MARIO VALENCIA

Juventud, ¡a reinventarse!

No habíamos terminado de entender en qué consistían los jóvenes emprendedores y la economía naranja, cuando ya estaba de moda otro "terminacho" usado por los 'coach' para descrestar y engañar a incautos: reinventarse.

Mario Alejandro Valencia Barrera , Mario Alejandro Valencia Barrera
8 de junio de 2020

No habíamos terminado de entender en qué consistían los jóvenes emprendedores y la economía naranja, cuando ya estaba de moda otro terminacho usado por los coach para descrestar y engañar a incautos: reinventarse. Como siempre, nadie sabe exactamente qué significa, para qué sirve o cómo se hace. Lo importante es desviar la atención de los problemas fundamentales y dar una explicación metafísica a los retos de la innovación, el crecimiento empresarial y el mercado laboral.

El gran lío empresarial de Colombia nunca ha sido el emprendimiento. Según Confecámaras, cada año entran a la formalidad en promedio 215.000 empresas en el país. Nadie pondría en duda que es un número impresionante que refleja una alta iniciativa y creatividad. No obstante, cada año desaparecen de los registros de las Cámaras de Comercio en promedio 202.000 empresas.

En orden de dificultades que afrontan los empresarios, el primero no sería su capacidad de adaptación a nuevas circunstancias, sino de entorno favorable de negocios: acceso fácil y barato al crédito, costos de energía, transporte multimodal, capacidad de consumo interna y capacitación de la fuerza de trabajo.

En materia agrícola, por ejemplo, en 2019 el 70,6% de los créditos se otorgaron a grandes productores, que representan el 1,4% de las unidades productivas, mientras el 93% de los productores solo pudieron acceder al 13% de estos recursos, según Finagro.

Decir a los jóvenes que deben reinventarse para salir adelante en un escenario de crisis económica profundizada por la pandemia es, por lo menos, cínico.

Antes de la emergencia sanitaria ya se tenían 1‘239.200 jóvenes desempleados, una tasa de 17,7%, a quienes se les ha negado sistemáticamente educación de alta calidad, nutrición adecuada, bienestar y recreación. Los mismos causantes de esta situación pregonan ‘discursitos‘ de superación para salir adelante por sus propios medios y pretenden que, como en un cuento de hadas, o de ‘gente que le pone el alma’, un día se despierten, prendan un computador y se inventen Space X.

Seguramente muy poco hubiera podido hacer el brillante joven Elon Musk y su impresionante empresa, que acaba de transportar por primera vez en la historia a dos astronautas en un transbordador comercial, sin los US$2.600 millones que pagó la Nasa con dineros públicos por este proyecto y otros US$4.200 millones que ha pagado a Boeing para su programa Commercial Crew Transportation Capability. Allá emprenden con recursos, aquí con discursos.

Quienes tienen que reinventarse son los gobernantes, que creen poder reactivar la economía siguiendo el mismo modelo de dependencia petrolera, monopolios financieros, comercio desleal y mano de obra poco productiva. Como el chiste se cuenta solo, acaban de contratar a Ricardo Hausmann para asesorar al país en la pospandemia, un exministro de Carlos Andrés Pérez, presidente venezolano que fue destituido y condenado por corrupto, que despilfarró la riqueza petrolera y llevó al país a una crisis a comienzos de la década de 1990, tras un doloroso proceso de aumento de impuestos y privatizaciones, lideradas por Hausmann. ¿Qué tal la reinvención que nos espera?

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