JULIANA SÁNCHEZ

Ser futurista sin visión de futuro

Pensar el futuro partiendo del pasado es un gran error en un mundo incierto.

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
29 de mayo de 2019

¿Cómo tomar decisiones acertadas en la vida, y los negocios, cuando nos encontramos inmersos en un mundo donde lo único cierto es lo incierto? Estamos sumidos en una realidad VICA (o VUCA por sus siglas en inglés). Una realidad donde la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y ambigüedad son el pan de cada día. VICA quiere decir que nos encontramos en un ritmo de cambio acelerado, donde los resultados son impredecibles y la escalabilidad de estos es abrumadora. Esto implica que no se sabe a ciencia cierta qué sucederá a futuro, pues cada vez surgen nuevas organizaciones exponenciales que, en lo que dura un pestañeo, comienzan a cambiar las dinámicas del mercado de forma sigilosa, pues muchas de estas ni siquiera se tienen en el radar antes de su crecimiento acelerado.

Esto hace que, aun con el conocimiento de todos los expertos en el mundo, sea difícil determinar con certeza hacia dónde va el mundo en ciertos sectores. Como consecuencia, nos dedicamos a recolectar información, pero curiosamente no existe suficiente material que pueda explicar estos cambios repentinos. Lo anterior, hace entonces que sea poco productivo usar la información del pasado para tomar decisiones sobre el futuro. Además, no siendo todo esto suficiente, se suma la complejidad de tener una gran variedad de disruptores y fuerzas del mercado simultáneas que dificultan la creación de predicciones al no poder determinar las relaciones que se generan entre todos ellos.

Le puede interesar: ¿Quiénes son los innovadores?

Si se aplica lo anterior al contexto de planeación estratégica corporativa, se reconocen varios bloqueos comunes a la hora de innovar. El primero de ellos es la falta de alineación de las nuevas iniciativas con la estrategia, pues cuando no se tiene un objetivo claro al que se le quiere apuntar, la innovación se convierte en un cúmulo de proyectos que generan poco valor y que desenfocan los esfuerzos de crecimiento. Pero también está el problema de la falta de visión, pues en un entorno VUCA, creer que se puede predecir lo que sucederá en 20 años es una utopía, pero pensar solo en el corto plazo, tampoco genera una alineación de esfuerzos apropiada para fluir en la ambigüedad actual. No se puede usar el pasado como herramienta predictiva de lo que va a suceder en los próximos años, pero sí es posible analizar las tendencias de diferentes sectores y compararlas con aquellas cosas que no han cambiado en varias décadas. ¿Qué nos dice esto del entorno?, ¿dónde están las más altas probabilidades de cambio?

Le sugerimos: ¿Hasta dónde está dispuesto a arriesgar?

El hecho de haber sido exitosos en el pasado no garantiza que se contará con la misma suerte en el futuro, pero sí se puede promover la flexibilidad, la vigilancia tecnológica, el benchmarking de diferentes industrias, el análisis de escenarios y el pensamiento provocativo para buscar nuevos caminos que permitan enfrentar la ambigüedad y demás características de entornos VUCA.  Pues ante todo es la acción, la que marcará una diferencia en la forma en que se asumen los ritmos de cambio en el mundo. Recuerde que saber y no actuar es lo mismo que no saber.