VÍCTOR RIVERA

¿Por qué sube el oro?

Con estadísticas de movilidad y consumo confirmando la reactivación económica en los países que han manejado apropiadamente la pandemia, las calles se contagian del mismo positivismo visto en las bolsas desde abril.

Victor Rivera, Victor Rivera
31 de julio de 2020

Entonces, ¿por qué continúa apreciándose el oro, si este activo es considerado un activo con el cual se preserva el capital en momentos de incertidumbre?

Con la eliminación del patrón oro entre el periodo de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, este activo quedó convertido en un activo más, que los inversionistas podrían adquirir como parte de su portafolio desde 1972.

De esta manera, es común encontrar estrategias de diversificación de portafolio que incluyen al oro como un activo similar a los bonos del Gobierno americano, el cual sirve como cobertura en momentos de incertidumbre.

Un ejemplo de esto es el comportamiento presentado en la Gran Recesión de 2008. Desde el 3 de abril de 2006 hasta el 02 de febrero de 2009, siendo esta última fecha el punto más bajo en el S&P 500, el oro se valorizó en un 49%, llegando a niveles cercanos a los $1.000 dólares por onza.

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Con el contagio de la economía europea en 2009 y la reestructuración de deuda soberana de algunos países europeos por parte del Fondo Monetario Internacional, el oro continuó su tendencia alcista, alcanzando, el 1 de agosto del 2011, su punto más alto: 1.823,30 dólares por onza, representando una valorización del 278% en comparación al valor de mercado del 2 de abril de 2006.

Cotización del precio de una onza de oro en dólares, entre 2006 y 2013, con una barra roja mostrando el nivel de $1.000 dólares, cruzado en septiembre de 2009

Fuente: Tradingview.

A partir de agosto de 2011, los mercados recibieron nuevos aires de recuperación económica, que solo se sintieron en las calles europeas dos años después y, a pesar de esa importante recuperación, el oro nunca volvió a los niveles precrisis económica: el 1 de diciembre de 2015 fue el día en el que el oro alcanzó su nivel más bajo, con un valor de mercado de $1.061,19.

La actual crisis presenta un abrupto cese de actividades económicas a nivel global, con múltiples formas de combatir la pandemia que muestran la esencia de cada cultura en cada país, desde normas absolutamente autoritarias, en las cuales las personas que salen de sus casas son golpeadas o multadas, hasta normas absolutamente liberales, en las que se continúa una vida normal. En la mitad, se evidencian mejores prácticas y capacidad de reacción en el tratamiento y aislamiento de las personas, que han permitido a economías como las del norte asiático y las europeas reabrir gradualmente, antes que muchos otros países, con resultados relativamente rápidos y positivos.

Interesante es que no solo el impacto de la recesión es profundo y muy rápido; también la recuperación ha sido rápida, gracias a la acción de los gobiernos de implementar política pública adecuada y con un volumen de recursos nunca antes vistos. Pareciera que los ministros de economía hubieran seguido el comportamiento del oro durante los últimos tres años y se hubieran adelantado y preparado para el impacto.

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Después del mínimo presentado por este activo, al cierre de 2015, su tendencia comienza a ser alcista con un incremento significativo a partir del 3 de septiembre de 2018. En ese momento, el Brexit comenzaba a generar pánico en los mercados europeos; las acciones comenzaron a presentar debilidades, no solo por la relación con los mercados emergentes y el precio de commodities, sino también por la desaceleración del consumo en China.

Un sentimiento extraño se percibió en los mercados y quedó en evidencia en el chat de Alphaville del Financial Times, durante el 5 de septiembre de 2018. Este chat, usado por traders y economistas para compartir comentarios e información sobre el mercado y los activos que están comprando y vendiendo para sus portafolios de inversión, muestra un artículo del HSBC titulado “Por lo pronto, buenos resultados para los artículos de lujo en la primera mitad del 2018, pero preocupaciones macroeconómicas sobre el consumo de China van en aumento”.

Lo anterior muestra el comportamiento típico del periodo precrisis, apetito exuberante por artículos de lujo, aun cuando los fundamentales comienzan a demostrar debilidades.

Desde entonces, y como consecuencia de lo anterior, los inversionistas no han dejado de comprar oro, generando un incremento en el valor del activo, que hoy se negocia a $1.970 dólares la onza (29 de julio de 2020 a las 9:48 p. m., hora de Londres, cuando se escribe este artículo).

Si la historia se repite, quiere decir que se presentará un efecto secundario a raíz de la actual crisis económica: una pérdida en los balances de los bancos por financiación de bien raíz y créditos corporativos del sector de consumo y turismo, generando riesgo sistémico en el sector financiero y empeorando aún más la actual crisis económica; un segundo impacto de la pandemia más fuerte que lo visto hasta la fecha, generando cierres de las economías que han comenzado actividades.

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Cotización del precio de una onza de oro en dólares, entre 2010 y 2020, con una barra roja mostrando el nivel máximo alcanzado en la Gran Recesión y el mínimo alcanzado en 2015

Fuente: Tradingview.

Estos potenciales escenarios podrían llevar el precio del oro a niveles cercanos a $5.500 dólares la onza, si se materializara la misma curva de valorización vista en 2011.

Pero más tangible es la falta de confianza por parte de los inversionistas en activos americanos: sí, aunque suene raro, el riesgo político de las elecciones presidenciales y su insuficiente capacidad de contener la pandemia hacen hoy de Estados Unidos una economía riesgosa para los inversionistas, por lo cual muchos flujos de dinero están pasando de acciones americanas y bonos americanos hacia acciones en empresas tecnológicas asiáticas, acciones europeas y oro.

Es por esto que el oro continuará subiendo, con niveles actualmente estimados por economistas líderes del mercado entre $2.000 y $2.100 dólares la onza.