CLAUDIA VARELA

Tu Bucket List

La vida nos va llevando por delante y el ritmo no para ni nos deja parar. Actuamos muchas veces antes de pensar y vivimos corriendo en un afán permanente por lograr cosas que a veces ni siquiera corresponden a lo que soñamos.

Columnista , Columnista
5 de mayo de 2019

Nos perdemos en una vida de variables externas permanentes. La culpa de todo lo malo es de los demás, la autorresponsabilidad es baja y los demás son los que hacen mal, nunca yo mismo. Es como si el concepto de “la gente" no nos incluyera jamás.

Hablo con muchas personas y me preocupo más que antes por observar. Por entender lo que hay realmente detrás de las palabras y de los actos. Cada vez más me convenzo de que el ego es el que domina la propia existencia y la brecha de virtudes que generamos.

Hace algunos días hablé con alguien sabio. Alguien que trasciende a los pensamientos básicos de la derrota, el fracaso y el éxito. Me hizo una pregunta que me puso a pensar y que definitivamente sentí que debía compartir. ¿Cómo va el balance de tu vida? ¿si te mueres mañana, crees que hiciste todo lo que querías hacer?

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Esa es una reflexión que creo que vale la pena hacerse a cualquier edad, pero seguramente en la medida que pasan los años hay más cosas hechas y menos teóricamente por hacer. Sin embargo, en mi diálogo con mi amiga sabia, ella me recordó que los años ahora son nuevos años y la edad es relativa a lo que sueñes. Dada que la expectativa de vida es mayor, cuando antes a los 40 te sentabas a esperar que tus hijos hicieran lo que no hiciste, ahora a los 40 empiezas la mitad de tu vida con más conocimiento, experiencia y un nuevo espíritu.

Entendí entonces que no hay menos cosas por hacer sino diferentes. Ya no quiero cometer los mismos errores ni quiero girar alrededor de las variables que los demás consideran éxito. De alguna forma eso ya lo dejé en mi lista. Ahora tengo una nueva bucket list (definición: la lista de cosas que a una persona le gustaría hacer o lograr antes de morir).

Y no se trata de ver cuál debe ser la lista de deseos pendiente universal. Cada uno tiene su propia historia, en mi caso no sueño con un paracaídas, pero sí tengo otros deseos en mi lista que ya empecé a aterrizar.

Mi amiga me preguntó cuántas cosas me faltaban por hacer, le dije que hace poco había pensado que no muchas, pero me sorprendió gratamente ver que mi nueva lista es larga y no solo piensa en mí. “Tal vez es la madurez lógica que da la experiencia”. Eso me dijo mi amiga mientras tomaba su vino con una calma que me generó envidia. Porque mi hiperactividad no es algo que ni mis años de experiencia manejen.

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Al final de mi conversación entendí que la vida depende de cada quien. Y que la bucket list no es una toda la vida, no es la misma siempre. Depende de varias cosas entre ellas el ímpetu, la edad en el alma, las ganas de hacer las cosas y una decisión de resiliencia. Porque es muy raro que las cosas salgan en la primera apuesta.

Si como líderes entendemos sin juzgar la lista de cada uno, los deseos de cada uno y respetamos la diferencia de conceptos y sueños seriamos más que jefes facilitadores de vidas. No solo de las ajenas sino de la propia.

El brillo de cualquier miembro de un equipo hace brillar a su coach, a su líder. Así que trascender a brillar a través de los demás es una experiencia mucho mejor y más gratificante que el botón de 5 o 10 o 35 años en la misma empresa prestando excelentes servicios.

Nadie se acuerda de un presupuesto cumplido sino más bien de la forma en que un líder toca la vida de su equipo. Por eso la reflexión está en compartir los sueños y en facilitar la bucket list de aquellos a los que de una u otra forma puedo influenciar. ¿Tienes actualizada tu lista?

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