OPINIÓN

Tibios, duros y revueltos: panorama 2020 de la política en tecnología e innovación en Colombia

¿Qué tal pinta el futuro del país en materia de decisiones estratégicas para impulsar el desarrollo social y económico apalancado en tecnologías?

Adriana Molano, Adriana Molano, Daniela Morales Soler
17 de enero de 2020

Discursos que movieron masas y decisiones judiciales que levantaron oleadas de tuits han enmarcado las proyecciones sobre para dónde va Colombia en materia de tecnología e innovación en el actual gobierno – no menciono ciencia porque más allá de algunos titulares todavía calientes, históricamente el tema ha sido acallado (¡confiemos que pronto cambie esta situación!)–.

Pero, ¿cómo entender el casi incoherente escenario político – de la política y de lo político – sobre estos ámbitos? Aquí tres perspectivas que me han rondado en las últimas semanas: 

Tibias: las respuestas, los argumentos y los debates frente al futuro de la economía digital

El caso de referencia es Uber y el proceso casi risible – por no decir indignante – por el cual se llegó a las resoluciones recientes. Mi hipótesis ha sido siempre que Uber y sus colegas no se irán del país, pero ya veremos si los legisladores y los empresarios logran ponerse de acuerdo, y si puede más el negocio que el orgullo de la marca.

Lo cierto es que el caso demuestra las débiles bases que soportan el gran discurso de la economía digital (y naranja), que fue estandarte de campaña y que parece diluirse entre hervores – en especial orquestados por algunos de los sectores más tradicionales del país, que sienten que sus intereses económicos han de ser más válidos que los de movilidad inteligente, sostenible y calidad del servicio que argumenta la otra mitad de los colombianos –.

Tibia y a medias tintas resulta ser la respuesta del Ejecutivo, y blandengue la alineación entre sus instituciones frente a asuntos como éste y otros tantos sobre los que hemos escuchado a los tiranos de las redes sociales, pero de los cuales quedan pocas resoluciones de fondo, que demuestren el verdadero norte que se le espera dar a estos asuntos en el país. 

Duras: las apuestas de transformación digital del Estado

Se dirá que en muchos casos es poco evidente el avance en este sentido de las entidades, pero lo cierto es que conozco de primera mano apuestas que buscan impulsar la generación de valor público y la evolución institucional, más allá de la obligatoria digitalización que es tarea primaria en muchas de ellas.

El Programa de Modernización de la Procuraduría – con apoyo técnico y financiero del BID –, y las apuestas con la cédula digital de la Registraduría, son muestra de cómo la comprensión sobre la transformación digital se viene ampliando y cómo se empieza a vislumbrar un futuro interesante para las entidades.

Ahora bien, todavía queda mucho por hacer en materia de gobierno digital – porque no solo de digitalizar trámites se trata el asunto –, pero las hojas de ruta base están trazadas en muchas de las entidades y sin lugar a dudas la evolución en ellas abrirá oportunidades de negocio para todo tipo de proveedores relacionados con estos asuntos, que, en el mejor de los casos, redundarán en la generación de mayores beneficios para los ciudadanos.

Revueltas: las funciones y las instituciones 

¿Quién decidirá en el país sobre temas de tecnología e innovación? Será el Ministerio TIC, como tradicionalmente se ha entendido, o más bien, según se ha proyectado en el último gabinete, un amplio segmento de iniciativas estará a cargo del MinCIT y otras entidades.

¿Qué tono pondrá el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación?, ¿de qué se encargará la Consejería para Asuntos Económicos y de Transformación Digital de Presidencia?, ¿y la CRC dónde queda?, ¿volveremos a saber del Centro para la Cuarta Revolución?

Suena muy positivo ver que se entiende la transversalidad de lo digital en relación con la evolución del país; sin embargo, puede resultar confuso al momento de tomar decisiones que haya tantas instancias que en sus objetivos misionales compartan el liderazgo sobre la política y la estrategia en estos ámbitos – peor aún, si ninguna toma las decisiones y terminan siendo otras instancias las que conceptúen o legislen con un enfoque parcial o sesgado sobre el asunto –.

Año interesante el que inicia para el futuro de la política pública en tecnologías e innovación. Amanecerá y veremos.

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Más reflexiones sobre los impactos de lo digital en la vida social, económica y el desarrollo sostenible en @amolanor