precios astronómicos a los que se cotizan las obras de los grandes artistas.”

Como ejemplo, un banquero multimillonario invierte US$12 millones por el cadáver de un tiburón descomponiéndose dentro de una tinaja, una obra de Damien Hirst. El tiburón de Hirst se está descoponiendo y si desaparece, deja de existir la obra. Pero si se remplaza, ya no es el original.

El libro de Thomson examina la economía y la psicología del arte, los marchantes y las subastas. También analiza el dinero, la codicia y la vanagloria de la posesión, todos ellos elementos de gran importancia en el mundo del arte contemporáneo.

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El humanista escocés George Buchanan afirmaba que un tonto y su dinero pronto se separan. Para el autor de esta nota, la globalización y la economía del mercado han creado más multimillonarios de los que jamás han existido en la historia.

No tengo la menor duda que los avispados y los pícaros muy pronto van a lograr que buena parte de estos billonarios se separen, por lo menos en parte, de sus fortunas.