CLAUDIA VARELA

Sé parte del éxito de las multigeneraciones

La mayoría de los líderes hoy pertenecen a la generación X, una generación muy comprometida con el resultado, del tipo “tengo la camiseta de la empresa puesta”.

Claudia Varela, Claudia Varela
10 de diciembre de 2017

Cada vez los equipos de trabajo tienen más factores de dificultad para permitirse el alto desempeño. El secreto de una empresa exitosa a través de la eficiencia de sus equipos está básicamente en el compromiso de sus empleados hacia el propósito de la misma.

Hoy en un equipo de trabajo se pueden encontrar perfiles muy diferentes con características diversas y momentos generacionales distintos. No hay fórmulas mágicas, jamás las hay y tampoco existen equipos perfectos, pero en la medida que conozcamos mejor a quienes nos rodean y los perfiles que nos reportan podremos tener el éxito más cerca.

Por ejemplo, la mayoría de los líderes hoy pertenecen a la generación X, una generación muy comprometida con el resultado, del tipo “tengo la camiseta de la empresa puesta”, bastante exigentes y aunque flexibles con la sabiduría de la experiencia a veces tienden a decir qué hacer y escuchar menos. Por tanto, la clave para entenderlos está en ser puntual, cumplido, preguntar en los momentos apropiados, valorar su experiencia y respetar la autoridad. Acciones simples que nos pueden llevar a un mejor entendimiento y mejor relación con los personajes de esta generación.

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De otro lado se habla mucho de los millennials, a veces parece que queremos entregarles el mundo y todavía no están listos para recibirlo. Con una gran capacidad de trabajo, inteligencia, sobrecarga de datos e información, vidas públicas permanentes y en línea y una visión de mayor cuidado del mundo los millennials están ahí para aprender y desarrollarse. Hay que prepararlos para lo que los espera, pero hay que hacerlo también a su manera. Ellos son comprometidos, pero entienden el compromiso cuando se convencen de algo, no es automático y deben creer y estar seguros de que el objetivo trasciende.

Para tener una mejor relación con ellos es mejor empezar por no juzgarlos, no discriminarlos, no entrar a dar consejos cuando ellos no los piden. Hay que preguntarles qué buscan, qué quieren cómo lo harían. En una organización no esperemos que cumplan con horarios extra ni que calienten sillas para salir más tarde que el jefe. Ellos entienden su compromiso con su propio bienestar y no negocian tiempos de ineficiencia. Hay que exigirles, claro, pero primero hay que comprometerlos y entenderlos.

Ya empezaron a entrar en las organizaciones los chicos de la generación Z. Ellos son disruptivos, creen más en las imágenes que en los textos, multipantalla y multitask llegan un poco con el ímpetu de que la vida y el universo les deben algo. Hay que manejar sus ganas y su ímpetu, abrazar su visión futurista, escuchar y observar para entender además que estos son consumidores fuertes de muchas cosas y nos pueden dar insights interesantes de comportamiento si sabemos entenderlos. Error común, que los líderes los traten como a sus hijos; no son hijos son chicos jóvenes que quieren comerse el mundo, pero ya tienen edad para entender las normas y funcionar sin rebeldía automática.

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Me gustan mucho los grupos diversos. No hay receta mágica para decir cómo armar un equipo de alto desempeño, sin embargo, el sentido común y la experiencia me han enseñado que el conocimiento de tu gente, escucharlos sin prejuicios y el reconocimiento de la diferencia y las aptitudes es lo que hace que el equipo funcione mejor.

No todos los miembros de una generación son exactamente iguales, eso sería caer en estereotipos; pero si es cierto que hay algunas coincidencias que se han estudiado y vale la pena tener en cuenta. Apoyemos y potenciemos los equipos de multigeneración con la experiencia de los X, la fuerza, inteligencia y espíritu creador de los millennial y el ímpetu visionario de los Z. Y si tenemos baby boomers mejor aún. Generación de buena vibra y toda la sabiduría que merece reconocimiento y mucha escucha.

Sin fórmula, pero con la mano en el corazón a liderar las multigeneraciones por un mismo propósito.

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