ERICK BEHAR VILLEGAS

Psicología de masas virtual: ¿la nueva maña política?

La diferencia entre un individuo y una masa es psicológicamente evidente: en la masa se pierde la personalidad consciente, se cede ante un “sentimiento de poder invencible” que nos rinde al instinto.

Erick Behar Villegas, Erick Behar Villegas
13 de abril de 2018

La profunda conexión entre la política y el branding se manifiesta paradójicamente en la superficialidad. Abundan las cuentas espejo, los malentendidos, las malas y buenas intenciones, el buen diseño y los sueños, algunas barbaridades, pero, ante todo abunda la (peligrosa) psicología de masas virtual.

En su psychologie des foules, escrita en 1895, Gustave Le Bon nos dice que nuestra naturaleza quiere ignorar las reglas, es impulsiva y se deja llevar por el alma de las masas. La diferencia entre un individuo y una masa es psicológicamente evidente: en la masa se pierde la personalidad consciente, se cede ante un “sentimiento de poder invencible” que nos rinde al instinto. Perdemos la culpa, la imputabilidad y la pena porque conferimos todo a la masa de personas que prefiere el instinto sobre el raciocinio. Es decir que los espíritus animales de los que hablaba Keynes o el contagio social que criticaba Shiller en el ámbito económico, pasan a dominarnos. Para Le Bon entonces, las masas son impulsivas, móviles e irritables. Para mí, son un peligro en su nuevo fenotipo: ahora son virtuales, viven y tergiversan el debate político y aumentan el sectarismo en redes sociales.

Para Gustave Le Bon, “las masas acumulan no la inteligencia sino la mediocridad”. Veámoslo en un simple ejemplo en una barra brava. Imaginemos un personaje, llamémosle Pelión. Este hincha se sale de casillas durante los partidos; desde la protección de la masa, insulta, grita y disfruta. Imaginen que ahora, el estadio queda repentinamente vacío y Pelión queda en shock. En la soledad del estadio en donde él es el único hincha, ¿gritará, saltará, insultará y disfrutará de la misma forma? Quizá no, porque la capa protectora de la masa se desvanece. Ahora pasemos a las redes sociales y al branding político colombiano.

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El comportamiento de las masas vive en las redes sociales, se manifiesta en los posts, comentarios, shares y likes del debate político. El problema es que se están instrumentalizando las redes para generar masas y no electores pensantes. Es más fácil para nuestro cerebro adherirnos a un discurso que suena bien en vez de increpar y hacer autorreflexión. La esencia del problema está en que pensamos de manera lineal y no de manera compleja. Si A, entonces B, y todo está bien. ¿Por qué no pensamos mejor que si A sucede, C es posible y Z puede que no sea técnicamente viable? En el fondo la solución está en la educación, en la promoción del pensamiento complejo y su aplicación sencilla.

En la operación de la psicología de masas virtuales están las cuentas espejo, los perfiles agresivos y la tergiversación. El tema del reciente montaje de un video de un candidato hacia otro es un ejemplo. Al final, el daño queda hecho y el branding político pierde su profundidad. Su superficialidad vence y al final se canaliza en el pensamiento simple. Todas las campañas cometen errores, todas tienen personas con talento y al final representan un sueño. Sin embargo, todas tienen la responsabilidad, y este es el llamado que le hago a todos los candidatos en el contexto del branding político, de no fomentar el peligro de la psicología de masas en redes sociales, porque al final, pueden afectar el rumbo de un imaginario soñado que debería florecer y lleva el nombre de Colombia.

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