Fabian Garcia G.

Yo creo en el Río Bogotá

La capital concentra el 17% de la población colombiana y al mismo tiempo concentra el 23% de las compras de los hogares, el 25% del valor agregado, el 37% de los bienes de interés cultural y el 31% del número de entidades bancarias dentro de 300 municipios. Opinión de Fabian Garcia G.*

14 de abril de 2014

Además de ser la ciudad con mayor diversidad cultural, y otra serie de indicadores líderes, podríamos llegar a más de 1.000 que nos recuerden lo que somos y nuestras capacidades. Tenemos una de las tasas de cobertura en educación más altas del país y nos estamos atreviendo a implementar la jornada única para mejorar nuestros índices de calidad, hemos mejorado en cobertura en acceso a servicios públicos, somos la cuarta ciudad con menor tasa de necesidades básicas insatisfechas pese al alto flujo de población desplazada y de crecimiento de zonas marginales que hemos tenido.

Somos y debemos ser los mayores receptores de población que busca mejores oportunidades y nuestras alcaldías han contado aunque no con el mejor despliegue con programas para atenderlos y suplir sus necesidades urgentes.

¿Que nos pasó? Bogotá por ser capital sufrió los efectos del conflicto, del desplazamiento, del narcotráfico, de la corrupción, de falta de interés y de pertenencia. Por un largo tiempo sufrimos de una mentalidad cortoplacista y llena de excusas para no desarrollar y generar proyectos innovadores, integradores e inclusivos. Nuestro capital social estuvo subvaluado. Además, nuestro río es uno de los más contaminados del planeta.

Hace algo más de 15 años comenzamos a dar un cambio de mentalidad, comenzamos a actuar más propositivamente y a generar ideas participativas, a escuchar con un poco más de atención, a entender en alguna medida sobre nuestros deberes cívicos y a ser un poco más colaborativos. Hicimos obras, ordenamos la ciudad, pensamos la ciudad, Nuestro empresarios financiaron voluntariamente proyectos para la ciudad. Logramos confianza, logramos proyectos y logramos ver más allá. Pero llegamos a una zona de confort en la cual pensamos que todo iba a seguir el mismo rumbo con los mismos parámetros que habíamos fijado inicialmente y todo se desordenó o requería un nuevo orden que vemos hoy. Ese nuevo orden impulsado por mayorías no consolidadas donde quizás a las malas algunos ciudadanos entendimos que crecimiento no es solo cemento y que el desarrollo requiere conservar y cuidar y ese conservar y cuidar puede resultar más costoso que el mismo crecimiento productivo y que los mismos costos políticos que esto conlleve. Ese nuevo orden a muchos nos ha puesto a pensar.

Hoy no solo los bogotanos tenemos una deuda que debemos pagar con nuestros bolsillos. Si cada hogar de la capiral tuviera que financiar la planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Canoas debería desembolsar hoy $2.7 millones. El concejo de estado obliga a la Nación a recuperar el río Bogotá y ese es un mandato que va dirigido a la Nación donde hacemos parte y hacer parte de la Nación involucra cuestionar, actuar, denunciar, pensar, reciclar, generar orgullo y propiedad.

Esa debería ser nuestra bandera, nuestro reto más ambicioso que concentraría una imagen de desarrollo sostenible, humano y generador de nuevas oportunidades turísticas, comerciales e incluso industriales, mayor capital y diversidad ambiental, mayor capital social. No comparto lo que dicen acerca del imposible presupuesto que requiere el río para ser recuperado. Sinceramente es más tiempo, preocupación e ideas por el mismo que dinero a desembolsar e impuestos a pagar. Por eso digo que sí #yocreoenbogota #yocreoenelriobogota.

* Vicepresidente Corporativo Raddar Consumer Knowledge Group
@fabianraddar, Fabian.garcia@raddar.net