ALEJANDRA CARVAJAL

Seamos solidarios, ayudemos a San Andrés ahora

Los habitantes de la más icónica isla de nuestro país se encuentran en apuros. Donemos a favor de San Andrés, cualquier ayuda marcará la diferencia.

Alejandra Carvajal, Alejandra Carvajal
17 de noviembre de 2020

La magia de las aguas y paisajes de San Andrés son únicas. Los turistas nacionales y de distintos lugares del mundo van encantados por la amabilidad de sus gentes, la excelente atención que se da a los clientes (la hostelería en Colombia goza internacionalmente de gran reputación), la exuberancia de sus paisajes y la alegría de la isla. La soka, el creole, el hoyo soplador y las cuevas del pirata Morgan hacen parte de ese patrimonio único que tiene San Andrés, al igual que Providencia y Santa Catalina.

Dos gobernadores en la cárcel, el coronavirus, la crisis  económica generada por la pandemia, el precario sistema hospitalario y la emergencia sanitaria parecían no poder acabar con San Andrés. Este huracán parece que sí, por lo que nuestros compatriotas necesitan ahora más ayuda que nunca.

El archipiélago afronta una de las más difíciles situaciones de su historia. La llegada de la covid-19 paralizó por completo la actividad económica de la isla. El turismo, motor principal de desarrollo, se apagó dejando miles de personas sin empleo. Los males de San Andrés vienen de antaño y requieren de soluciones inmediatas.

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Por distintas razones he podido conocer la situación más allá de lo que vemos por televisión. El drama humano que afrontan sus habitantes es sólo comparable al que vivieron en su momento los habitantes de Nueva Orleans cuando pasó el huracán Katrina. La isla no estaba preparada para esto, siendo Providencia la de más grave afectación. Muchas personas han perdido su casa o si aun la tienen esta se encuentra en muy malas condiciones como consecuencia de los vientos.

Sus habitantes llevan días sin dormir, a la expectativa de lo que pueda ocurrir en cualquier momento. A la una de la mañana de ayer el huracán pasó de categoría 2 a 4. Los moradores de la isla no pueden ayudarse los unos con los otros, pues temen salir de sus casas y las autoridades civiles no dan abasto. El sistema de salud de por sí ya colapsado por el coronavirus es insuficiente para garantizar una atención adecuada a los heridos y damnificados. Al momento de escribir esta columna oigo por la radio a Vilma Jay, periodista de Caracol Noticias, llorando, rogando que oremos por ellos.

De la isla de Providencia en este momento no se tienen noticias. La única información que se conoce es que los vientos de hasta 280 kilómetros por hora están durando más tiempo que el usual en pasar por la zona, por lo que la destrucción es mayor. No hay energía, por lo que no pueden comunicarse vía celular ya que no tienen pila. No sabemos nada.

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Esta es la temporada ciclónica más activa de toda la historia desde que se tienen registros en el océano Atlántico. Este periodo de huracanes inició el primero de junio y todavía no culmina. La lista oficial de nombres de huracanes se agotó; los 21 nombres que van de Arthur a Wilfred ya se terminaron. En el 2005 los nombres de las tormentas se terminaron en octubre de ese año.

Quiero a través de estas líneas hacer un llamado para que todos aquellos que puedan ayuden a los habitantes de San Andrés. Cualquier ayuda, por mínima que sea, podrá marcar la diferencia, $1.000, $2.000, $50.000, $100.000, ropa en buen estado, alimentos no perecederos, kits de aseo. Ya mismo existe una red de voluntarios para damnificados del Huracán IOTA, así como redes de apoyo, que adjunto a continuación. SEAMOS SOLIDARIOS, UNIDOS SOMOS MÁS.

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