PETRÓLEO

Trump contra Persia

Conflicto en Oriente Medio: implicaciones para inversionistas.

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
10 de enero de 2020

El año 2020 acaba de comenzar y la geopolítica ya está en el centro del tablero. El conflicto entre Estados Unidos e Irán se ha intensificado después del reciente asesinato de la principal mente maestra militar persa. Irán ha prometido tomar represalias, sobre lo cual Trump ha amenazado con contraatacar de forma desproporcionada si Irán cumple con su advertencia. Hasta ahora, la respuesta de los aliados de Irán (Rusia y China) ha sido el silencio.

El impacto en los mercados ha sido bastante clásico: caída de las bolsas (aunque suavemente), precios más altos del petróleo y un mejor rendimiento de los activos refugio como el oro y el yen japonés. Pero ¿qué está realmente en juego? Es hora de hacer balance.

Irán tiene mucha influencia en Irak, ya que más del 60 % de la población es chiita (como Irán) y simpatiza con Irán. Irak es el segundo mayor productor de petróleo dentro de la OPEP con alrededor de 4,5 millones de barriles diarios. Los campos petroleros más importantes se encuentran en el sur, es decir, en el territorio chiita. Si estos campos se cerraran, los precios del petróleo subirían más. El resultado más probable de la situación actual es que la prima de riesgo incorporada en el precio del petróleo aumentará por más tiempo.

Si el precio del brent aumentara estructuralmente por encima de los 70 dólares, los productores estadounidenses de petróleo de esquisto bituminoso podrían comenzar a producir más o a cubrir la producción futura, es decir, vender a futuro. Eso debería limitar el potencial alcista.

Unos precios más altos del petróleo podrían ser positivos para los bonos de EE.UU., ya que gran parte de ese mercado está vinculado al sector energético del país.

Este telón de fondo es menos positivo para los países importadores de petróleo y especialmente para los países emergentes con cuentas corrientes frágiles. India y Turquía son buenos ejemplos y, como en el pasado, sus monedas y diferenciales de tipos podrían sufrir.

La que está obligada a aumentar es la volatilidad. En general, los niveles de volatilidad para todas las clases de activos han sido extremadamente bajos y desde esos niveles solo puede haber subidas si las tensiones aumentan aún más en la región del Golfo.

Según KBL, el resultado de esto es que los activos de más riesgo podrían sufrir algo, mientras que los refugios seguros se beneficiarán. El oro, el yen y los bonos de Gobiernos podrían seguir yendo bien en ese escenario. Teniendo en cuenta que, si bien la inflación podría aumentar a raíz de los precios más altos de la energía, pero que los bancos centrales parecen dispuestos a aplicar una política simétrica con respecto a la inflación (lo que implica que no tendrían prisa por subir), el oro debería mantenerse respaldado.

No es recomendable realizar cambios antes de eventos donde el resultado es altamente incierto. Es preferible mantener diversificadas las carteras. En la asignación de activos actual de KBL, son neutrales en renta variable (sin cambios).

Quiero acabar esta columna con una frase reciente del ilustre Nassim Taleb que, cuando menos, da qué pensar: “El chiismo, al igual que el cristianismo, se basa en el martirio. Alguien en Washington no lo entiende”.