ERICK BEHAR VILLEGAS

¿Quiere pagar menos impuestos legalmente, siendo productivo? Aproveche el nuevo Régimen Simple

Cuando pagamos impuestos y vemos cómo el Estado no innova, gastando en cosas absurdas gracias a la política, nos duele a todos. Pero hay una buena noticia. Unos funcionarios innovadores lograron crear algo que puede impulsar el emprendimiento: hablemos del régimen de tributación simple.

Erick Behar Villegas, Erick Behar Villegas
8 de febrero de 2019

En la acalorada discusión de la Ley de Financiamiento, nos enfocamos en temas bullosos y, como raro, se resaltó lo malo. He sido muy crítico de la ineficiencia del Estado colombiano, pero esta vez debo resaltar un muy buen aporte de la Dian y MinHacienda. El Régimen Simple, ojo, no el simplificado, es una respuesta que estábamos esperando hace mucho. Su finalidad es bajar las cargas formales, eliminar parte de la burocracia y mejorar la formalidad mientras se simplifica la manera en que pagamos impuestos.

Imaginen que pueden pagar el ICA, el Imporenta, el IVA, descontar los aportes de empleador a pensiones, entre otros, con una sola declaración. Imaginen que ya no hay que pagarle el ICA a cada municipio o distrito, sino directamente a la DIAN para que ésta se encargue de esa burocracia con las Secretarías de Hacienda.

El Régimen Simple es opcional, parte de una declaración anual con anticipos bimestrales. Aplica para personas naturales que desarrollan su actividad con criterios empresariales, y para sociedades de diferentes rangos de ingresos que reciban (ordinarios o extraordinarios) en el año gravable menos de 80.000 UVT (i.e. $ 2.652.480.000) como ingreso bruto. Para tener más de 2.600 millones de ingresos brutos anuales, hay un largo camino para varios emprendedores, así que cubre una generosa parte de las pymes. Esto no aplica para residentes en otros países, ni para funcionarios públicos, grupos empresariales, entidades financieras, etc. Bien pensado.

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El régimen cubre un sinnúmero de actividades empresariales. Si tiene una tienda pequeña, minimercado o peluquería, paga entre el 2% y 11,6%. Si su empresa comercia al detal o al por mayor, si es electricista, albañil o tiene un taller, etc., paga entre el 1,8% y el 5,4%. Si es consultor y aplica conocimiento científico a sus servicios, paga entre el 4,9% y el 8,5%. Si produce alimentos y bebidas, paga entre el 3,4% y el 7%. Por otro lado, también se puede descontar el 0,5% del valor de las ventas por medio electrónico.

Fíjense que este régimen sí hace la tarea que nunca logró hacer el nefasto monotributo. Su fracaso fue tal que ni 20, sí… ni siquiera 20 empresarios se acogieron. Aquí veo el panorama más claro, porque en el Simple, efectivamente se logran dos cosas: una es pagar menos impuestos y la otra es tener menos burocracia. Para la Dian es un acierto, pues puede incrementar la tributación al tener más contribuyentes registrados y pagando.

Aquí se busca impulsar la formalización laboral, dado que uno puede descontar, en la declaración anual, aquello que debe pagar por pensiones de sus empleados como crédito tributario. Es decir, si hace aportes a pensiones, ese valor se descuenta del impuesto que deberá pagar. Además, hay algo revolucionario que beneficia a los emprendedores: el contribuyente de este régimen no está sujeto a retenciones en la fuente ni tiene que practicarlas (exceptuando las laborales y las de IVA), un gran alivio de ese mundo confuso en donde el pequeño siempre pierde. Esto se podrá hacer por vía electrónica y permitirá que el RUT se renueve de manera más sencilla. Veamos un ejemplo de una empresa que está y una que no está en el régimen Simple, en el caso particular de tenderos:

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En este caso, hay una tarifa efectiva de tributación mucho menor para la empresa que se acoge al nuevo régimen. En algunos casos, dependiendo de la tarifa, pueden pagar hasta 90% menos. En casos de expendios de comidas, la diferencia puede superar el 18%. Para la Dian es un acierto, porque logra un mecanismo de ampliación de cobertura en la práctica, tema que nunca logró el monotributo.

Siempre he defendido el pensamiento distinto y la innovación en el Estado, ahora es cuestión de lograr que se entienda este nuevo régimen. Esta es la innovación en procesos que muy pocas entidades gubernamentales entienden. Afortunadamente aún quedan funcionarios que creen en la transformación del Estado. Ahora el reto para las demás entidades, si queremos un superávit primario, es reducir el gasto de lo absurdo a lo meramente necesario. Eso implica bajarle a la publicidad, a la autoproclamación, al control excesivo que inventa hallazgos por justificar presupuestos, a las compras de carros lujosos, y más.

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