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¿Cómo entender los famosos índices de confianza?

Los índices de confianza del consumidor, calculados por entidades independientes de los gobiernos intentan anticipar el comportamiento de la actividad económica en un país al evaluar las actitudes de los consumidores y las intenciones de compra en el futuro próximo (meses).

Germán Verdugo
11 de abril de 2017

A lo largo del primer trimestre del año, la confianza del consumidor fue un indicador clave para explicar las decisiones del Banco de la República al recortar en dos ocasiones la tasa de interés de intervención, pese a que, a comienzos del año, el gerente del Emisor enfatizó que la Junta Directiva (instancia oficial encargada de tomar las decisiones de política monetaria) estaba muy dividida entre bajar o mantener dicha tasa de interés, al menos en la primera parte del 2017.

Así mismo, hace un par de semanas también sorprendió la publicación del índice de confianza del consumidor en EE.UU., correspondiente al tercer mes del año, al alcanzar su nivel máximo en 16 años. A la luz de los anteriores resultados, ¿cuál es la relevancia de estos indicadores y por qué son tan utilizados por los analistas económicos y por los participantes de los mercados financieros?

Los índices de confianza del consumidor, calculados por entidades independientes de los gobiernos intentan anticipar el comportamiento de la actividad económica en un país al evaluar las actitudes de los consumidores y las intenciones de compra en el futuro próximo (meses). En general, la relevancia de estos indicadores radica en la importancia del consumo privado con respecto al tamaño de las economías, por lo cual anticipar su comportamiento se ha convertido en una valiosa herramienta para la toma de decisiones macroeconómicas. Por esta misma razón, los índices de confianza se consideran indicadores líderes o adelantados de la actividad económica.

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En EE.UU. la Universidad de Michigan realizó las primeras mediciones de confianza del consumidor hacia mediados del siglo XX, mientras que, en el caso colombiano, Fedesarrollo viene realizando, mensualmente, dicha medición por medio de la denominada Encuesta de Opinión del Consumidor, desde noviembre de 2001, con información recolectada en las cinco principales ciudades del país y que incluye población de todos los estratos socioeconómicos.

Cinco de las veintidós preguntas cualitativas de la encuesta sobre percepción de la situación actual y perspectivas a doce meses son la base de dos indicadores: el de expectativas del consumidor y el de condiciones económicas. Estos son resultado del balance o la diferencia entre el porcentaje de respuestas positivas y el porcentaje de respuestas negativas; el promedio de estos dos indicadores conforma el Índice de Confianza del Consumidor. La encuesta además indaga acerca de factores relevantes para el consumo actual y futuro de los hogares tales como empleo, intereses de los préstamos, nivel de precios, capacidad de ahorro, solicitud de préstamos, disposición a comprar vivienda, automóviles u otros bienes durables.

El Índice de Confianza del Consumidor entró en terreno negativo (más respuestas positivas que negativas) desde finales de 2015 y en enero de este año alcanzó el nivel mínimo histórico al ubicarse en -30,2% y a pesar de registrar una moderada recuperación en febrero, se mantiene cerca de tal mínimo histórico. En concordancia con el índice, las ventas minoristas en enero pasado (última cifra conocida) registraron la mayor caída en siete meses (-2.2% anual) y mientras éste se mantenga cerca de los niveles actuales es de esperar que se siga contrayendo o tenga un lento dinamismo en los siguientes meses.

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Factores como el fuerte incremento en la tarifa del IVA, los escándalos por corrupción que acentúan la polarización del país o el aumento del desempleo en ciudades como Bogotá soportan el reciente deterioro de la confianza del consumidor, lo cual puede mantenerse a lo largo del primer trimestre. Sin embargo, la reducción de la inflación hacia niveles cercanos a 4%, frente a un aumento de 7% en el salario mínimo, la revaluación del peso, el inicio del ciclo bajista de tasas de interés por parte de Banco de la República son factores que deberían generar una mejora de las expectativas de los hogares y, en consecuencia, de la confianza del consumidor a lo largo de 2017, aunque probablemente más hacia el segundo semestre una vez comience a reflejarse un mayor acceso al financiamiento a menores costos.

Al respecto, vale recordar que el consumo puede ser incentivado por menores tasas de interés y por eso la relevancia de que los recortes de tasas de interés del Emisor se trasladen a los créditos bancarios; sin embargo, la variable clave para el mercado de crédito es la percepción de los establecimientos de crédito sobre la capacidad de pago de sus clientes, así como de su solidez financiera para otorgar nuevos créditos. Esto significa que el mercado de crédito es más sensible a los factores que afectan la oferta de préstamos que a factores que afectan la demanda, como es el caso de la tasa de interés.  

Finalmente, además de los índices calculados para anticipar el comportamiento del consumo, otro indicador muy utilizado dentro del conjunto de indicadores líderes es el índice de confianza industrial cuyo propósito es anticipar el comportamiento de la actividad manufacturera. En el caso colombiano este indicador que también es calculado por Fedesarrollo, alcanzó el nivel más bajo en tres años con la lectura de febrero (-0.1%). El uso de ambos indicadores, adecuadamente interpretados (lo relevante es la tendencia y no el nivel específico de un mes), permite formar expectativas claras y consistentes con el desempeño próximo de sectores relevantes para el crecimiento económico.

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