MAURICIO BOTERO CAICEDO

Superando 100 años de mediocridad

Con base en mínimas mejoras marginales, ¿cómo se logra cambios tan significativos? Matemáticamente no es nada difícil de explicar: si uno mejora en un uno por ciento cada día durante un año, al final del periodo uno va a ser mejor por un factor de treinta y siete veces.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
10 de octubre de 2018

En un excelente artículo en la revista Atomic Habits, James Clear hace un recuento de cómo el entrenador del equipo inglés de ciclismo, Dave Brailsford, utilizando mejoras marginales que no superaban el uno por ciento en el desempeño del equipo y de los corredores, logró superar más de 100 años de mediocridad de los ciclistas británicos.

Para dar una idea de la mediocridad de estos deportistas, desde las Olimpiadas de 1908 solo habían ganado una medalla olímpica; y en 110 años, en la prueba ciclista más importante del mundo, el Tour de France, no habían triunfado.

Según el autor, el desempeño de equipo británico era tan lamentable, que un fabricante de bicicletas rehusó venderles sus máquinas por temor a que su marca fuera asociada a unos mediocres, unos perdedores sistemáticos.

Lea también: ¿Le quedó grande Tesla a Elon Musk?

En el año 2003, con la llegada del entrenador Brailford, el desempeño del equipo empezó a cambiar. La nueva cabeza del equipo no se propuso hacer cambios dramáticos, sino leves mejoras marginales – mejoras que difícilmente superaban el uno por ciento - que una vez agregadas, tuvieran un impacto importante en el rendimiento de los ciclistas y del equipo.

Dentro de estas mejoras estaba el poner alcohol a los neumáticos para una mejor adhesión al pavimento; el rediseño de los asientos de las bicicletas; el ajuste de la temperatura del uniforme dependiendo de clima; el diseño de colchones y almohadas que se ajustaran a las necesidades específicas de cada corredor, y el pintar los trailers de blanco para limpiar el polvo antes de que éste afectara las bicicletas.

Y si bien, ninguna de estas centenares de pequeñas mejoras individualmente tenían impacto apreciable, la sumatoria de ellas modificó de manera espectacular el desempeño del equipo: en menos de cinco años, los ciclistas ingleses barrieron en las Olimpiadas de Beijing en el 2008, llevándose el 60 por ciento de todas las medallas de oro en ese deporte.

En las Olimpiadas del 2012 en Londres batieron nueve records olímpicos y siete récords mundiales. Ese mismo año, un inglés, Bradley Wiggins, se convirtió en el primer británico en ganar en más de un siglo el Tour de France. Chris Froome ganó en los años siguientes, dándole a los ingleses cinco victorias en los últimos seis años.

Durante el periodo comprendido entre el 2007 y el 2017, los británicos han ganado 178 campeonatos mundiales; 66 medallas olímpicas y cinco vueltas a Francia. Se puede afirmar sin exagerar que los ciclistas británicos han convertido a su equipo en la escuadra deportiva del ciclismo más exitosa en la historia.

Lea también: Un tonto y su dinero pronto se separan

Con base en mínimas mejoras marginales, ¿cómo se logra cambios tan significativos? Matemáticamente no es nada difícil de explicar: si uno mejora en un uno por ciento cada día durante un año, al final del periodo uno va a ser mejor por un factor de treinta y siete veces. El solo mejorar un uno por ciento semanalmente durante dos años, va a conllevar mejoras que superan el 180 por ciento.

Lo que ocurrió con el equipo británico de ciclismo puede ser de enorme importancia tanto para los empresarios como para los gobernantes. En vez de apuntar a cambios radicales en la gestión, puede ser bastante más productivo apuntarse a avances mínimos, que en el agregado van a constituirse en resultados significativos en menos de dos años.

Por otra parte, las reformas menores, con absoluta certeza pueden tener bastante menor resistencia que los cambios radicales. La estrategia del entrenador inglés Dave Brailsford definitivamente merece ser tenida en cuenta.